Cruzando hacia el otro lado (Corazones Grises) es una historia preciosa, que ocurre en Tánger, Marruecos, cuando una extranjera visita la ciudad, y no precisamente por voluntad propia. Allí conoce lugares maravillosos y a Alî, un musulmán con unas creencias un tanto toscas, que cambiará su vida radicalmente. Pero las cosas nunca son lo que parecen, y un encuentro fortuito puede convertirse en algo premeditado y peligroso. ¿Qué ocurrirá entre ellos? ¿Cambiará Alî esa forma tan machista que tiene de ver a las mujeres? ¿Qué ocurrirá cuando ella tenga que regresar a España? Si quieres saber más, quédate a leerla :D
Leer másCAPÍTULO 23No llevábamos más de diez minutos en la carretera cuando Ali habló, asustándome con ello.Hay un coche siguiéndonos desde hace un rato – aclaró, haciendo que mirase hacia atrás, percatándome de que tenía razón, hacía ya largo tiempo que había visto a ese coche y de nuevo volvía a estar ahí – no te preocupes, no te harán nada.¿y a ti? – pregunté, mientras él negaba con la cabeza, intentando calmarme.En 15 minutos llegaremosÉl puso la radio, intentando que mi miedo se marchase, que me calmase, y luego me agarró de la mano, intentando transmitirme paz, y por largo rato ninguno de los dos hablamos, hasta que yo ya no pude soportarlo más.Pa
Mi padre me llamó esa semana, para indicarme que se quedaría en Granada tan pronto como entregase la mercancía, pues apenas había descansado durante el viaje.Y esa misma mañana, cuando preparaba la maleta para mi viaje la policía llamó a mi teléfono.Tenemos indicios para pensar que Abdul Ali, el contrabandista más respetado de Tánger ha contactado con usted – comenzaba una mujer policía, mientras yo tragaba saliva, aterrorizada – ese tipo es peligroso, sabemos qué hará cualquier cosa para conseguir lo que se propone. Intenta colocar droga en nuestro país. Le rogamos que si el sujeto vuelve a ponerse en contacto con usted nos avise de inmediato.Temí por mi vida y por la de mi padre en ese justo instante. Salí a la calle, y corr&i
Después de aquel día la frecuentaba a diario, y no había vuelto a decirme nada sobre que la usaba o la engañaba.Me enseñó el pueblo entero y no dejaba de sonreír cada vez que estábamos juntos, era como si el tiempo no hubiese pasado, como si nunca se hubiese enterado de mis malas intenciones, como sí…Nos acostábamos todos los días, en mi hotel, y ella solía abrazarme después de hacerlo, como si tuviese miedo de perderme.Aquel día discutía por teléfono con mi primo…¿estás empezando a caer en tu propia mentira? – preguntaba él, molesto, justo después de que le dijese que aún era pronto para volver a Tánger, que quería quedarme un poco más al lado de Aurora - ¿o es que te has enamorado de
Cuando desperté aquella mañana, él se encontraba junto a mí, acariciándome el ombligo con la yema de sus dedos. Haciéndome comprender que de nuevo habíamos vuelto a acostarnos.Me levanté de la cama, enfadada conmigo misma, y empecé a vestirme con rapidez, provocando que él lo hiciese también.Esto no puede volver repetirse – le espeté, molesta, frente a él, que me impedía caminar hacia la puerta de su habitación - ¡por dios santo! Eres el hombre que me engañó, que me usó sólo para conseguir… - pero me detuve al sentir su mirada sobre mis labios – deja de mirarme así – le imploré.Me besó de nuevo, provocando que me olvidase de todo, de nuevo, y me aferrase a sus labios.Me quit
Me desperté en mitad de la noche, con una fuerte punzada de hambre, apenas había almorzado, y después de visitar su casa, no me había dado tiempo a volver a comer.Me acerqué al filo de la cama y volví la cabeza para mirarle, de nuevo estaba hermoso, durmiendo sobre su cama de aquella manera. Sonreí al verle allí, junto a mí, pero perdí la sonrisa tan pronto como me di cuenta de que él no era mío, tan sólo estábamos cometiendo equivocaciones, porque aquello nunca podrí funcionar.Recogí la ropa del suelo y me vestí con ella, apresuradamente, y sin que él pudiese hacer nada, salí de la habitación, caminando a paso ligero hacia recepción, para luego dirigirme hacia casa.Aquello había sido un error, una equivocación, y parecía que
Mi padre estaba tan ilusionado con aquel nuevo transporte, que me parecía inhumano decirle la verdad, decirle que nos estaban utilizando para transportar droga desde el puerto de Algeciras hasta Granada. Así que mantuve mi bocaza cerrada durante dos largos días, pero al tercer día, en el que le escuché hablar maravillas de Alí el árabe, no pude evitar levantarme de la mesa, molesta y salir huyendo hasta su hotel.Sabía de aquel lugar por mi padre, pues ya se habían reunido en su habitación varias veces, para ultimar los detalles de la recogida y de la entrada.Cuando llegué a su hotel estaba completamente empapada a causa de la maldita lluvia que había comenzado a caer sobre mí cuando apenas salí de casa.Llamé a su puerta con insistencia, observando como él abrí
No sé en qué momento se había ido todo a la mierda, pero en aquel momento me sentía realmente perdido, ya ni siquiera me sentía con ganas de seguir con aquel negocio, tan sólo quería quedarme a su lado, a pesar de que sabía que aquello era imposible, jamás podría quedarme a su lado, mi familia jamás lo permitiría.Y enterarme de que ella me amaba tan sólo hacía que mi corazón doliese un poco más.Me paré frente a la panadería, observando como ella atendía a un señor mayor, poniendo la bolsa con el pan sobre la mesa, con posterioridad.Al menos me alegraba de volver a verla, aunque aquello nos trajese problemas y dolor a ambos.***Levanté la vista del mostrador para
Su vuelta a casa fue un verdadero infierno para mí, no podía sacarla de mi cabeza, ni siquiera cuando estaba con otras mujeres, ni siquiera cuando intentaba retomar mi vida. Parecía que había causado un caos en mi interior, parecía imposible reponerme después de haberla perdido.Aneesa estaba sobre mí, en mi habitación, en mi cama, dándome placer, o al menos esa era la idea, porque no podía sentir absolutamente nada.La eché a un lado antes de que hubiese terminado, agarré un par de billetes de la mesilla de noche y se los tiré a la cara, mientras ella me miraba sin comprender.Vete – le espeté, molesto, como si ella tuviese la culpa de aquello, levantándome de la cama para vestirme con una túnica, sin tan siquiera poner demasiado empeño en ello.
Cuando Bárbara volvió al hotel intenté hacer como si nada sucediese, me costó más de lo que pensé, pero ella no pareció percatarse de nada, parecía absorta en sus pensamientos. No dejaba de hablar sobre lo mucho que iba a añorar a Jakim.Aquella tarde, cuando casi había anochecido salí del hotel, pues necesitaba despejarme un poco, despedirme de aquel bello lugar, aquella hermosa ciudad que tan buenos y malos recuerdos me había traído.Caminé por la medina, adentrándome más y más, sin apenas darme cuenta de a dónde me dirigía, absorta en mis pensamientos sobre él, sobre mí, sobre aquella mentira que no había sido real.¿por qué estás aquí? – Preguntó una voz frente a m