Capítulo 38
—Luciana —Martina la empujó ligeramente, tratando de llamar su atención—. ¿Te están buscando?

Luciana levantó la vista y vio a su lado un auto Pagani plateado que avanzaba lentamente, como si estuviera paseando. Al ver que ella miraba, el auto se detuvo y Sergio salió del vehículo.

—Luciana, ¿a dónde vas con todo eso tan pesado? Sube, Alex dijo que te llevaríamos —comentó Sergio mientras se acercaba para tomar el asa del maletín.

—¡No es necesario! —Luciana se negó a soltarlo, rechazándolo con frialdad—. Puedo caminar sola.

Sergio, en apuros, miró hacia el asiento trasero del coche. A través de la ventana, Alejandro ya había visto lo que sucedía y, al instante, sintió que algo en su mente se tensaba. Bajó del auto, pasó junto a Sergio y levantó el maletín sin esfuerzo. Con voz firme, ordenó:

—Abre el maletero.

—¡Claro! —Sergio respondió de inmediato, y rápidamente guardó el maletín en el maletero.

Luciana, sorprendida y enojada, corrió hacia Alejandro, agarrándolo del brazo.

—¿Qué está
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