Horas después, el bosque estaba en completo silencio, roto solo por el sonido de los insectos nocturnos. Raffil yacía inconsciente en el suelo, con sangre corriendo por su frente. Su paracaídas, ahora inservible, estaba enredado entre las ramas de los árboles cercanos. Su imponente figura, siempre tan llena de vida y poder, parecía ahora vulnerable, casi irreconocible.Sin embargo, el destino no había terminado de jugar con él.Cerca de allí, una figura femenina observaba desde las sombras. Danika, una mujer de belleza exótica y mirada penetrante, se acercó lentamente al lugar donde yacía Raffil. Su corazón dio un vuelco al reconocerlo. A pesar de los años y de las circunstancias que los habían separado, no podía olvidar el rostro del hombre que había destruido su vida.Danika, una vez una poderosa arcan del desierto, había sido exiliada de su tierra natal debido a una serie de decisiones que, directa o indirectamente, estaban relacionadas con Raffil Leopaldo. Ahora vivía en Colombia
—Doctor, quiero que quede claro algo —dijo Danika, con un tono que no admitía discusión—. No tienes idea de quién es este hombre, y no necesitas saberlo. Lo único que debes hacer es seguir mis órdenes.El doctor, aunque intimidado por la autoridad que emanaba de Danika, intentó razonar.—Señora, este hombre claramente ha perdido la memoria. Si no recibe el tratamiento adecuado, podría recuperar sus recuerdos de manera espontánea en cualquier momento.Danika lo interrumpió, acercándose peligrosamente.—No me importa si los recupera o no. Mientras esté bajo mi cuidado, él será mi esposo. Y tú no dirás ni una palabra sobre esto a nadie. Si intentas traicionarme, te aseguro que no vivirás para contarlo.El doctor tragó saliva, comprendiendo que no tenía otra opción más que obedecer. Danika era una mujer poderosa en su zona, y no era prudente desafiarla.Danika no podía creer lo que estaba sucediendo. Durante años había soñado con este momento, con tener a Raffil Leopaldo a su merced. Ahor
La sala principal de la mansión Leopaldo estaba cargada de tensión. Victoria, con su porte elegante y su mirada decidida, se encontraba de pie frente a sus hijos. Cada palabra que pronunciaba era como un golpe que resonaba en sus corazones. La desaparición de Raffil había puesto a prueba no solo la fortaleza de la familia, sino también su capacidad para mantenerse unidos en medio del caos.—Voy a Colombia —anunció Victoria con firmeza, cruzando los brazos sobre su pecho—. Es mi deber encontrar a su padre y traerlo de vuelta. No voy a delegar esto en nadie más. Raffil haría lo mismo por mí, y como su esposa, como una Daville, es mi responsabilidad.Rafael, el mayor de los hijos, dio un paso adelante. Su rostro reflejaba una mezcla de preocupación y determinación.—Madre, no puedes ir sola. Es peligroso, y tú lo sabes. Déjanos acompañarte. Si algo te pasa…Victoria alzó una mano, interrumpiéndolo.—Rafael, tú eres ahora el hombre responsable de todo el legado Leopaldo. Tu padre te prepa
_ ¡Victoria, por Dios, debes enfocarte en ti y en este trabajo! Te está consumiendo, ¡mírate!Rodé los ojos, detesto que esta mujer tenga razón, pero es mi mejor amiga. Ámbar Wister, mi confidente, mi protectora, mi madre sustituta. Ha sido mi roca en momentos difíciles, aunque a veces su exigencia se asemeja demasiado a la de mi jefe, ese demente desquiciado._ Sí, tienes razón. Gracias por venir, necesitaba verte._ ¿Y esperas que te dé un cumplido por venir al bar?Me mira fijamente y arquea una ceja, pareciendo un panda cuando lo hace._ Si no quieres que esté aquí, me marcho. Además, tengo cosas que hacer._ Escúchame bien, toma asiento en este taburete y no te muevas hasta que yo diga que está bien.Esa mujer es muy mandona, pero de la buena. Me pasa una cerveza, frunzo el ceño y ella la cambia por un vodka. Esa es otra de las razones por las que la aprecio, siempre sabe cómo alegrarme.Mientras saboreaba un delicioso trago de mi vokca, que sinceramente necesitaba más que un novi
