Capítulo 28
La enfermera, temiendo que Catalina la reconociera, bajó la visera de su gorra. Estaba aterrada; ya tenía bastante susto que Paula la obligara a matar a alguien, pero si Catalina la descubría, estaría en serios problemas.

Catalina miró a la mujer, que era la única sentada en esa fila. Aunque no podía ver su rostro bajo la gorra, notó claramente las lágrimas en sus mejillas y su cuerpo tembloroso. Parecía estar pasando por algo muy triste. Como la mujer llevaba gorra y mascarilla, dejando ver solo sus ojos, Catalina solo sintió cierta familiaridad, sin notar nada sospechoso.

La azafata anunció en español e inglés que apagaran los celulares y levantaran las mesitas.

Catalina sacó un paquete de pañuelos de su mochila y llamó a la azafata:

—Disculpe.

—¿En qué puedo ayudarla, señorita?—preguntó la azafata con una sonrisa profesional.

Catalina señaló a la mujer llorando:

—¿Podría darle esto por mí?

La azafata se sorprendió:

—¿Es su amiga?

Catalina negó con la cabeza:

—No la conozco, pero
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