Por que esta es mi oficina jóvenes.-
La cara de los becados era de sorpresa, la descripción física de la enfermera jefe era totalmente distinta a la que tenían enfrente, les dijeron que era una mujer mayor de cincuenta años, corpulenta y con voz de fumador crónico, pero era menuda, aparentaba menos de 22 años y su voz era suave.-
- Supongo que el Dr. Scheneider les dio una descripción física errónea…- suspiró- le encanta hacerle esa jugada a los nuevos.- Anais Castell, enfermera supervisora de cirugía y gran quemado, espero sea una experiencia inolvidable.- pasó entre ellos y abrió su oficina.- Adelante, prefiero conversar con ustedes aquí, en el pasillo generaremos desorden.-
- Muchas gracias.-
Los hizo tomar asiento en un sillón a los cuatro y ella afirmó su trasero en el escritorio.
- Con respecto a mi apodo…-
- Lo sentimos mucho, perdónenos por favor.-
- No hay problema… en parte es verdad, si ustedes se equivocan con alguno de los pacientes o los tratan de forma inhumana, seré su verdugo, no olviden que son personas, no partes de un cuerpo.- el tono dominante era amenazador aunque hablara despacio.
- Eso nos recuerda siempre el Dr. Scheneider.-
- Espero no lo olviden, por otro lado no tolero los atrasos, el desorden ni que desconozcan el nombre de sus pacientes a cargo, sus futuros pares son quienes los evaluaran si son competentes en su especialidad, pero yo soy quién observa las otras competencias día a día.-
- Sí señorita..-
- Cuiden el lenguaje que usan con las enfermeras y pacientes, no los tuteen se los advierto y si siento olor a cigarro en sus batas no los dejaré hacer la visita.- les apuntó con la carpeta.
- ….-
- El Dr. Scheneider saldrá en media hora de una cirugía, por mientras les mostraré como funciona el piso.
Anais les mostró el servicio, las habitaciones, el estar médico, sala de procedimientos y clínica. Estaba en ello cuando su colega de piso le llamó con la mano.
- Inés, alguna novedad?-
- Me llamó la colega que está en el servicio de medicina, el Sr. Miller está agonizando, está con dolor, pero no permite que le administren nada, quiere estar despierto hasta que venga su hijo, no logran persuadirlo.-
- Bajo enseguida, revisé los controles de signos vitales de mis pacientes no hay alteraciones, puede llegar alguno de pabellón, me ausentaré 10 minutos.- pidió fingiendo calma, pero en el fondo estaba nerviosa.
- Cualquier cosa le aviso, ese señor… Ud. Lo quiere mucho, se nota.-
- Es como un segundo padre para mí, por eso pedí que lo trasladaran a esta clínica, su hijo vive en el extranjero, no tiene esposa así que está muy solo.-
- Es una pena que siendo tan joven no se pueda hacer algo por él.-
- Las enfermedades son así. – se encogió de hombros.-Por favor lleva a los becados a la oficina del jefe de cirugía y que lean los protocolos de la clínica.-
- Sí.-
Anais subió corriendo las escaleras de emergencia, tocó la puerta antes de entrar, el hombre de 55 años, le invitó a pasar con voz débil, ella le dio una cálida sonrisa. -
- Sr. Miller…- se aplicó alcohol en las manos antes de tocarlo- ¿cómo se siente? Si tiene dolor debe pedir un refuerzo- le tomó la mano entre las suyas.-
El hombre estaba conectado a una mascarilla de oxígeno, pálido y en los huesos, su cabello había encanecido debido al estrés, sus rasgos seguían siendo atractivos, los ojos color ámbar se apagaban poco a poco. Anais miró el monitor de signos vitales al que estaba conectado, su vida se estaba apagando igual que una vela.-
- Estoy bien hija mía, las niñas de este lugar me tratan muy bien, siento interrumpir tus tareas diarias.-
- No se preocupe, tengo todo bajo control, le dije que si necesitaba algo me avisara… siente dolor?-
- El dolor vuelve por momentos, el médico me dijo que están usando todos los medicamentos que tienen disponibles.- apretó los ojos, realmente le dolía.
