Capítulo 37
Luciana lo miró con una sonrisa amarga y llena de desdén.

—Fue mi error. Creí que esta pulsera era para mí. Deberías haberme dicho la verdad desde el principio. Fui yo la que malinterpretó las cosas.

Alejandro estaba desconcertado, sin entender del todo la situación. Solo escuchaba mientras ella continuaba hablando.

—Señor Guzmán, en el futuro, no regale cosas destinadas a su novia a otras personas. ¿No le parece un fastidio tener que comprar una nueva para reemplazarla?

Dicho esto, Luciana se dio la vuelta y comenzó a caminar hacia la puerta.

El rostro de Alejandro se ensombreció. ¿Había visto a Mónica? ¿Dónde la habría encontrado?

No era importante. Lo que importaba era que había visto a Mónica usando la pulsera.

¿Y eso la había molestado? ¿Por qué?

Si alguien debía estar molesta, esa era Mónica, no Luciana.

Después de todo, esa pulsera, originalmente, estaba destinada para ella.

Al abrir la puerta, Luciana se encontró con Sergio, quien acababa de entrar.

Sonriendo, él la saludó:

—Lu
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