¡Vaya, qué situación más complicada! Tu rostro refleja una palidez inusual, como si hubieras enfrentado a un demonio recién.
"¡Estamos en problemas!" Exclamé sin titubear. Ella me ve con cara de demonio
"¿Victoria, alguna vez podrás evitar meterte en problemas?" Me reprochó con razón. Siempre parezco estar envuelta en algún lío, a veces hasta me planteo cambiar mi nombre a "problema" en lugar de Victoria.
"No, me metí voluntariamente", mentí. Fue mi impulso de sanvarguardiana el que me llevó a actuar.
"¿Puedes contarme qué sucedió por qué estemos en problemas?" Inquirió con preocupación.
"Bueno, te salvé la piel, evité que mataran al tipo que acaba de entrar", expliqué. Observé cómo ella perdía el equilibrio momentáneamente y se aferraba con fuerza a la barra.
"¿Ámbar, es algo grave?" Preguntó con inquietud.
"Victoria, gracias por salvarme de un desastre mayor", expresó con gratitud.
"Está bien, si te salvé, ¿a quién diablos ofendí ahora?" Repliqué con frustración.
"De todas formas, nena, no te preocupes, nos marcharemos inmediatamente", aseguró con determinación.
"¿Y quién se queda?" Cuestioné.
"Tomy acaba de llegar", respondió.
"Ahh, tu amor, ¿verdad?" Bromeé.
"¡Cierra tu bocaza!" Replicó con una sonrisa, y obedecí simulando cerrar mi boca con una cremallera.
Mientras bajaba para recoger mi bolso, pude ver al tipo bajando las escaleras, pero no logré verle la cara. El otro individuo lo arrastraba. Decidí salir por la puerta trasera y en ese momento me encontré con el tipo siendo metido en la cajuela. Ámbar y yo hicimos como si no hubiéramos visto nada y nos subimos a su coche.
Raffil Lepaldo
Recibí noticias sobre Moleno Bastazar, el desgraciado que estaba en ese club. Me vestí rápidamente y salí tras él. A pesar de tener muchas cosas que hacer, sabía que debía lidiar con ese individuo personalmente. Lo saqué de Colombia, pero me traicionó, y eso no quedará impune. Cuando llegué al lugar, noté que no había mucha gente. Subí las escaleras y nos sentamos en el cuarto privado que había pedido a Matías que preparara.
Mientras hablaba con Matías, una mujer entró y se abalanzó sobre mí, advirtiéndome sobre un arma apuntando hacia nosotros. Esa acción me impactó profundamente, ya que la única persona que hizo algo similar perdió la vida por mí. Su tacto era suave y su aroma natural, no quería soltarme de ella a pesar de no haber visto claramente su rostro. Mis hombres lograron inmovilizar al individuo que sostenía el arma, pero ahora dudo si esa mujer vino a salvarme o si está involucrada con ellos.
Le extendí la mano y ella se levantó para comenzar a golpear al tipo, mencionando el nombre de otra muchacha. Su actuación me resultó interesante, como si estuviera interpretando el papel principal. Su rabia y coraje me dejaron atormentado por un momento, pero le agradecí sinceramente. Le pedí que bajara para curar sus heridas. Al asomar la cabeza, la vi hablando con otra chica. Al salir, las vi subir a un coche. Quedé pensando si todo era una actuación, pero su comportamiento tan natural me desconcertaba.
¿Por qué actuaba tan normal?
Raffil exigió a Matías que recopilara toda la información posible sobre la mujer en cuestión. Matías asintió y prometió hacerlo. El hombre le ordenó vigilarla, sospechando que ella estaba involucrada en algo turbio. Matías, sin embargo, no estaba convencido de que ella estuviera al tanto de la situación, creía que ella pudo haber recibido el disparo en un intento de proteger al hombre. A pesar de su desacuerdo, el hombre lo fulminó con la mirada, silenciándolo con su gesto.
Mientras tanto, Matías reflexionaba sobre la suerte que tenía su jefe al encontrar a dos mujeres dispuestas a arriesgar sus vidas por él. La primera, su hermana y su amante Elizabeth, había huido en cuanto sonaron los disparos, pero la segunda, la mujer en cuestión, se había lanzado para protegerlo. Matías movió la cabeza en gesto de incredulidad, pero no dudó en cumplir con las órdenes de su jefe.
