_ ¡Victoria, por Dios, debes enfocarte en ti y en este trabajo! Te está consumiendo, ¡mírate!
Rodé los ojos, detesto que esta mujer tenga razón, pero es mi mejor amiga. Ámbar Wister, mi confidente, mi protectora, mi madre sustituta. Ha sido mi roca en momentos difíciles, aunque a veces su exigencia se asemeja demasiado a la de mi jefe, ese demente desquiciado.
_ Sí, tienes razón. Gracias por venir, necesitaba verte.
_ ¿Y esperas que te dé un cumplido por venir al bar?
Me mira fijamente y arquea una ceja, pareciendo un panda cuando lo hace.
_ Si no quieres que esté aquí, me marcho. Además, tengo cosas que hacer.
_ Escúchame bien, toma asiento en este taburete y no te muevas hasta que yo diga que está bien.
Esa mujer es muy mandona, pero de la buena. Me pasa una cerveza, frunzo el ceño y ella la cambia por un vodka. Esa es otra de las razones por las que la aprecio, siempre sabe cómo alegrarme.
Mientras saboreaba un delicioso trago de mi vokca, que sinceramente necesitaba más que un novio, apareció ese parlanchín llamado Maker. No entiendo por qué siempre tengo la mala suerte de encontrármelo cada vez que vengo aquí. Lo miré con desdén, esperando que entendiera que no quería que se acercara a mí. Afortunadamente, él captó la indirecta y se dio la vuelta. Moví los hombros en señal de victoria, recordándole que mi nombre es Victoria Daville, y que siempre hago honor a mi nombre.
Observé a varios clientes haciendo pedidos en la barra, pero Ambar estaba ocupada atendiéndolos. Decidí dejar mi bolso detrás de la barra y fui a ayudarla. Llevé las bebidas a las mesas que estaban en la lista de pedidos.
"¡Gracias, nena!" Me dijo Ambar.
"¡De nada, bombón!" Respondí con una sonrisa.
"Además, ¿qué quieres para tu cumpleaños este sábado?" me preguntó.
Rodé los ojos, dejando en claro que había olvidado por completo ese asunto. Vaya despiste el mío, olvidar mi propio cumpleaños. Desde que empecé a trabajar en la empresa JowGlam, diseñando exclusivos anillos de élite, los pedidos no paran de llegar. Y cada vez que Maker tiene una nueva inspiración, no tengo ni idea de dónde la saca. Pero cuando sucede, tengo que ayudarlo a plasmarla en un dibujo adecuado. Odio ser la diseñadora principal que él elige, pero supongo que es parte del trabajo.
En fin, aquí estoy, en medio del bullicio del bar, disfrutando de mi vokca y lidiando con las situaciones que se presentan. Al menos puedo decir que siempre cumplo con mi nombre, Victoria, en cada aspecto de mi vida.
Me siento en la barra, sumergiendo mi cabeza entre mis codos, acariciando mi cabello con gesto distraído. De repente, un ligero aroma se cuela en mis fosas nasales, un perfume exquisito que despierta mis sentidos. Ópera primé, de Bvlgari. Solo lo vi una vez, pero su fragancia quedó impregnada en mi memoria, como un recuerdo fugaz pero imborrable. Desde entonces, nunca más volví a toparme con un perfume tan cautivador. Mis ojos escudriñan el ambiente, buscando al portador de tan exquisita fragancia. Solo entonces, mi mirada se topa con una espalda ancha que asciende las escaleras con porte majestuoso. El azul marino del traje le sienta impecablemente, acentuando su presencia imponente que parece abrumar todo el bar.
De pronto, los ojos de Ambar se posan en los míos, y por primera vez, percibo en ellos un destello de intriga. ¿En qué demonios estará pensando y por qué me mira de esa manera?
_ ¿A quién buscabas? _inquire con curiosidad.
_ ¿Ese? A… nadie. ¿Qué te hace pensar que buscaba a alguien? _ replico tratando de ocultar mi sorpresa.
_ Hmmmmm, sabes que eres muy mala para mentir.
Maldición, parece que ha descubierto mi pequeño secreto. ¿Por qué me preguntas si ya has visto lo que querías ver?
_ Sí, claro, como digas _ respondo con evasiva, tratando de desviar la atención.
