Una noche, como toda noche, un giro inesperado aparece en la vida de victoria. Una chica común, pero que no pasa un momento sin no haberse metido en problemas. Pero esta fue para salvar a Raffil Leopardo, un mafioso, cuyo nombre hace temblar el mundo. Apodado el infierno. Victoria se ve envuelta en nuevos lío, pero esos que son mucho más mayores de la que puede salirse con facilidad. Él es un peligro viviente, y ella una chica normal en un mundo de los normales. Ahora es el blanco, el precio de salvar la vida de Raffil es la muerte misma. Para salvarse y a los suyo. Raffil le promete, una mejor vida. Como agradecimiento de vida se casa con ella. Convirtiéndose en la mujer, más buscada por las mafias. ¿Podrá victoria conseguir, la llamada mejor vida prometida? ¿Se abra arrepentido de haber salvado la vida de este hombre imponente?
Leer másLa tarde caía suavemente sobre el hospital, y la luz dorada se filtraba a través de las ventanas, creando un ambiente cálido y acogedor. Rafael y Viola estaban sentados en la habitación donde su madre, Victoria, descansaba con sus recién nacidos. Aunque el cansancio comenzaba a hacer mella en ella, la alegría de tener a sus tres hijos en brazos iluminaba su rostro.Sin embargo, los pequeños no estaban dispuestos a dormir. Rafael, con su energía inagotable, miraba a su hermana con una mezcla de emoción y determinación.—Viola, tenemos que elegir nombres para ellos —dijo Rafael, su voz llena de entusiasmo—. ¡Es muy importante!Viola, que apenas tenía tres años, miraba a su madre y a los bebés con ojos grandes, sintiendo que todo era un gran misterio.—Sí, pero… ¿cuáles? —preguntó, tocando suavemente la cabeza de la niña que dormía en los brazos de su madre.Rafael, sintiendo que el momento era crucial, comenzó a pensar en todos los nomb
Mientras se dirigían al hospital, Rafael continuaba pensando en sus nuevos hermanos.—¿Cómo se llaman? —preguntó de repente, su voz llena de curiosidad.—Tu mamá les pondrá nombres. Pero puedes pensar en algunos para ayudarla —dijo Patricia, disfrutando de la conversación.—¡Me gusta el nombre Lucas! —exclamó Rafael—. Y para la niña, podría ser Sofía.Patricia rió suavemente.—Son nombres muy bonitos, cariño. Estoy segura de que a tu mamá le encantarán.Rafael sonrió, sintiéndose emocionado por la idea de tener hermanos.—¿Y si uno es un superhéroe? —preguntó, sus ojos brillando con imaginación—. Podría ser un superhéroe y proteger a todos.—Eso sería maravilloso, Rafael. Cada uno de ellos puede ser lo que quiera —respondió su abuela, sintiendo que el amor de su nieto era un bálsamo para su corazón.Finalmente, llegaron al hospital. Rafael sintió un cosquilleo en el estómago mientras entraban por las puertas automáticas.
Mientras se acomodaban en la sala, la noticia de los trillizos se esparció rápidamente. Federico, el padre de Raffil, y Patricia, su madre, llegaron al hospital en cuestión de minutos. Sus rostros reflejaban una mezcla de sorpresa y alegría.—¿Es cierto? —preguntó Federico, mirando a su hijo y a Victoria con incredulidad—. ¿Tienen trillizos?—Sí, papá —respondió Raffil, riendo entre lágrimas—. ¡Es una locura!Patricia se acercó, abrazando a Victoria con fuerza.—¡Qué bendición! —exclamó, su voz llena de emoción—. No puedo creer que sean tres.Poco después, Ambar y Mario, amigos cercanos de la pareja, llegaron al hospital. Habían tomado un vuelo privado y llegaron en menos de dos horas al enterarse de la noticia.—¡Victoria! —gritó Ambar, corriendo hacia ella—. ¡Felicidades! ¡No puedo creer que sean trillizos!Mario, con una sonrisa de oreja a oreja, se unió a la celebración.—Esto es increíble —dijo, mirando a los bebés con adm
En ese momento, la puerta se abrió de golpe, y Raffil apareció, su rostro pálido y lleno de preocupación. Había corrido desde su oficina, y el sudor perlaba su frente. Al ver a Victoria, su corazón se detuvo.—¡Victoria! —gritó, corriendo hacia ella—. ¿Qué está pasando?Victoria lo miró, y en sus ojos vio el amor y la preocupación que siempre había estado allí. Era su ancla, su refugio en medio de la tormenta.—Estoy… estoy a punto de parir —dijo, su voz temblando—. No sé si puedo hacerlo.Raffil se arrodilló junto a ella, tomando su mano con fuerza.—Tú puedes, amor. Eres más fuerte de lo que crees. Yo estoy aquí contigo, siempre —dijo, su voz suave y reconfortante.Con Raffil a su lado, Victoria sintió que la energía volvía a su cuerpo. Las contracciones continuaron, pero ahora había una nueva fuerza en ella, una mezcla de amor y determinación.—¡Empuja, Victoria! —gritó Anasthia, su voz resonando con urgencia—. ¡Ahora!Victo
