Capítulo 46
Un silencio mortal cayó sobre ellos.

El rostro de Luciana se había vuelto pálido, sin una gota de color. Alejandro sintió un pinchazo de culpa en el pecho, deseando poder abofetearse a sí mismo. ¿Por qué, cada vez que se enfadaba, decía tantas tonterías?

—Luciana… —Alejandro intentó disculparse, pero no sabía cómo hacerlo—. No era mi intención decir eso, solo quería…

Luciana esbozó una pequeña sonrisa, levantando el mentón.

—Tienes razón, lo que llevo dentro es un bastardo. Alguien como yo no merece tu preocupación, así que te agradecería que no te metas en mi vida nunca más. —En ese momento, el ascensor se detuvo.

—¡Luciana! —Alejandro intentó detenerla mientras ella salía apresurada, pero su mano quedó en el aire, sin alcanzarla.

De repente, lleno de frustración, Alejandro levantó el puño y lo estrelló contra la pared del ascensor. La rabia y la incomodidad lo abrumaban, haciendo que hasta respirar se le hiciera difícil.

***

Cuando Luciana llegó a revisar a su paciente, Sergio le inf
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