Deanne
Mis manos siguen apretando el volante con tanta fuerza que duele, sigo manejando sin mirar atrás, esquivando carros, Maiara se ha despertado y está llorando, intento controlar el volante. Las lágrimas siguen cayendo, el sabor amargo del miedo sigue en mi boca, tiemblo, temo por nuestras vidas, lo único que pienso en este momento es llegar a un lugar seguro, llamar a Connor, rogar por que llegue a nosotras.
— ¡Mamá! ¡Mamá! es muy rápido—chilla Maiara agitando su oso de felpa. Llego a un semáforo y lo primero que hago es mirar por el retrovisor para confirmar que no nos siguen, con la mano temblorosa buscando en el interior de mi bolsa y mirando a mi hija por el espejo intento tranquilizarla.
—Mami ya no va a manejar ráp...—detengo las palabras cuando veo
Connor Estoy escuchando al jefe del departamento de marketing, lanzo una mirada a mi reloj, ya son más de las siete de la noche, tuerzo los labios, lo único que quiero en este momento es ver a Maiara y a Didi. Este tiempo que llevamos juntos, viviendo bajo el mismo techo, había sido diferente, aunque aún ella y yo estemos en un nuevo terreno que solamente podemos interactuar por nuestra hija, al final estamos juntos, quizás en un futuro aún haya un "nosotros". Recuerdo que Jenn tiene mi celular cargando, ahora mi atención vuelve al hombre de corbata y anteojos mientras explica las gráficas.Tocan la puerta y Jenn, que está sentada a un lado de la puerta tomando nota, detiene lo que hace yla abre, Marco entra y mi atención se desvía hacia él, está pálido, entonces me alerto, levanto la mano para que el de marketing se
Deanne De nuevo siento el dolor por todo mi cuerpo, mis parpados están cansados, siento el ardor en mi cara, muevo mis dedos poco a poco y abro finalmente con dolor mis ojos. Es la misma habitación, intento levantarme para buscar a Maiara, el miedo de que le haya pasado es grande que me levanto con dolor y quejidos, intento abrir la puerta pero esta con seguro. Grito, golpeo la puerta con mi mano, grito por mi hija, sigo gritando por minutos, por horas, hasta que caigo al suelo, lloro desconsoladamente, lloro gritando el nombre de Maiara, me limpio los ojos con brusquedad, con desesperación, con impotencia. Ya no hay luz, ya está todo oscuro, pongo mi oreja contra el suelo e intento mirar la pequeña luz que sale por debajo de la puerta. — ¡Ayuda! —suplico con dolor. — ¡Ayuda, por favor! ¡Regrésenme a mi hija! —v
ConnorHoras antes... Llevábamos horas esperando una noticia acerca del paradero de Deanne y de Maiara, pero nada, camino de un lado a otro, la ansiedad ha crecido casi a punto de volverme loco. —Tranquilo…—dice mi hermano, me vuelvo hacia él y puedo ver más preocupación. — ¡No me digas que me quede tranquilo mientras Deanne y Maiara están quien sabe en donde! ¡Corriendo peligro! —mi voz se quiebra. —Quizás…—mi madre se levanta de su lugar y se acerca a mí. —No te atrevas a siquiera pensarlo, ellas estarán bien, si hay que pagar pagaremos, estamos todos aquí para ayudarte. Debes tener fe, Connor, ella…y mi nieta estarán a salvo. Verás que las encontraremos, vivas y sana
Connor Suelto un jadeo de sorpresa y alivio al ver a Deanne sacando toda el agua por su boca, su pálida piel sigue siendo más blanca que un papel, quiero estar cerca de ella pero Marco me dice que debo de dejar a los paramédicos hacer su trabajo, ¿En serio? ¡Yo mismo tuve que hacer primeros auxilios cuando se han rendido a la primera! mi corazón se va a salir de mi pecho, al verla moverse y responder, crece un sentimiento de alivio. —Didi…—susurro de nuevo, mis manos tiemblan.Los paramédicos siguen revisando sus signos vitales, la suben a la ambulancia y yo voy detrás de ellos. Me vuelvo hacia Marco y sabe cuál es mi preocupación. —Yo me encargaré de Maiara. Lo sigo junto con el equipo de seguridad. —las puertas de la
Connor Deanne le brillan los ojos, vestía un corto vestido de encaje en color crema, su cabello ondeaba por la brisa de la tarde. Estábamos frente al mar, nos estábamos dando una segunda oportunidad, de nuevo estamos juntos, ahora haría las cosas bien, me había arrepentido de mis errores, de mis acciones, pero ahora tenía una oportunidad para recompensarlo el resto de nuestras vidas. —Puede besar a la novia…de nuevo. —dice el padre que no casó por primera vez hace años. Rodeo a Deanne por la cintura y la acerco a mí. Ella levanta sus ojos y sonríe al mismo tiempo que sus mejillas se sonrojan. —Puedes besarme…luego contemplarme, señor Morgan. —dice ella pícaramente. Eso me hace sonreír. —desvío
DeanneAños después... —Tienes que prometer que vas a llamar. —le pido a Maiara a punto de romperme en llanto, esta noche partiría hacia su luna de miel. Había sido una hermosa ceremonia en la orilla de la playa, así como la segunda vez que nos dimos el “sí” yo y su padre. —Prometo hacerlo. Pero recuerda, es mi luna de miel. —ella sonríe, aparecen esos hoyuelos que había heredado de mí. —Lo sé…es que todo ha pasado tan rápido…—ella suaviza su rostro y se sienta a mi lado en la orilla de la cama, deja la maleta a sus pies, alcanza mi mano y me sonríe. —Eres la mejor mamá… — ¿Y yo? —miramos hacia la puert
Miro de nuevo la prueba de embarazo que tengo en mi mano, el resultado arroja –Positivo- ¿Cómo le diría a Connor que a tan solo tres meses de que nos hemos casado ya estaba embarazada? Connor había comentado que quería que pasara un año para luego planificar… ¿En qué momento ha pasado? —Tiene que darle felicidad esta noticia—pongo una sonrisa, sabía muy en mi interior que Connor no tenía en nuestros planes un bebé, pero ahora es así. Cierro los ojos buscando dentro de mí algo que me de tranquilidad para poder enfrentarlo, al abrirlos miro el reloj que está en la mesa de noche, Connor no tarda en llegar de la oficina. Agarro aire y luego lentamente lo suelto para poder calmar mis nervios, cosa que no ayuda al ver en mis manos temblorosas la prueba de embarazado gritando –POSITIVO-. Me levanto
Deanne Los rayos del sol comienzan a infiltrarse por mi ventanal, entreabro mis ojos y la cortina blanca comienza a ondear por la brisa de la mañana. —Cinco minutos más—me digo a mí misma, cierro los ojos. La lista de mis actividades matutinas en el restaurante invade mi mente como un recordatorio de todoooo el trabajo que tengo que hacer hoy, incluyendo la visita al mercado del otro extremo de la ciudad cerca del muelle. "El muelle" Intentaba no aparecer mucho por ahí, ya que desde hace cinco años intento no ir a esa parte de la ciudad, si no tuvieran las mejores verduras en calidad, no tendría que ir y no tendría esa posibilidad de cruzar con mi pasado. ¿El pasado? Sí y es Connor Morgan, mi ex esposo.