Corazón de Limón es la continuación de Corazón de Miel. Annie Sucrette se enfrenta ahora a la ajetreada vida universitaria con todo lo que eso implica: Exámenes, fiestas, encontrar el primer empleo y algunos conflictos... Pero también buenos amigos y el amor incondicional de su novio y mejor amigo, Kentin. Sin embargo, cuando las cosas parecen que no podían estar mejor, un fantasma del pasado regresa para destruir todo lo que ha llevado casi dos años construirse. ¿La vida de Annie será destruida o logrará parar el fuego antes de que destruya todo?
Leer másLos últimos días antes del viaje me pasé recopilando información acerca de la abuela de Kentin, para esto no hubo mejor informante que mi suegro. Nos juntamos en un café del centro comercial a conversar del tema, la verdad que nunca había tenido una cita con un hombre tan mayor así que estaba sumamente nerviosa. Al entrar al café vi a Thomas sentado en una silla mientras leía el periódico, era temprano por la mañana, me acerqué y él levantó la vista de las noticias, me sonrió. —Hola, Thomas, buen día —lo saludé con un saludo formal, mi suegro me abrazó con fuerza y yo a él. —Hola, Annie, ven siéntate —dijo Thomas mientras me ofrecía un asiento, yo se lo agradecí y me senté, mi suegro se acomodó en la silla—. ¿De qué querías hablar? Cuando quise contarle, un camarero se acercó a tomarnos la orden, decidimos por dos desayunos ejecutivos, yo tenía muchísima hambre, finalmente, se retiró y pude hablar. —Quería que me contaras más cosas acerca de tu madre —dije sin miramientos, Thomas
Los exámenes habían terminado, finalmente éramos libres por unos cuantos meses y un merecido descanso nos esperaba en nuestras casas. El verano prometía ser largo y beneficioso para recargar las baterías de lo que había sido un estresante y complicado año para todos. Rose dormitaba en el hombro de Ayaka, y Ayaka en la cabeza de Rose mientras que Aren jugaba en su PSP. Fuser descansaba en mis piernas que iban bastante acalambradas desde hace varias horas por llevar un pitbull de casi treinta kilos sobre ellas, yo acariciaba su cabeza con amor y Kentin conducía el Jeep de regreso a nuestro pueblo. Le habíamos dejado las llaves de nuestro apartamento al Señor Benítez para que pueda regar las plantas durante este tiempo que no íbamos a estar, habíamos pagado tres meses de renta por adelantado y nos habíamos asegurado que ninguno de los electrodomésticos esté conectado para poder pagar el mínimo. Aren se pasó los últimos tres días comiendo todo lo que había en la nevera mientras Kentin y y
Me levanté tarde ese día. Me tocaba a mí hacer la limpieza, en especial lavar la ropa, así que protestando por no poder dormir un poco más estiré los brazos y me desperecé. Vi que Kentin no estaba conmigo, seguramente había salido a correr; generalmente salíamos los dos juntos pero cuando yo me demoraba más en despertar él se iba sólo, dejándome a mi durmiendo, con Fuser como custodio de su lugar en la cama. Despegué la cabeza de la almohada y mi cabello se expandió hacia todos lados, lo peiné con los dedos y luego me destapé. Me acerqué a la ventana y enrollé la cortina para que la luz del Sol entre a raudales, afuera hacía un día maravilloso aunque seguramente sería otra jornada con ola de calor, así que más me valía mantenerme hidratada y lejos de la acera durante las horas de más calor. Me puse un pantalón corto y salí de la habitación para dirigirme a la cocina y al entrar vi a Kentin... A Kentin planchando... Mi prometido se enrojeció intensamente mientras dejaba la plancha. —¿
Cuando abrimos la puerta de casa casi mato a Rose y Ayaka de un susto pues ninguno de los dos sabía que Kentin y yo habíamos vuelto a ser novios, pero cuando nos vieron juntos cargando cosas, y al entrar Fuser corriendo al apartamento, contento de estar nuevamente en casa con todos sus tíos, todo tuvo sentido para mi amiga que dejó lo que estaba haciendo y exclamando un grito de felicidad se me arrojó a los brazos. —¡Sabía que todo se iba a arreglar! —chilló cuando me abrazó. El siguiente en abrazarme fue Ayaka que también estaba muy feliz de verme. Yo sólo tuve tiempo para dejar la caja que llevaba en el piso y envolver el delgado cuerpo de Rose con mis brazos mientras escuchaba como Kentin se reía. —Veo que no soy el único de estar feliz que hayas vuelto, amor —aseguró mi novio mientras entraba para dejar mis cosas en nuestra habitación. Rose aflojó su abrazo y lo miró con seriedad. —¡Que no se te olvide, soldado! ¡Ella es MI chica! ¡Yo solo te la presto! —¡NUESTRA chica! —excla