Anais revisó la vía venosa y los sueros conectados a ella, le estaban administrando morfina por infusión y le habían agregado esta mañana clorpromazina, lo notaba más somnoliento.-
- Si quiere puedo pedir que le administren una dosis de emergencia-
- No es necesario, estoy los suficientemente mareado como para otra dosis de medicamento… cómo está Lili?- preguntó.
- Está en el colegio- le dio un beso en la frente- le envió eso de su parte.-
- Es una linda niña… debes cuidarla mucho… me hubiese gustado verla crecer, por lo menos pudimos compartir estos años, no sabes lo dichoso que fui gracias a ella.-
- Ella… siempre… lo recordará…- la voz le temblaba, trataba de aguantarse las lágrimas.
- Gracias… por permitirle llamarme abuelo…- sonreía emocionado – ….las estaré cuidando…desde el cielo….-
- …- Se tuvo que inclinar para esconder las lágrimas…- … No… es … justo… le dije tantas veces… que se hiciera un chequeo…-
El Sr. Miller le secó con su dedo las lágrimas, le hizo cariño en la mejilla.
- No llores… quiero recordar esa linda sonrisa…hiciste de todo para encontrar un tratamiento para mí… pero ya estaba por todo mi cuerpo… me has cuidado tanto… aunque ya no seas mi nuera… serás siempre mi preciosa hija….- se cansaba al hablar, por lo que hacía pausas para continuar la conversación.
- Déjeme administrarle algo más para el dolor… por favor….- suplicaba.-…no se aguante… hágalo por mí…
- … mi hijo ya llegó al país…. Lo ví en la televisión…no quiero… hablar estupideces por los fármacos…- balbuceaba.
- Será una dosis pequeña… no lo hará dormirse… se lo prometo…-
- No me estás mintiendo?-
- No. Puedo llamar a la enfermera entonces?-
- Ve por ella…- asintió.-
Anais tocó el timbre y la enfermera llegó a la habitación.-
- Buen día qué necesita?- saludó- Al ver a la enfermera jefe de medicina se sobresaltó.- Señorita vino hoy también.-
- Por supuesto. El Sr. Miller accedió a que le administres el fármaco de rescate, pero antes pídele a su doctor que le de una dosis más baja, vi su ficha y puede ser muy fuerte para él.-
- Gracias por la observación, el tratante está en la oficina, pediré el cambio y vengo… -salió de inmediato.
- Te tienen miedo?- se marcaron margaritas en sus mejillas- Si eres una chica muy dulce…-
- Este trabajo es un poco duro, si me muestro demasiado blanda suelen verlo como debilidad.- le mojó los labios con un trozo de hielo.-
- Te quedarás hasta que regrese la enfermera?-
- Soy un tanto desconfiada, me quedaré más tranquila si lo veo mejor.-
- No voy a rechazarlo.-
- No es la primera vez que me engaña.-
- Te quiero pequeña Ann… Tom… fue muy tonto al dejarte…-
- No se amargue por eso, ya han pasado 6 años.- le acarició el cabello.-
La enfermera llegó con una jeringa cargada, le pasó el medicamento directo en la vena, se quedó unos minutos revisando su reacción y luego le hizo un gesto con la cabeza, le estaba agradeciendo por persuadirlo.-
- Debo ir a cuidar mis otros pacientes…- no quería marcharse, tenía una pesadez en el pecho desde que despertó, las manos de su ex suegro estaban frías y muy blancas, cada vez respiraba más lento… no podía estar ahí cuando su ex marido llegara. Tomó la cara del hombre con sus manos y le dio un beso en la frente, él también le dio otro en el mismo lugar y le palmeo la cabeza, sus ojos decían que era una despedida.-
Con un nudo en la garganta salió de la habitación, respiró hondo para calmarse y regresar a su piso, subió por las escaleras, un hombre alto, con jockey, gafas negras y una mascarilla negra se bajó del ascensor escoltado con dos guardaespaldas corpulentos, se cruzó con ellos, no le dio ningún significado, era una clínica dónde solían ingresar ricos y famosos.
