Capítulo 44
La mirada de Catalina se congeló. Su corazón emocionado pareció detenerse instantáneamente. Volvió a examinar el asiento trasero del coche, que estaba vacío. No había rastro de él.

—Señora, ¿qué sucede? —preguntó Emiliano, confundido al verla inmóvil frente a la puerta del coche.

Catalina no respondió. Se inclinó y entró al vehículo.

Emiliano cerró cuidadosamente la puerta y regresó al asiento del conductor.

—Emiliano, no te apresures a salir —dijo Catalina suavemente.

Emiliano asintió.

Catalina apretó los labios, intentando mantener un tono controlado y tranquilo: —¿Dónde está Mateo?

—El grupo Jiménez ha expandido recientemente sus inversiones. El señor Herrera está ocupado y no puede ausentarse por el momento —explicó Emiliano mientras encendía la calefacción del coche.

Estas palabras sonaron increíblemente irónicas a los oídos de Catalina.

—Supongo que no puede ausentarse por Paula —Catalina sonrió fríamente.

—Señora, la relación entre el señor Herrera y la señorita Medina no es com
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