La fragancia de Ópera primé parece haber desatado una serie de eventos inesperados en este bar. Y mientras el misterio se cierne entre nosotros, no puedo evitar preguntarme qué otros secretos se esconden tras la mirada intrigante de Ambar, ¿conocerá a esta persona?
Me entrego una bandeja que sostenía un cubo de bebidas, y al levantar la mirada, la vi señalando hacia la escalera de arriba. Tomé un sorbo de mi vaso de whisky, que me había pasado ella, y sentí que empezaba a hacer efecto.
Subí las escaleras y me dirigí hacia la puerta, pero al llegar, vi a un tipo con un silenciador apuntando hacia adentro. La puerta estaba entreabierta, y me di cuenta de que nadie en la habitación había notado su presencia.
Mis manos temblaban, no sabía si arrojarle la bebida o hacer algún ruido. Finalmente, di una patada en el suelo, me sentía histérica. Odiaba depender de la ayuda de otros, siempre me metía en problemas. Pensé en acercarme sin dar la impresión de haber visto algo, pero mi instinto quería salir y golpearlo por causar problemas. Un disparo en este bar sería un desastre, y Amber estaría en problemas si alguien resultaba herido.
Vi cómo él arreglaba su arma y apuntaba directamente al corazón. En ese momento, me importaba poco lo que sucediera a continuación. Tenía que actuar. Di unos pasos hacia él, y aunque trató de disimularlo, seguía apuntando.
De repente, lo empujé hacia adentro y cayó al suelo.
- ¡Cuidado! ¡Tenía un arma y los estaba apuntando!
El maldito disparo, un sonido que traspasó el aire y se clavó en el silencio del pequeño bar. Me vi obligada a lanzarme sobre el sofá, cayendo encima de un hombre que yacía allí. Afortunadamente, mi destreza evitó que la bala me alcanzara, pero no pude evitar el corte en mi brazo. El caos de las bebidas derramadas en el suelo reflejaba la tensión del momento. Los hombres que rodeaban al individuo armado lo tenían sometido, pero mi atención estaba centrada en el hombre bajo mí.
Agradecí en silencio por mi habilidad para esquivar el peligro, mientras el hombre tendía su mano para ayudarme a levantarme. La escasa luz en la habitación no me permitía ver claramente su rostro, pero su gesto amable contrastaba con la rudeza del entorno. Al tomar su mano, su perfume invadió mis sentidos, dejándome aturdida. Siempre he tenido debilidad por los hombres que huelen exquisitamente bien, y él desprendía un aroma que mezclaba peligro y elegancia.
Al incorporarme, me encontré con la mirada del individuo que mantenía al agresor bajo control. Su tono era firme y directo, recordándole al intruso que ese no era lugar para cometer actos violentos. Mis labios se deslizaron con determinación, instintivamente defendiendo el ambiente que consideraba mi refugio.
—Hijo de puta, ¿acaso has venido armado para derramar sangre en este pequeño bar? Como te atreves a poner en peligro a mi Ámbar. Si buscas pelea, tendrás que enfrentarte a mí en lugar de recurrir a la violencia cobarde.
El desconocido me soltó la mano sin siquiera dirigirme una mirada, pero su fragancia seguía envolviéndome con su seductora presencia. Al alzar la vista para expresarle mi agradecimiento, me vi cautivada por sus ojos profundos, cuyo color era un misterio bajo la penumbra. Su aroma a tabaco se entrelazaba con su imponente presencia, dejándome sin aliento.
—Gracias —murmuré, apenas consciente de mis propias palabras.
En ese instante, su presencia imponente y su aroma embriagador me hicieron cuestionar quién era realmente ese hombre.
Me dejó en el limbo, sumergido en una profundidad bronca que sacudió mi ser. Sentí su presencia en la habitación, impregnada con su perfume y su respiración que se entrelazaba con la mía cuando caí sobre él.
"De nada, ahora bajo que tengo que curar esa herida", dijo con determinación.
Curar la herida, pero mi trasero solo quería escapar de allí. Su aura me dejaba con los nervios a flor de piel, una sensación que me volvía loca. Y ese perfume, por Dios, ansiaba volver a olerlo. Su aroma era tan rico que me embriagaba.
Bajé las escaleras corriendo y me detuve al lado de Ámbar. Su mirada fija en mí era como si hubiera visto un fantasma.
