Lo triste no fue que mi primer novio de verdad me lastimara por completo, sino fue que mi relación con Alessandro se destruyó. Estábamos entrando a la etapa más madura de nuestras vidas, pudimos haber creado una linda amistad, pero yo me encargué de que eso no sucediera.
Y era cuando más necesitaba de un buen amigo. Necesitaba que volviera a rescatarme del precipicio.
Con los años noté que no me soportaba y supuse que se había hartado de todo el daño que le había hecho. Ni siquiera me invitó a su fiesta de graduación. Y después se fue a vivir una temporada en Escocia e Inglaterra, ayudando a su padre con la compañía mientras estudiaba una maestría.
Por eso se me hace tan extraño que estemos ahora los dos en este balcón, besándonos tan apasionadamente. Y estoy subida sobre él, tengo el mando de la situación, mov
Después me hace colocar encima de él y logro seguir con el mismo ritmo que llevábamos anteriormente. Sus manos no dejan de acariciarme, sus ojos siguen observándome con fascinación.Me quito el brasier y sus manos atrapan mi busto en su totalidad. Después los besa apasionadamente, haciéndome jadear y temblar de pacer.Jamás imaginé que al estar íntimamente con Alessandro podría conectar instantáneamente con él. Siento… que no es simplemente sexo.No, definitivamente no lo es. Minutos atrás me confesó que me quería y yo también lo hice. ¿Esto será lo que llaman hacer el amor?Pero él no me ama… ¿o sí? Una cosa es querer y otra diferente es amar…Me da una bofetada y me hace salir de mis pensamientos. Me obliga a mirarlo.—Quédate conmigo —ordena.<
Trago saliva.—Pen, Pen, Pen… —suelta con decepción y después le da una calada a su cigarro—. Alessandro te mueve un poco la cola y allá vas, abriéndole las piernas. —Inclina un poco su cabeza a su derecha—. ¿Acaso eres una masoquista? ¿Se te olvida la gran humillación que te hizo en tu propia fiesta?—Es que… —Trato de decir.Mariana entra en la casa y yo la sigo con miedo. Cuando cierro la puerta, ella voltea a verme.—¿Qué es lo que te pasa, Penélope?Alzo mis hombros y mi respiración se agita.—Por favor, ¿cómo se te ocurre acostarte con el peor prospecto que puedes tener? —sigue diciendo—. ¿Se te olvida todo lo que te ha hecho? Te humilló y nuestro padre tuvo que abogar para que él no impidiera que tu propia empresa entrara en la quiebra. ¿Q
Alessandro entreabre sus labios y sus mejillas y nariz están rojas.—¿De verdad vas a hablar con mi padre? —inquiere.Su pregunta golpea duramente mi pecho. Mi hermana tiene razón, él sólo está desesperado por no perder su fortuna y yo soy la primera idiota que encontró para librarse de su problema.—Sí —respondo y pongo el auto en marcha—. A fin de cuentas, soy la favorita de tu padre.Él se descoloca un poco y se ve algo enojado, pues detesta la idea de que su padre me prefiera por encima de él.El resto del camino nos distancia un incómodo silencio que los dos por orgullo decidimos no romper. Y cuando me estaciono afuera de la empresa de Alessandro, sólo abro la boca para decirle:—Consigue un nuevo chofer o aprende a manejar, no puedo seguir siendo tu sirvienta.Alessandro vuelve a entreabrir la boca y se ruboriz
Penélope es la piedra en mi zapato. Todo es un desastre cuando estoy cerca de ella.A veces tengo pesadillas donde la encuentro muerta en la tina, con el frasco de pastillas tirado en el piso, siendo arrastrado por el agua que salta de la tina. Y por más que intento hacer que despierte, ella ya no está, su rostro es tan pálido y frío que congela mis manos.Penélope es indescifrable. Siempre me mira a través de una ventana, pero nunca baja para hablar conmigo. Hay una gran distancia invisible entre los dos. A veces siento que puedo tenerla, pero se escurre entre mis manos y vuelve a dejarme solo.Y cuando intento acercarme a ella, todo termina convirtiéndose en desastre.De niño ella me odiaba. Yo la perseguía a todas partes, pero siempre estaba con su hermana mayor y amigas cercanas jugando y me ignoraba, si insistía, me gritaba. En la escuela no era diferente, se sentaba en los primeros puestos y siempre alzaba la mano cuando el profesor hacía una pregunta.Le gustaba lucir impecable