Me quedé en el loft el tiempo suficiente para que mi ropa se secara y poder volver a usarla, pues toda mi ropa estaba en casa de Allison y Nicholas.Kentin me prestó una de sus camisetas y me paseaba por el apartamento sin ropa interior, vestida únicamente con la ropa que mi novio me había dado para que no sienta frío, aunque estaba haciendo bastante calor afuera ahora que había parado la lluvia y el Sol había salido haciendo que se levantara un vapor insoportable.—¿De verdad tienes que ir a recoger todas tus cosas? —me preguntó mi novio mientras me cambiaba y arreglaba un poco pues tenía todo el maquillaje corrido. Rose me mataría si supiera que le estaba usando sus maquillajes—. No me agrada para nada la idea de pensar que vas a estar sola con él de nuevo, más después de todo lo que pasó.—Kentin, mis cosas y mi perro están ahí —le recordé mirándolo sobre el hombro, sentada en el borde de la cama horas antes habíamos estado haciendo el amor—. Además, recuerdo perfectamente que me h
Me bajé del bus mientras escuchaba Sometimes You Can't Make It On Your Own de U2. El día amenazaba a lluvia, las nubes estaban negras y corría algo de viento el cual me movía el vestido blanco que llevaba puesto. Mi cabello revoloteaba jugando con la brisa y pese a que me lo sujetaba no había caso, él quería ser libre. Estaba pronosticada la primera tormenta de verano para el día de hoy y riesgo de granizo si el calor no cedía antes que la tormenta desate toda su furia. Mientras todos estaban preparándose para un posible desastre material con daños a estructuras y automóviles yo estaba lista para hacerle frente a mi destino. Kentin estaba esperándome más adentro del jardín japonés donde nos habíamos citado. Louis y yo ya conocíamos ese lugar bastante bien de tantas veces que habíamos ido allí a conversar pero al parecer era la primera vez que el ojiverde lo visitaba porque me pidió indicaciones para ir.«Sólo tienes que entrar y preguntarle al encargado por la Pagoda de Amaterasu», le
Nicholas llegó al lugar que Kentin le había indicado, era una cafetería céntrica con vistas al parque, muy bonita y pintoresca, con ventanales enormes esmerilados y plantas que daban toques de vida en esa jungla de concreto. Les Amis estaba lleno de delicioso perfume de las infusiones y pan tostado, las magdalenas y cupcakes se veían muy apetitosos pero en ese momento el muchacho tenía un nudo en el estómago pues no sabía como iba a reaccionar el soldado con la noticia que iba a darle. El rubio se sentó en una mesa que daba contra la ventana y esperó a que su acompañante llegue. Una muchacha se acercó a atenderlo pero él le respondió que estaba esperando a alguien; se retiró con una sonrisa y un guiño de su ojo. Nicholas le sonrió con apenas una mueca de sus labios. Revisó su teléfono para ver la hora... Aún estaban en horario, sabía que Kentin era muy puntual pero había imaginado llegar al café y ya encontrárselo sentado en una mesa, acariciando una pistola. El Jeep de Kentin se es
Kentin me seguía sonriendo no solo con los labios sino también con la mirada, tenía los ojos llenos de esperanza y alivio mientras que yo no podía articular palabra ni mover un músculo. Mi pecho subía y baja violentamente y mis manos habían empezado a temblar, ¿por qué justo ahora y por qué justo hoy que era el último día de plazo para que Kentin regrese? Nicholas se adelantó y se puso delante mío, interponiéndose entre Kentin y yo. —¿Qué pretendes? —le preguntó de mala manera. Kentin lo fulminó con la mirada y la esperanza y el alivio que había en sus ojos se tornaron en peligrosa amenaza. —Aléjate antes que te vuele los dientes —gruñó de mala forma. En sus palabras no había ni medio rastro de compasión, al contrario... conocía muy bien ese tono y era una promesa segura cuya amenaza iba a cumplirse si Nicholas no acataba la orden. Reaccioné antes que sea más tarde y los separé. —¿Qué quieres, Kentin? —le pregunté de mala forma. Poco me importaba que el loft esté a rebosar de gente
Estaba en la casa de Nicholas dándole los últimos detalles a mi disfraz de Sally de El Extraño Mundo de Jack. La consigna era Halloween en parejas, así que estuve muy ocupada consiguiendo los materiales para hacer el vestido y el traje de Jack, el maquillaje mío y de Nicholas, buscando tutoriales en Youtube y en especial tiñéndome el cabello de pelirrojo para que mi disfraz esté completo, cuando me vi al espejo me impresioné. ¡Estaba genial! De repente vi una cara blanca con las cuencas de los ojos vacías y una sonrisa de oreja a oreja flotando en el aire, pegué un grito y se encendió la luz. —¡Annie, soy yo! —exclamó Nicholas, su boca se movía extraña por sus labios completamente blancos que se confundía y por las líneas negras a ambos lados de su cara. —Ay, por Dios... Qué susto me diste —le dije mientras me llevaba la mano al pecho, Nicholas se rio con ganas. —Bueno, soy el Rey Calabaza. Soy un profesional de los sustos —rio mientras ponía un mechón de mi cabello detrás de mi o