Por otro lado, Victoria y Ámbar llegaron a su apartamento con precaución, cerrando las cortinas y asegurando bien las puertas. Victoria se levantó en busca de un vaso de agua, agitada por lo sucedido. Soltó un suspiro de alivio al ver que su amiga cerraba la puerta tras ellas, sintiéndose un poco más segura.
Victoria, Daville y Ámbar estaban visiblemente alteradas, con el corazón en la boca y la incertidumbre rondando sus mentes. Se abrazaron en el sofá, buscando consuelo mutuo, mientras escudriñaban cada rincón de la habitación en busca de alguna señal de peligro. La adrenalina seguía corriendo por sus venas, recordándoles lo cerca que habían estado del desastre.
"¡Mierda, Ámbar, tengo el corazón en la boca!", exclamó Victoria, dejando escapar un suspiro de alivio al sentir el abrazo reconfortante de su amiga.
"¡No solo tú, ¿crees que nos siguieron?!", respondió Ámbar con la voz entrecortada por la ansiedad.
"No tengo idea, espero que no", admitió Victoria mientras se acomodaba en el sofá junto a su amiga. La tensión en el ambiente era palpable, pero al menos estaban a salvo por el momento.
"Bueno, a la m****a, solo salvamos el día. Si hubiera pasado, ahora estaríamos en la comisaría diciendo pila de m****a, que no serviría de nada", expresó Victoria con un dejo de resignación.
"Gracias, budasavatha, por el gran corazón de mi amiga que no puede dejar de meterse en problemas", bromeó Ámbar con una sonrisa irónica. Victoria sabía que su amiga tenía razón; su espíritu intrépido y su tendencia a meterse en situaciones complicadas eran una combinación explosiva.
"Esa pinche vieja tiene toda la razón, tengo el corazón de buda, pero que me deja más involucrada que abundancia y una vida en paz", admitió Victoria con una mueca resignada. A veces, su naturaleza impulsiva y valiente la metía en más problemas de los que podía manejar.
"Oye, eso ya pasó. Solo oremos y que todo, solamente fue un sueño", sugirió Ámbar con un tono de incredulidad. Victoria sabía que su amiga no era dada a las demostraciones de fe, pero en momentos como ese, cualquier atisbo de esperanza era bienvenido.
"Sí, como no un puto sueño, donde nuestra vida corre peligro verdad", replicó Ámbar con sarcasmo. La realidad era innegable, y ambas lo sabían.
"Sé positiva, por Dios, ¡y me llama aburrida!", bromeó Victoria, intentando inyectar un poco de optimismo en la situación. A pesar del peligro latente, siempre encontraba la manera de mantener el ánimo en alto.
"¡Si budasavhata!", exclamó Ámbar entre risas, contagiada por el espíritu optimista de su amiga. A pesar de todo, sabían que juntas podrían enfrentar cualquier desafío que se interpusiera en su camino.
Raffil, el hombre de negocios más exitoso y temido del mundo, se encontraba en su lujosa mansión cuando la imagen de Victoria invadió su mente. La sorpresa de que ella se lanzara a protegerlo lo dejó sumido en pensamientos profundos. Recordó a su hermana, quien había caído en una trampa y cuya pérdida lo atormentaba cada día. Raffil, un mafioso internacional sin precedentes, era conocido por su crueldad y frialdad, capaz de hacer temblar a cualquiera con solo una mirada. Nunca imaginó que una mujer se arriesgaría por él, ya que todos sabían que él evitaba cualquier cercanía con el sexo opuesto.
Se sirvió un vaso doble de whisky y lo bebió de un solo trago. Raffil Leopardo, el dueño de una empresa de joyas con presencia global y una vasta fortuna en bienes raíces, era conocido por su implacable inteligencia para aplastar a sus enemigos y competidores. Su reputación de ser frío y despiadado le había valido el apodo de "infierno". Nadie se atrevía a enfrentarlo en el ámbito empresarial, sabiendo que no perdonaba a ningún adversario.
Mientras reflexionaba sobre la inesperada acción de Victoria, Raffil se preguntaba si había sido una actuación o si realmente había sentido la necesidad de protegerlo. A pesar de su apariencia impenetrable, una chispa de duda y curiosidad se encendió en su interior. ¿Podría ser que alguien finalmente lograra traspasar su armadura de indiferencia? A medida que la pregunta rondaba su mente, una sensación desconocida comenzó a tomar forma en el corazón de Raffil, desafiando su creencia de que estaba destinado a permanecer solo en su implacable mundo de negocios.
