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Todos los capítulos de Corazón de Limón: Capítulo 1 - Capítulo 10
30 chapters
La Capital
En sólo unos minutos el mar quedó a nuestras espaldas para adentrarnos hacia la Ciudad Capital, donde íbamos a pasar los próximos cinco años de nuestra vida dedicadas al estudio y al trabajo.Gracias a las recomendaciones de mi suegro, había conseguido trabajo en una perfumería del centro comercial, a solo un par de pasos de la Facultad de Ciencias Jurídicas; a mi mamá no le gustaba la idea que trabaje pero a papá la idea no le desagradaba para nada, ya que así aprendería a valerme por mí misma.—Has estado demasiado tiempo bajo el ala de tus padres, un par de golpes no te vendrán mal—dijo cuando estaba terminando de guardar mis cosas en las cajas de cartón para la mudanza.—Aun así, cariño... Annie sólo tiene diecinueve años, acaba de graduarse... —Mamá parecía más afligida que otra cosa al ver que su única hija abandonaba el nido para vivir una nueva aventura, lejos de su atenta pero muy amable mirada maternal—. De todas formas yo te enviaré dinero semanalmente para que tengas para
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Welcome to the Jungle!
Cuando salí a la calle pude ver cómo era ese ajetreado mundo urbano de la gran ciudad: Era una jungla, ni más ni menos, donde sólo el más capaz y fuerte iba a sobrevivir. Si bien había vivido un tiempo en grandes y ajetreadas ciudades como Bogotá, la ciudad de la furia Buenos Aires, CDMX, París, São Paulo y otros lugares por el trabajo de mis padres, ahora debía valerme por mí misma; tal como había dicho papá «ya no iba a estar debajo del ala de mis padres», pero me había acostumbrado tanto a la tranquilidad del pueblo, su quietud y sus tradiciones que ahora me sentía incómoda y hasta fuera de lugar. Caminé hacia el supermercado aferrando mi bolsa ecológica en una mano y mis llaves en la otra, había dejado el teléfono en el loft por el apuro de salir a hacer las compras y si necesitaba llamar a alguien iba a estar en un serio aprieto, ni siquiera me sabía el número de teléfono de Kentin o del apartamento y no había traído monedas para usar el teléfono público. Ya estaba anocheciendo y
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¡La Universidad no es como en las películas!
No sin mucho esfuerzo logramos acomodar nuestro nuevo hogar, lo más complicado fue convencer a Rose y Ayaka que Fuser esté dentro del apartamento hasta que se acostumbre a su nueva casa pues estaba bastante alterado por el ruido de la ciudad y se asomaba a cada rato desde el barandal de la terraza; Kentin tenía miedo de que un día de estos caiga al vacío así que mi perro tenía que compartir el espacio con todos nosotros hasta que resolvamos el asunto del barandal.Aprovechamos esa semana para acondicionarnos a la ciudad, pero iba a necesitar más tiempo para poder acostumbrarme a los ruidos de la urbe, su movimiento, el malhumor generalizado de la gente y la inseguridad que se vivía por robos y hurtos menores, aunque lo más molesto fue sin dudas escuchar a Rose llorando porque un sujeto la manoseó en el metro (aunque mi amiga, ni lerda ni perezosa, le llenó la cara de arañazos al degenerado que se atrevió a sobrepasarse con mi amiga) así que Kentin nos regaló a Rose y a mí un spray de
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Fin de la Civilización
Una enorme explosión sacudió mi cama y las paredes de la habitación, haciendo que salte en el aire con el corazón latiendo a mil por hora; los sonidos de las ametralladoras, los helicópteros sobrevolando la zona y las bombas indicaban que afuera estaba pasando algo muy serio. Me incorporé en la cama y corrí las cortinas para mirar por la ventana: Abajo la ciudad ardía en llamas, varios edificios estaban destruidos y los aviones y helicópteros militares que sobrevolaban disparaban a algo en las calles.Salí de mi habitación corriendo, buscando a Ayaka y Rose, quienes estaban observando todo desde el balcón-terraza, con cara de susto y espanto.—¿Qué sucede? —pregunté alarmada e incapaz de lo que veían mis ojos.—¿Cómo que qué sucede? ¡Si ayer escuchaste las noticias de que el virus de la rabia que manipularon los rusos se les salió de control! —me gritó Ayaka, con lágrimas en los ojos— ¡Ahora han tomado la ciudad! ¡Estamos perdidos! ¡No saldremos vivos de esta!—¿Quiénes tomaron la ciu
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Advocatus
Chester me tendió su móvil mientras seguía riendo, yo lo miré con los ojos entornados.—Ay, vamos... No es para tanto —rio, le cerré la puerta de mi habitación en las narices y me puse el auricular del teléfono en el oído.—Hola, little asskicker —me dijo Kentin del otro lado. Se notaba a la legua que había disfrutado de mi bochorno pero por respeto a su novia prefería guardar la compostura.—Hola—le respondi cortante.—¿Por qué tan seca?—¿Quieres que le eche agua al teléfono? —pregunté, la carcajada de Kentin estalló del otro lado y yo también reí.—Ese chiste lo espero de Chester pero no de ti, amor. Creo que debes dejar de ver The Walking Dead —añadió mientras dejaba escapar un suspiro—. Ya sabemos lo que pasa cuando te obsesionas con una serie.—Desde que vi que mataron a Judith que no lo vi más —respondí, Kentin se quedó callado— ¿Kentin?—Me acabas de hacer un spolier horrible, ¿sabes? —respondió muy serio.—También matan a Hershell —añadí.—Ok, vete a la mierda —dijo. Dejé sal