—No, fue un accidente —mentí mientras la observaba.Penélope comenzó a llorar y justo en ese instante Mariana entró al salón, se alarmó y preguntó qué sucedía. Ninguno de los dos fue capaz de confesar que nos habíamos peleado.Fue incómodo volver juntos a casa esa tarde y mucho más tener que vernos el resto del día, además de tener que sentarnos juntos en la misma mesa.Descubrí que a Penélope le gustaba mantener una imagen pulcra de ella, de ser la hija perfecta, que es buena y amable con todos. Empecé a generar fastidio y no veía la hora de que se acabara el año para no verla todos los días.Pero ese mismo año, para diciembre, pasamos las vacaciones en la hacienda de su familia y justo un día antes hicimos una fogata y sus hermanos nos animaron a besarnos. Fue mi primer beso.Todo el rencor que podía tener hacia ella se desvaneció cuando toqué sus labios.Pensé en ella a diario después de aquella noche. Penélope era mi mundo entero. No dejaba de ver en sus redes sociales sus fotos y
No vi a Penélope después de ese día, no fue a clases por una semana. Jairo me dijo que no se levantaba de la cama.Me encargué de llevarle todos los temas que había dado su clase, pues al estar en el mismo grado, eran los mismos temas. Ella aceptó estudiar conmigo en silencio. No decía nunca ni una sola palabra. No había rastro de quien fue alguna vez.Y nuestra fiesta de quince años (porque nuestros padres decidieron celebrarlas en conjunto) ella se veía hermosamente triste. ¿Cómo su familia no se daba cuenta que estaba sufriendo? Tal vez y sí lo hacían, pero preferían ignorarlo. Sus padres eran personas que querían mostrarse como la familia perfecta ante la sociedad y ciertamente no es que les prestaran mucha atención a sus hijos.Esa noche Penélope estuvo todo el tiempo a mi lado. Yo me mostraba alegre y creo que así ella fingía estar igual. Bailamos el vals y todos nos elogiaron como la pareja perfecta. Nuestros padres se veían orgullosos y mi mamá me dijo:—Seguro y serán una lin
Y justo esa misma tarde tuve la fuerza de ir a su casa para saber cómo seguía, ya que la había llamado y no me contestaba. A quien me encontré fue a Mariana que fue avisada por los empleados que yo había llegado y caminaba detrás de mí, exigiéndome que me fuera.—El que nuestros padres sean amigos no te da el derecho de maltratar a mi hermana, por favor, déjala en paz.Subía las escaleras que conectaban con el segundo piso cuando no soporté sus palabras y volteé para verla.—¿Que la deje en paz? —espeté—. Lo que Penélope menos necesita en este momento es que la deje en paz. ¿Cómo es posible que no lo veas? —Me observaba con miedo e impresión—. Fácilmente Penélope puede quitarse la vida y tú ni siquiera te das cuenta. ¡Nadie de esta maldita familia se enterará!—¡Si ella llega a hacerlo es por tu maldito acoso! —soltó con furia. —¿Qué? —jadee.—¿Crees que no me he dado cuenta de que cada vez que están juntos ella está llorando? —cuestionó—. Hasta pudiste haber sido tú el que le mató
Llegué a mi casa y encontré una peculiar visita. En la sala de estar estaba sentado un hombre alto, acuerpado, moreno, de cabello negro ondulado, con una respingada nariz y una sonrisa que mostraba sus dientes perfectos; usaba un traje gris hecho a la medida y zapatos de cuero de cocodrilo. Nadie podía ser más elegante y guapo que Gael Santillana, el mejor amigo del esposo de mi hermana.Tomaba un vaso de whisky mientras veía a los gemelos jugar sentados en el piso, tratando de armar un rompecabezas que no tenía ni pies ni cabeza.Cuando Gael me vio llegar ensanchó mucho más su sonrisa.—Oh, mis ojos no pueden estar más agradecidos de ver un ángel —exclamó.Respingué las cejas.Se me había olvidado de que Gael era un coqueto, cada vez que nos veíamos cuando viajaba a visitar a mi hermana, él tendía a visitarnos y me perseguía, haciéndome regalos e intentando conquistarme. Supongo que hace eso con todas, aunque Mariana dice que no, que él realmente gusta de mí.Tal vez y por eso decidi