La presencia de Victoria había despertado algo en él, algo que no podía ignorar. Aunque su reputación como hombre de negocios despiadado seguía intacta, una semilla de cambio había sido plantada en su interior. Raffil Leopardo, el hombre cuyo nombre inspiraba temor en los corazones de muchos, se encontraba enfrentando una nueva e inesperada realidad: la posibilidad de que alguien pudiera llegar a tocar su corazón.
Victoria Por la mañana, como todos los días, me despierto y sigo mi rutina. Me baño, me arreglo y tomo un taxi, ya que mi auto está en mantenimiento. Al llegar a la empresa, camino hacia la entrada, pero siento una mirada que quema mi espalda. Odio ese sentimiento, me recuerda la noche en que mis padres fueron ultimados por bandidos después de que me secuestraran.Desde entonces, me he convertido en toda una fiera. No permito que nada ni nadie me venza. He aprendido karate y a conducir, incluso he participado en varias carreras callejeras. Soy Victoria Daville, y doy una vuelta para ver si encuentro algún auto negro siguiéndome, pero no hay ninguno. Qué crédula fui.Al entrar a la empresa, saludo a los demás como siempre y me dirijo a mi oficina. Sin embargo, me topo con mi jefe, Vicente Rulo. Intento escabullirme y cambiar de ruta, pero él me conoce como la palma de su mano y me llama."Vic, que ni se te ocurra", me dice."Buenos días, Vicente. Solo iba por una taza de café", miento
VictoriaConduje hasta llegar a un callejón, donde decidí detenerme por un buen rato. Aproveché ese momento para cambiar de ropa, salí del coche y crucé la calle, observando atentamente a mi alrededor en busca de cualquier señal sospechosa. Parece que logré dejar atrás el caos, pero sigo sin poder respirar bien. El susto que viví hoy fue algo que nunca antes me había enfrentado. Me pregunto, ¿a quién ofendí? ¿Quiénes eran esas personas que me siguieron? ¿Será que alguien me mandó seguir a ese hombre? ¿Quiénes quieren hacerme daño?Caminé hasta llegar a un taxi que estaba cerca, tomé uno y le di la dirección de un hotel. Al llegar, reservé una habitación y me escondí. Una vez dentro de la habitación, cerré la puerta y caminé hasta la ventana. A simple vista no había nadie, pero no lograba estar tranquila. Mi respiración seguía agitada. ¿Cómo le contaré a Ámbar que unas camionetas me siguieron? ¿Cómo puedo evitar involucrarme en problemas? Mis rodillas flaquean, siento que se convierten
VictoriaLa luz del sol me despertó con una energía inusual. A pesar de lo que pasó ayer, me sentí llena de ánimo. Me vestí con mi nuevo conjunto y me di cuenta de lo bien que me quedaba. ¿Acaso todo el mundo notaría el cambio? No, es obvio que no. Al bajar, entregué la llave y me detuve a mirar en varias direcciones al mismo tiempo. Subí a mi coche y encendí el motor. Me dirigí a la empresa, dejando un mensaje para Ámbar en el estacionamiento sin preocupación. Sin embargo, una corriente eléctrica parecía cobrar vida en mí, aunque no veía nada al voltear.Me quedé parada, sin imaginar que alguien se tomaría la molestia de venir a la empresa para crear problemas. ¿Realmente esperan que baje la guardia? Sonreí con una carcajada enorme mientras subía en el ascensor. Recordé las palabras de mi madre: "cuando sientes que el miedo cobra vida en ti, solo sonríe en grande y sentirás cómo desaparece".Al llegar al lobby, sentí muchas miradas sobre mí, lo que me hizo desear cubrirme, aunque no e
Luego de llevarme a un restaurante muy elegante, me di cuenta de que tiene un gusto sexy. Sus ojos me hipnotizan y me siento nerviosa. Su mirada parece clavarse en mí y siento una extraña electricidad recorriendo mi cuerpo. El desayuno que pidió era exquisito y se me hizo agua la boca. De repente, su voz me distrajo y me mojé de nuevo, ¡maldición! Me dije a mí misma que debía calmarme, después de todo, Victoria es mi jefe.«Santo demonio cálmate, Victoria es tu jefe»Sus ojos marrones y su porte imponente hacen que cualquier mujer quiera estar con él. Tengo que contarle a Ámbar sobre esto. Habló con mi jefe por un largo rato y luego se levantó para atender una llamada. Su aura me dejó con escalofríos y una sensación de peligro. Su asistente, sentado cerca de mí, me miraba con una sonrisa en los labios. Es apuesto y tiene un aura de poder y nobleza, pero no se compara con su jefe. Él es magnífico.Terminé el desayuno en silencio, pero la curiosidad me estaba matando. ¿Por qué no regresó?