Su suegro era un pintor destacado, accedió a cambiarse del otro centro de salud pues sabía estaría más cómodo en este lugar y podría verla a ella también. Su celular vibró en ese momento.-
“ Tom está en medicina, acaba de ingresar a la habitación de su padre”- leyó en el mensaje de texto enviado por Ginger.-
- Él hombre de la escalera…- se asustó- … llevaba la cofia puesta, no debió reconocerme.- se auto convenció.-
Ginger le informaba todos los cambios de su exsuegro por mensaje de texto, ella igual leía la ficha electrónica, cuando tenía un espacio. El resto del día fue sumamente ocupado, entre curaciones, exámenes e ingresos no tuvo tiempo ni de comer. Ya eran las cuatro de la tarde cuando Ginger fue por ella a la oficina con el semblante apagado.-
- Lo siento mucho Ani…-
Se le cayó la taza de las manos…- él…-
- Falleció hace unos minutos…-
Anais se sentó temblando, lloraba en silencio escondida sobre el escritorio, su colega se acercó para consolarla.
- Hiciste lo que pudiste… él estaba feliz… Tom se quedó junto a él… se reconciliaron…-
- Sufrió mucho?-
- Se quedó dormido, tenía una expresión de paz en su rostro…-
- Tom… sigue en su habitación?- preguntó gimoteando.-
- Sí… él estaba destrozado… -
- Todo fue tan repentino… - suspiró- el sr. Miller, tenía todo organizado, su testamento y el servicio fúnebre.-
- Trataré de averiguar dónde y cuándo será el funeral… le dirás a Liliana?-
- Ella sabía que estaba enfermo… no sé como abordar esto…- decía secándose las lágrimas.-
- Te llevaré a casa, no estás en condiciones de irte sola.- le abrazaba por la espalda.-
Te llevaré a casa, no estás en condiciones de irte sola.- le abrazaba por la espalda.-Dos días después fue el funeral del Sr. Miller, como era el padre de Tom Miller el futbolista, habían periodistas fuera de la iglesia y del parque.Anais se escondió detrás de la multitud, lo más alejada de Tom posible. En el cementerio, esperó a que todos se fueran, se acercó al nicho y dejó un ramo de flores. Tocó la lápida y lloró en silencio. Estaba tan concentrada que no vio a alguien observarla desde lejos.Tom había vuelto, vio una mujer vestida de negro y una capucha, al principio no le reconoció, pero al ver quien era se congelo, los mechones rojos que caían en su rostro, las lágrimas que caían por sus mejillas, prefirió no interrumpir el momento, no esperaba verla ahí. Se veía cansada y afectada por la situación. Ella tenía una conexión especial con su fallecido padre, le había parecido extraño no verla en el funeral.“L
De vuelta en el presente, Anais se masajeaba las sienes, decidiendo qué hacer, pasó a calmarse a su cafetería favorita.- - !!!!!Marco va a matarme! Tom ya debe saber de Lili, va a pedir explicaciones de seguro… - se tomaba la cabeza urgida -- Debes calmarte- le sugirió un guapo hombre rubio con el cabello tomado en una pequeña coleta, le servía un café cortado y galletas- Las galletas corren por parte de la casa.- le guiño un ojo.- - Gracias…No deberías estar en turno Adam? – le preguntaba y revolvía su café, era alguien conocido para Anais.- - Estoy esta semana de vacaciones, vine a ayudar a mamá en su cafetería- le respondió.- Urgencias puede funcionar sin su enfermero supervisor?- probaba el café.- Sí. Dejé todo organizado, apague mi celular, no quiero interrupciones.- le mostró su celular con la pantalla en negro.-<
-Anaís, tanto tiempo- dijo el hombre de ojos color ámbar.-No pensó verlo tan pronto, se le secó la boca por lo inesperado de su visita, debió pedirle al abogado y su asistente que investigarán su lugar de trabajo.-Tom…- susurró, pestañeo rápido -toma asiento … a qué debo tu visita?- preguntó avanzando a su asiento tras el escritorio, estaba molesta - ¿ Deseas algo de beber?- se sirvió café para ella.--No gracias.- se sentó en la silla que le ofreció.-No es una visita amistosa cierto?- le dijo en tono de sarcasmo.-Tom, tomó una fotografía del escritorio de
