Anais es una exitosa y estricta enfermera, su vida pacífica da un vuelco al ofrecerse a cuidar a su ex suegro, una cuantiosa herencia pero con una única condición; volver con su hijo el millonario futbolista Tom Miller por un año.
Leer másEXTRA 20Finalizando el entrenamiento, Anais les pidió que se quedaran unos minutos más.- Chicos, necesito comunicarles algo importante.- les dijo- ¿ Qué ocurre asistente?- le pregunto Alexander.-- Sólo llevo un par de meses en el equipo, ha sido una linda experiencia… pero debo dejarlos….-- ¿ Qué?- preguntaron todos atónitos.Marco escuchaba sentado en un rincón, Tom permanecía con los brazos cruzados y movía la cabeza en negación, no estaba deacuerdo.- Informé de mi decisión a la entrenadora y aceptó mi renuncia, los dejaré a fin de mes.-- ¿Te tratamos muy mal para que decidas dejarnos?- preguntó uno de los futbolistas.-Anais miró
Se sentía tan aturdida que no lograba diferenciar si era un sueño o una realidad, Tom la levantó del suelo y le sentó sobre el mesón, se abalanzó sobre su pecho y le inmovilizó por las muñecas, cualquiera pensaría que era una acción para evitar huyera pero sólo no deseaba tocarle las manos lastimadas.- Tom…- pudo decir en un segundo que le dejó recuperar el aliento, el volvió a sellar su boca e invadirla con la lengua. Este beso era distinto al anterior, como si estuviese desesperado por demostrarle algo, los dedos en sus muñecas ya no le sujetaban con fuerza, sus yemas le masajeaban y le daban cosquillas. Anais quería abrazarlo, pero era imposible estando inmovilizada, sólo podía seguir los movimientos de su boca y responder obediente, cuando finalmente se separó, la chica estaba tan roja como su cabello y su vista estaba perdida.Tom seguía molestó pero se sentía algo de vergüenza
-Por favor, no le digas al capitán mi secreto, Tom no sabe que escribo y no estoy preparado para que lo sepa.--Pero Tom es seguidor de tus novelas.- le recordó su gemela.-Así descubrí, sin embargo, no es el momento.--Entiendo, respetaré tus deseos.--¿ No puedes dormir? Es por la renuncia ¿ verdad?--&nb
- ¿ Puedo conversar con mi tutor arriba?- se cruzó de brazos Marco.- Por supuesto. Los dejo.-- Anais hablaremos después, necesito aclarar algo contigo.-- Bien.- “ No me gusta el tono con que dice eso” – pensó Anais.- Prepararé la cena con mamá.- Recuerda no mojarte las manos.- le advirtió su hermano.- ¿ Por qué no?- la madre se alarmó ante el comentario.- Tuvo una caída en la escuela, y se lastimó las manos.-- Puedo revisarte las heridas, después de que hable con Marco- le ofreció Bruno.-- Gracias, pero estoy bien, lo limpiamos antes de venir.-- Entiendo.Bruno siguió al pelirrojo a su dormit
Anais aún les observaba desde el suelo, ellas pensaban igual, debía renunciar, si lo hacía, recuperaría el anterior ambiente en la sala de clases y evitaría hablar con Tom.- Esta bien…- respondió la pelirroja.- Haré lo que me pides.- ¡!!Hermana!!!- gritó Marco al verla en el suelo.- ¿ Anais, estás bien? Lo siento tanto!!! No te ví- se culpo una de las delegadas, fingiendo preocupación por la chica.- Florencia chocó con Anais, no la vio- le explicó la presidente.- “ ¿ Eso fue lo que ocurrió?”- Marco parecía preguntarle con la mirada, se acuclilló para ayudarle a levantarse.- Marco…fue un accidente- respondió quejumbrosa la pelirroja.
A la semana siguiente al finalizar el entrenamiento, Tom le pasó el libro que le prometió. Marco al ver el nombre del autor en la solapa, se atragantó con el agua de la sorpresa y les preguntó a ambos:-¿Les gusta ese libro?-- Yo he leído otros títulos del mismo autor, sus historias son excelentes. Tom tiene el último que salió de la saga que se agotó en un día. No pude comprarlo en papel esa vez y las nuevas ediciones ya están reservadas.- ¿Ud. también lo lee capitán?- preguntó asombrado- Sí. Tengo todos sus libros-- Recuerdo ver el último libro que escribió en tu cuarto, ¿ fue el que te llevó Bruno?- Anais lo vio en su mesa de noche.-- Sí.-- ¿ Ya lo leí
En paralelo y luego de salir de la habitación, Anaís se cambió el uniforme por una polera holgada y larga, con calzas, hizo un tomate alto con su cabello y se tiró en el sillón, puso sus audífonos y se entregó a la música del celular. Continúo su libro favorito por media hora, se tranquilizó al no ver salir todavía al chico de la habitación de su hermano- Espero hayan aclarado todo- pensó esperanzada.Eran casi las cinco de la tarde y sintió que alguien tocó la puerta. Miró hacia la habitación de su hermano, seguía la puerta cerrada. Esperaba que nadie los interrumpiera. Salió descalza a abrir la puerta: El capitánEste la miró nervioso al verla, no sabía que excusa dar, la más obvia fue la que vino a su mente- Hola otra vez… v
Bruno lo miraba desde arriba, no se atrevía a acercarse más, mantenía los hombros caídos desde que ingresó, por minutos ninguno habló. Marco miraba hacia abajo y apretaba los puños-- ¿Qué necesitas decirme? – preguntó Marco sin mirarlo con voz cortante.- Quería verte…- susurro.- ¿Qué?- Creyó haber escuchado mal- Puedes sentarte si quieres en esa silla.- le apuntóCreyó que se sentaría en la silla, pero se ubicó en la cama de espaldas a él, ha nivel de su cadera y giró su cuello para tenerlo más cerca, Bruno con su dedo índice le obligo con gentileza a levantar la barbilla.- Mírame a la cara, es incómodo no verte.- le pidió el futuro médico.
Luego del partido pasaron 3 días, Anais pidió permiso esa tarde para no ir al entrenamiento.- Hoy te vas temprano, irás a cuidar a tu hermano?- le preguntó su compañera de banco.- Me comprometí a llegar antes para ayudarlo con las tareas-- ¿Podrías llevarle este regalo de mi parte?- le preguntó avergonzada, mientras estiraba hacia ella una caja de bombones.- Se lo entregaré en tu nombre- se esforzó por no reír.Detrás de ella vinieron tres compañeras más. Traían unas bolsitas con corazones llenas de golosinas--Anais… aprovechando que tu llevas ese regalo… ¿puedes llevarle los nuestros por favor… y decirle que lo extrañamos mucho?-Ella asinti&oacut