¡Vaya, qué situación más complicada! Tu rostro refleja una palidez inusual, como si hubieras enfrentado a un demonio recién. "¡Estamos en problemas!" Exclamé sin titubear. Ella me ve con cara de demonio"¿Victoria, alguna vez podrás evitar meterte en problemas?" Me reprochó con razón. Siempre parezco estar envuelta en algún lío, a veces hasta me planteo cambiar mi nombre a "problema" en lugar de Victoria."No, me metí voluntariamente", mentí. Fue mi impulso de sanvarguardiana el que me llevó a actuar."¿Puedes contarme qué sucedió por qué estemos en problemas?" Inquirió con preocupación."Bueno, te salvé la piel, evité que mataran al tipo que acaba de entrar", expliqué. Observé cómo ella perdía el equilibrio momentáneamente y se aferraba con fuerza a la barra."¿Ámbar, es algo grave?" Preguntó con inquietud."Victoria, gracias por salvarme de un desastre mayor", expresó con gratitud."Está bien, si te salvé, ¿a quién diablos ofendí ahora?" Repliqué con frustración."De todas formas, n
Victoria Por la mañana, como todos los días, me despierto y sigo mi rutina. Me baño, me arreglo y tomo un taxi, ya que mi auto está en mantenimiento. Al llegar a la empresa, camino hacia la entrada, pero siento una mirada que quema mi espalda. Odio ese sentimiento, me recuerda la noche en que mis padres fueron ultimados por bandidos después de que me secuestraran.Desde entonces, me he convertido en toda una fiera. No permito que nada ni nadie me venza. He aprendido karate y a conducir, incluso he participado en varias carreras callejeras. Soy Victoria Daville, y doy una vuelta para ver si encuentro algún auto negro siguiéndome, pero no hay ninguno. Qué crédula fui.Al entrar a la empresa, saludo a los demás como siempre y me dirijo a mi oficina. Sin embargo, me topo con mi jefe, Vicente Rulo. Intento escabullirme y cambiar de ruta, pero él me conoce como la palma de su mano y me llama."Vic, que ni se te ocurra", me dice."Buenos días, Vicente. Solo iba por una taza de café", miento
VictoriaConduje hasta llegar a un callejón, donde decidí detenerme por un buen rato. Aproveché ese momento para cambiar de ropa, salí del coche y crucé la calle, observando atentamente a mi alrededor en busca de cualquier señal sospechosa. Parece que logré dejar atrás el caos, pero sigo sin poder respirar bien. El susto que viví hoy fue algo que nunca antes me había enfrentado. Me pregunto, ¿a quién ofendí? ¿Quiénes eran esas personas que me siguieron? ¿Será que alguien me mandó seguir a ese hombre? ¿Quiénes quieren hacerme daño?Caminé hasta llegar a un taxi que estaba cerca, tomé uno y le di la dirección de un hotel. Al llegar, reservé una habitación y me escondí. Una vez dentro de la habitación, cerré la puerta y caminé hasta la ventana. A simple vista no había nadie, pero no lograba estar tranquila. Mi respiración seguía agitada. ¿Cómo le contaré a Ámbar que unas camionetas me siguieron? ¿Cómo puedo evitar involucrarme en problemas? Mis rodillas flaquean, siento que se convierten
VictoriaLa luz del sol me despertó con una energía inusual. A pesar de lo que pasó ayer, me sentí llena de ánimo. Me vestí con mi nuevo conjunto y me di cuenta de lo bien que me quedaba. ¿Acaso todo el mundo notaría el cambio? No, es obvio que no. Al bajar, entregué la llave y me detuve a mirar en varias direcciones al mismo tiempo. Subí a mi coche y encendí el motor. Me dirigí a la empresa, dejando un mensaje para Ámbar en el estacionamiento sin preocupación. Sin embargo, una corriente eléctrica parecía cobrar vida en mí, aunque no veía nada al voltear.Me quedé parada, sin imaginar que alguien se tomaría la molestia de venir a la empresa para crear problemas. ¿Realmente esperan que baje la guardia? Sonreí con una carcajada enorme mientras subía en el ascensor. Recordé las palabras de mi madre: "cuando sientes que el miedo cobra vida en ti, solo sonríe en grande y sentirás cómo desaparece".Al llegar al lobby, sentí muchas miradas sobre mí, lo que me hizo desear cubrirme, aunque no e
Luego de llevarme a un restaurante muy elegante, me di cuenta de que tiene un gusto sexy. Sus ojos me hipnotizan y me siento nerviosa. Su mirada parece clavarse en mí y siento una extraña electricidad recorriendo mi cuerpo. El desayuno que pidió era exquisito y se me hizo agua la boca. De repente, su voz me distrajo y me mojé de nuevo, ¡maldición! Me dije a mí misma que debía calmarme, después de todo, Victoria es mi jefe.«Santo demonio cálmate, Victoria es tu jefe»Sus ojos marrones y su porte imponente hacen que cualquier mujer quiera estar con él. Tengo que contarle a Ámbar sobre esto. Habló con mi jefe por un largo rato y luego se levantó para atender una llamada. Su aura me dejó con escalofríos y una sensación de peligro. Su asistente, sentado cerca de mí, me miraba con una sonrisa en los labios. Es apuesto y tiene un aura de poder y nobleza, pero no se compara con su jefe. Él es magnífico.Terminé el desayuno en silencio, pero la curiosidad me estaba matando. ¿Por qué no regresó?