Liliana estaba acostada en la sala de enfermería, Anais corrió al verla, estaba dormida, un poco sudorosa pero se veía ya calmada.--¿ Qué le pasó maestra? – preguntó tocando la frente de su hija.-Discutió con uno de sus compañeros.- decía moviendo la cabeza en negativa.-Quién? Qué le dijeron esta vez?- su rostro se ensombreció.-Estaban preparando regalos para el día del padre y una de las niñas le dijo que no tenía que esforzarse ya que no tenía a quien dárselo. Ella le contesto que su mamá era ambos porque papá estaba muerto y le dijeron que esa era una mentira para ocultar que su padre la abandonó.-La expresión de horror
A la hora de su colación, Anais recibió la visita del asistente de Tom, otra vez era interrumpida dentro de su horario de trabajo.- No deberías beber café jefa, recuerda tu gastritis- le reclamó Bruno Scheneider, médico jefe de cirugía, le quitó la taza.-- Eso fue hace años, actualmente no tengo problemas gástricos.- le arrebató la taza, el asistente de Tom le observaba en silencio.- No intentes distraerme del problema, necesito que liberes esas dos camas hoy, esos pacientes deberían estar de alta ayer, tus becados no me escucharon.- Por qué es tan urgente esas dos camas? Puedes pedirle a otros cirujanos que envíen a casa esos pacientes.- se defendía Bruno.- No es algo en su contra Dr. Scheneider, sus rinoseptoplastías han evolucionado exitosamente, estar acá sólo le traer
- ¿Cómo supiste que vengo a este gimnasio?- le veía curiosa.- "¿ Investigó sobre esto también?¿ Tan desesperado está por acercarse a la niña?"- las preguntas se acumulaban en su mente.- Mi asistente lo averiguó por mí- respondió calmado. No conocía ese gusto por el deporte de Anais, debido a los estudios ella no tenía tiempo para eso, le acompañaba a los entrenamientos pero jamás corría con él.- Tom Miller, tanto tiempo!- le saludo Ginger.- Enfermera Gin, un gusto volver a verla ¿ cómo está?-- Cómo ves intentando llevar una vida no sedentaria. -- El ejercicio físico es bueno para liberar el estrés- le comentó Tom.- ¿ qué rutina realizan?- Boxeo, kickboxing, máq
Su hermano, era un pésimo actor, no sabía disimular cuando alguien no le gustaba, en este caso, su ex amigo Tom Miller estaba frente a él, lo miraba como si el demonio se le hubiera manifestado.- Me encontré con tu viejo compañero del club de futbol de la preparatoria por casualidad- le hizo gestos a su hermano para que se tranquilizara.-- Mucho tiempo Marco ¿ cómo estás?- saludo educadamente Tom.-- Capitán no pensaba verlo nuevamente… - trato de sonar amable, ya que su sobrina lo observaba interesada, Anais sabía que ese “ capitán” iba con un mensaje oculto-Anais le quitó el cigarro de la boca, lo apagó y lo eliminó en un basurero- Deja de fumar en frente de los niños! sabes que no es bueno para tu salud-- Tú no dejas de tomar el café cargado con esa gastritis y yo no te digo nada- le reclamaba picado.- &nb
Nauseas y vómitos, era lo que recordaba de ese viaje al extranjero.Tom había decidido irse fuera del país ha jugar en un equipo de elite, al principio la distancia no fue un problema, y este viajaba seguido a verla, pero poco a poco su relación fue cambiando.Recibió un sobre bajo la puerta del departamento, una foto de Tom y una mujer con facciones extranjeras caminaban tomados de la mano, otra foto los mostraba besándose, el mundo se detuvo en ese instante para ella. Se sujetó de la pared para no desmayarse.Decidió confirmar esto de primera fuente, aprovechó el receso universitario y tomó un vuelo hacia España sin avisarle.- La comida del avión… estaba descompuesta… wo… wo wo.- seguía vomitando en el hotel, se lavó los dientes y se fue al campo de entrenamiento.- Señora Miller, ¿qué hace por aquí? Debió avisarme para ir por usted al aeropuerto- le dijo caballerosamente y ner