¡Vaya, qué situación más complicada! Tu rostro refleja una palidez inusual, como si hubieras enfrentado a un demonio recién. "¡Estamos en problemas!" Exclamé sin titubear. Ella me ve con cara de demonio"¿Victoria, alguna vez podrás evitar meterte en problemas?" Me reprochó con razón. Siempre parezco estar envuelta en algún lío, a veces hasta me planteo cambiar mi nombre a "problema" en lugar de Victoria."No, me metí voluntariamente", mentí. Fue mi impulso de sanvarguardiana el que me llevó a actuar."¿Puedes contarme qué sucedió por qué estemos en problemas?" Inquirió con preocupación."Bueno, te salvé la piel, evité que mataran al tipo que acaba de entrar", expliqué. Observé cómo ella perdía el equilibrio momentáneamente y se aferraba con fuerza a la barra."¿Ámbar, es algo grave?" Preguntó con inquietud."Victoria, gracias por salvarme de un desastre mayor", expresó con gratitud."Está bien, si te salvé, ¿a quién diablos ofendí ahora?" Repliqué con frustración."De todas formas, n
Victoria Por la mañana, como todos los días, me despierto y sigo mi rutina. Me baño, me arreglo y tomo un taxi, ya que mi auto está en mantenimiento. Al llegar a la empresa, camino hacia la entrada, pero siento una mirada que quema mi espalda. Odio ese sentimiento, me recuerda la noche en que mis padres fueron ultimados por bandidos después de que me secuestraran.Desde entonces, me he convertido en toda una fiera. No permito que nada ni nadie me venza. He aprendido karate y a conducir, incluso he participado en varias carreras callejeras. Soy Victoria Daville, y doy una vuelta para ver si encuentro algún auto negro siguiéndome, pero no hay ninguno. Qué crédula fui.Al entrar a la empresa, saludo a los demás como siempre y me dirijo a mi oficina. Sin embargo, me topo con mi jefe, Vicente Rulo. Intento escabullirme y cambiar de ruta, pero él me conoce como la palma de su mano y me llama."Vic, que ni se te ocurra", me dice."Buenos días, Vicente. Solo iba por una taza de café", miento
VictoriaConduje hasta llegar a un callejón, donde decidí detenerme por un buen rato. Aproveché ese momento para cambiar de ropa, salí del coche y crucé la calle, observando atentamente a mi alrededor en busca de cualquier señal sospechosa. Parece que logré dejar atrás el caos, pero sigo sin poder respirar bien. El susto que viví hoy fue algo que nunca antes me había enfrentado. Me pregunto, ¿a quién ofendí? ¿Quiénes eran esas personas que me siguieron? ¿Será que alguien me mandó seguir a ese hombre? ¿Quiénes quieren hacerme daño?Caminé hasta llegar a un taxi que estaba cerca, tomé uno y le di la dirección de un hotel. Al llegar, reservé una habitación y me escondí. Una vez dentro de la habitación, cerré la puerta y caminé hasta la ventana. A simple vista no había nadie, pero no lograba estar tranquila. Mi respiración seguía agitada. ¿Cómo le contaré a Ámbar que unas camionetas me siguieron? ¿Cómo puedo evitar involucrarme en problemas? Mis rodillas flaquean, siento que se convierten
VictoriaLa luz del sol me despertó con una energía inusual. A pesar de lo que pasó ayer, me sentí llena de ánimo. Me vestí con mi nuevo conjunto y me di cuenta de lo bien que me quedaba. ¿Acaso todo el mundo notaría el cambio? No, es obvio que no. Al bajar, entregué la llave y me detuve a mirar en varias direcciones al mismo tiempo. Subí a mi coche y encendí el motor. Me dirigí a la empresa, dejando un mensaje para Ámbar en el estacionamiento sin preocupación. Sin embargo, una corriente eléctrica parecía cobrar vida en mí, aunque no veía nada al voltear.Me quedé parada, sin imaginar que alguien se tomaría la molestia de venir a la empresa para crear problemas. ¿Realmente esperan que baje la guardia? Sonreí con una carcajada enorme mientras subía en el ascensor. Recordé las palabras de mi madre: "cuando sientes que el miedo cobra vida en ti, solo sonríe en grande y sentirás cómo desaparece".Al llegar al lobby, sentí muchas miradas sobre mí, lo que me hizo desear cubrirme, aunque no e