Lo cierto es que la oferta no era nada despreciable. Trabajar en una nueva sucursal significaba que mis proyectos tendrían mejores oportunidades de desarrollo. Sin embargo, no podía evitar tener un presentimiento con respecto a mi nuevo jefe. ¿Por qué de repente me presenta esta oportunidad? Ser la diseñadora principal de la sucursal suena tentador, pero algo en su actitud me hace dudar. Aunque, frente a ese hombre atractivo, no hay nada de malo en aceptar la oferta. Debo salir de aquí y encontrar una excusa para escapar, siento que me desmayaré con el aroma embriagador que emana de él.Estoy en pleno horario laboral, ¿qué excusa puedo inventar para salir de aquí? ¡Por el amor de Dios, Victoria, piensa rápido! Si bien soy buena para meterme en problemas, también soy buena para encontrar soluciones. Mi mente está en blanco, pero debo encontrar una salida antes de desmayarme.Mi tata siempre decía que el mismo que te trae te lleva. Pero en este momento siento que me lleva el diablo con e
NarradorVictoria despertó con un fuerte dolor de cabeza después de una noche de excesos. Había bebido tanto que se sentía completamente ebria, junto con su amiga Ámbar. A pesar de la hora, regresaron a sus casas para descansar, sabiendo que al día siguiente tenían que enfrentarse a sus responsabilidades laborales. Victoria se sentía ansiosa por volver al trabajo, a pesar de no estar completamente cómoda en ese entorno. Además, tendría que enfrentarse a un nuevo jefe que le había hecho una propuesta inesperada.Su mente estaba llena de preguntas sin respuesta, y sabía que tendría que encontrarlas en la empresa al día siguiente. Observar a su nuevo jefe y a sus compañeros le generaba inquietud, ya que no quería cometer errores en su nueva posición como diseñadora principal. No quería ser el centro de problemas, sino destacarse por su trabajo. Aunque la idea de aventar a alguien por la ventana cruzó fugazmente su mente, sabía que eso no era una opción._¡¿Victoria, caso no te vas a levan
En la planta baja, todos se quedaron mirándolo como si fuera el último Dios del planeta. Aunque, si es un hombre fuerte y hermoso, con esos ojos, por el amor de Dios, esos ojos. Ese perfume, me estoy volviendo loca. "Si contrólate Victoria, por el amor de Dios". Para matarme y dejarme más pasmada, el tipo sigue su camino y cuando llega justo a la puerta, sus ojos giran hacia mí, y varias miradas también lo hacen. "¿Qué carajo pasa que las chicas me miran con disimulo? Dios Santo, en qué me metí". Deja a sus hombres y camina hacia mi dirección. Eso no es normal, de seguro, que no lo es. Como si me conociera de toda la vida y yo ahora que siento que me mojé las bragas. No creo que así lo traje._¡Buenos días, ha llegado temprano!Veo cómo todas las demás montan sus ojos donde nosotros estamos, somos el centro de espectáculos. Ahora yo no sé qué responderle. "Como quisiera mandarlo al diablo o simplemente también respondo los buenos días qué hago"._"¡Buenos días!" "¡Sí, llegué temprano,