Lo cierto es que la oferta no era nada despreciable. Trabajar en una nueva sucursal significaba que mis proyectos tendrían mejores oportunidades de desarrollo. Sin embargo, no podía evitar tener un presentimiento con respecto a mi nuevo jefe. ¿Por qué de repente me presenta esta oportunidad? Ser la diseñadora principal de la sucursal suena tentador, pero algo en su actitud me hace dudar. Aunque, frente a ese hombre atractivo, no hay nada de malo en aceptar la oferta. Debo salir de aquí y encontrar una excusa para escapar, siento que me desmayaré con el aroma embriagador que emana de él.Estoy en pleno horario laboral, ¿qué excusa puedo inventar para salir de aquí? ¡Por el amor de Dios, Victoria, piensa rápido! Si bien soy buena para meterme en problemas, también soy buena para encontrar soluciones. Mi mente está en blanco, pero debo encontrar una salida antes de desmayarme.Mi tata siempre decía que el mismo que te trae te lleva. Pero en este momento siento que me lleva el diablo con e
NarradorVictoria despertó con un fuerte dolor de cabeza después de una noche de excesos. Había bebido tanto que se sentía completamente ebria, junto con su amiga Ámbar. A pesar de la hora, regresaron a sus casas para descansar, sabiendo que al día siguiente tenían que enfrentarse a sus responsabilidades laborales. Victoria se sentía ansiosa por volver al trabajo, a pesar de no estar completamente cómoda en ese entorno. Además, tendría que enfrentarse a un nuevo jefe que le había hecho una propuesta inesperada.Su mente estaba llena de preguntas sin respuesta, y sabía que tendría que encontrarlas en la empresa al día siguiente. Observar a su nuevo jefe y a sus compañeros le generaba inquietud, ya que no quería cometer errores en su nueva posición como diseñadora principal. No quería ser el centro de problemas, sino destacarse por su trabajo. Aunque la idea de aventar a alguien por la ventana cruzó fugazmente su mente, sabía que eso no era una opción._¡¿Victoria, caso no te vas a levan
En la planta baja, todos se quedaron mirándolo como si fuera el último Dios del planeta. Aunque, si es un hombre fuerte y hermoso, con esos ojos, por el amor de Dios, esos ojos. Ese perfume, me estoy volviendo loca. "Si contrólate Victoria, por el amor de Dios". Para matarme y dejarme más pasmada, el tipo sigue su camino y cuando llega justo a la puerta, sus ojos giran hacia mí, y varias miradas también lo hacen. "¿Qué carajo pasa que las chicas me miran con disimulo? Dios Santo, en qué me metí". Deja a sus hombres y camina hacia mi dirección. Eso no es normal, de seguro, que no lo es. Como si me conociera de toda la vida y yo ahora que siento que me mojé las bragas. No creo que así lo traje._¡Buenos días, ha llegado temprano!Veo cómo todas las demás montan sus ojos donde nosotros estamos, somos el centro de espectáculos. Ahora yo no sé qué responderle. "Como quisiera mandarlo al diablo o simplemente también respondo los buenos días qué hago"._"¡Buenos días!" "¡Sí, llegué temprano,
VictoriaDespués de una larga conversación, me proporcionó información detallada sobre su empresa y el área en la que trabajaría._ Matías, ¿podrías darle un recorrido por la empresa?_ ¡Por supuesto, señor!Descendimos al primer piso, donde todo comenzó. Matías me mostró desde el departamento de limpieza hasta la oficina de su jefe. Cuando llegamos al departamento de diseño, me presentó una oficina espaciosa y hermosa, con toques en mi color. Me resultó extraño, ¿cómo sabía cuál era mi color?_ ¡Saludos chicos, aquí les presento su nueva compañera de diseño, la subdirectora Victoria Daville! _ ¿Subdirectora? Dijo una chica en un escritorio. _ ¡Si su subdirectora, y estará a cargo de los nuevos proyectos! Desde allí, note las miradas mal formadas. Tengo experiencia en esto. Bastante, para ser justa. Salió otra chica, de algún lado, y me pregunto._ ¿Señorita, subdirectora, es usted, muy amiga del presidente? Esa mujerzuela parece querer insinuar algo, pero sería prudente que guard