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El Retorno del Gamer
Me levanté temprano el sábado pese a que no tenía que ir a trabajar o a la universidad, quería poner la casa en orden aprovechando la ausencia de Rose y Ayaka en todo el día, pues habían decidido convertir el loft en un taller de diseño con todo lo que eso implicaba: Pedazos de telas e hilos, diseños, moldes, maniquíes, etc. Sabía que me arriesgaba a que Rose me gritara pues "ella entendía su desastre" pero no fueron pocas las veces que la veía gruñir y maldecir entre dientes porque no encontraba sus lápices de colores o su carpeta de diseños debajo de la montaña de papeles, retazos ¡y hasta incluso comida! Se notaba de lejos la ausencia de Kentin en casa pues él jamás habría permitido ese desastre y suciedad.Primero acomodé las cosas en materiales: papeles, telas, hilos, etc. Luego los separé por propietario (cosas de Rose, cosas de Ayaka) y ya por último los organicé por categoría (diseños, tipos de telas, etc); me llevó toda la mañana pero logré mi cometido, ahora sólo tenía que e
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Confianza Ciega
Ahora con Aren en casa, Ayaka estaba más relajado y feliz, aunque sólo era cuestión de tiempo hasta que vuelvan a pelearse como hicieron toda su vida. Por el momento Ayaka y yo dormíamos en mi dormitorio hasta que podamos comprarle una cama a Aren, además de reorganizar el espacio de su habitación; aunque uno de los asuntos más urgentes era el hecho de las cuentas.—Me preocupa el hecho que estoy desempleado y tengo poca experiencia laboral, hay que solucionar eso para poder ayudarlos con la renta y el pago de los servicios —dijo Aren.—Por ahora tú único trabajo es pasear a Fuser todos los días y revisar que la casa se encuentre en orden. —Lo tranquilicé mientras veíamos juntos una maratón de Star Wars, habíamos comenzado por la primera trilogía y ahora seguía la segunda; Rose y Ayaka estaban nuevamente enfrascados en nuevos diseños—. Apenas llegaste anoche, no hace falta que encuentres un trabajo ahora mismo.—Tampoco es cuestión que seas un zángano —masculló Ayaka, su hermano se gi
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The Hangover
Sabía que mi salida de la videollamada con Annie había sido un tanto brusca pero mis amigos ya me estaban esperando, me fui derecho a las duchas, me bañé rápidamente, me sequé y me dirigí hacia mi litera, saqué de mi casillero una camisa polo negra, mis zapatillas Nike blancas, un jean claro y una campera de invierno de lana gris que mi novia me había regalado para mi cumpleaños anticipándose a la temporada otoño-invierno.Salí del barracón y me encontré con Peter, Rick, Ted, Alison y Wally, uno de mis compañeros de unidad con quienes había pasado los últimos tres días de arduas capacitaciones.—¿Listo, Kentin? —preguntó Rick con una sonrisa.—Listo Calixto, que la lucha es mucha —reí con alegría mientras me ponía mi campera. Nos dirigimos hacia el estacionamiento donde estaba estacionado mi Jeep, nos subimos al vehículo y nos pusimos en ruta para ir hacia Makondo.—Me sorprende que la novia de Kentin le haya dado permiso para salir —dijo Wally desde los asientos traseros.—¡Tuviste q
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Trapitos al Sol
Disfruté del fin de semana largo y del resto de la semana, pese a que me sentía muy sola. Chester vino varias veces con Louis para charlar y para traerme algunos encargos de mis padres (casi me muero cuando mi mamá me envió una caja llena de recuerdos que había dejado en casa, entre ellos el osito que Kentin me había regalado antes de irse a la escuela militar y que había olvidado de guardar); Nick y Allison también se habían hecho un tiempo para pasar a tomar un café después de las clases, pero lo cierto era que conforme los días avanzaban nos dejaban más y más tarea para hacer, libros que leer, páginas que memorizar, sin contar que apenas sí compartía tiempo con mi mascota, trataba de hacer tiempo para sacar a Fuser a dar una vuelta al parque pero a veces terminaba tan cansada de mi jornada que sólo quería llegar a casa, arrojarme en el sofá y jugar con la PS4 o vegetar con alguna serie de Netflix.Pero así como así llegó el viernes a la noche y con él el regreso de mi novio. El jue
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En Búsqueda de la Verdad - Parte 1
Observé como Annie y Nicholas se retiraban del apartamento de Chester. Los seguí con la vista esperando a que mi chica cruzara su mirada con la mía pero se fue sin siquiera voltearse mientras yo me quedé allí parado, con la gente a mi alrededor que seguía bailando y disfrutando de la fiesta. Cerré los puños haciendo crujir mis mitones de cuero ante la impotencia de ver como aquel infeliz se estaba robando a la mujer de mi vida y yo no podía hacer nada. Salí del apartamento rápidamente y bajé las escaleras corriendo. Con un poco de suerte Annie no se habría ido todavía y podría hablar con ella pero el C4 de Nicholas ya no estaba. Me giré hacia ambos lados de la calle esperando verlos por algún lado pero no había ni rastros del vehículo del rubio. Me subí a mi Jeep y me desparramé sobre el volante, mi respiración era entrecortada y ansiosa, y sin darme cuenta empecé a golpear el volante propinando puñetazo tras puñetazo contra el aro de acero envuelto en cuero mientras las lágrimas de
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