En medio del caos, Victoria vio a un hombre que trataba de ayudar a las personas a salir. Era un guardia de seguridad, y estaba gritando instrucciones a la multitud.—¡Mantengan la calma! ¡Diríjanse hacia las salidas! —gritó, su voz resonando por encima del estruendo.Victoria sintió una chispa de esperanza al ver la determinación en el hombre. Sin embargo, sabía que debía actuar rápidamente.—¡Viola, sigue mi ejemplo! —dijo, y comenzó a empujar a través de la multitud, tratando de mantener su agarre en la mano de su hija.Con cada paso, el agua seguía subiendo, y Victoria podía sentir la desesperación a su alrededor. La gente empujaba y se agolpaba, pero ella se mantuvo firme, guiando a Viola hacia la salida.Justo cuando pensaba que no podrían avanzar más, sintió una mano en su hombro. Era Anasthia, quien había llegado corriendo al centro comercial al escuchar el estruendo.—¡Victoria! —gritó, su rostro pálido pero decidido—. ¡Estoy buscán
Las semanas pasaron, y la caravana finalmente llegó a la frontera con Colombia. Zara miró hacia el otro lado, sintiendo una mezcla de emoción y temor. Este era el lugar donde podría encontrar su nuevo hogar, pero también donde tendría que enfrentar su pasado.Mientras cruzaban la frontera, Zara sintió que el aire se volvía más fresco y el paisaje más verde. Las montañas se alzaban majestuosamente, y el sonido de un río cercano llenaba el aire. Era un contraste con el desierto que había dejado atrás, y sentía que su corazón se abría a nuevas posibilidades.Zara se adentró en el valle, sintiendo que cada paso la acercaba a la verdad sobre sí misma. La energía del lugar la envolvía, y comenzó a recordar momentos de su vida que había enterrado. Las risas de su infancia, los gritos de su padre, las traiciones que la habían llevado a convertirse en quien era.En el centro del valle, encontró un lago cristalino que reflejaba su imagen. Se acercó al agua, y al mirarse,
Danika había consumido el líquido oscuro, y con ello, había reclamado un poder que la transformaría para siempre. Pero en su interior, una inquietud crecía. No sabía de qué dependía su vida después de haber hecho aquel sacrificio. El veneno que ahora corría por sus venas era tanto una bendición como una maldición. Debía desaparecer, ocultarse y recuperarse por completo. Si alguna vez regresaba, lo haría como una sombra, como un ser poderoso, pero también vulnerable.Con el corazón latiendo con fuerza y la mente llena de pensamientos oscuros, Danika dejó el Palacio Arcan detrás de ella. Sabía que Raffil no tardaría en descubrir su regreso y la venganza que había desatado. Su nombre, Danika, era un recordatorio de su pasado, y debía cambiarlo. Necesitaba un nuevo comienzo, una nueva identidad. Así que, mientras caminaba por las áridas tierras del desierto, decidió que a partir de ese momento, se llamaría Zara, un nombre que sonaba exótico y misterioso, como la nueva vida que deseaba for
Mientras caminaba, recordó su infancia, esos momentos de soledad en los que soñaba con ser alguien diferente. En su mente, se veía a sí misma como una guerrera, una líder que no necesitaba la aprobación de su padre. Pero cada vez que se miraba al espejo, lo que veía era una niña perdida, atrapada en un mundo que no la quería.Las imágenes de su vida pasaban como un torrente: su padre, su hermano, el Palacio Arcan. Y luego, Kael. La traición de Kael había sido un golpe devastador, pero también había sido una lección. La confianza era un lujo que no podía permitirse. Ahora, cada paso que daba era hacia un futuro que ella misma forjaría, sin depender de nadie.Al caer la tarde, Danika llegó a un pequeño oasis. Las palmeras se alzaban como guardianes de un mundo oculto, y el agua cristalina brillaba bajo la luz del sol poniente. Se acercó al agua, dejando que sus manos se sumergieran en su frescura. Era un momento de paz, un respiro en medio de la tormenta que se avecinaba en su interior.
Cuando era niña, solía observar desde lejos cómo otras familias del desierto reían juntas, cómo los padres abrazaban a sus hijas y les contaban historias bajo la luz de las estrellas. Pero en su hogar, el amor era escaso, y los abrazos inexistentes. Su madre había muerto cuando ella era muy joven, y su padre nunca mostró interés en llenarle ese vacío. En su lugar, la crió con dureza, enseñándole que el mundo era un lugar cruel y que la única forma de sobrevivir era siendo más cruel que él.Danika creció con una mezcla de resentimiento y ambición. Quería demostrarle a su padre que no necesitaba ser un hombre para ser fuerte, que podía ser más poderosa que cualquier hijo que él hubiera deseado tener. Pero también quería vengarse. Vengarse de un mundo que parecía haberle dado la espalda desde el principio.Cuando conoció a Kael, vio en él una oportunidad. Kael era fuerte, astuto y despiadado, todo lo que ella aspiraba ser. Pero más que eso, Kael le ofreció algo que nunca