Mateo Rodríguez y Lucía Díaz se casaron solo por conveniencia. Pero después de una noche de lujuria, Lucía pensó que su relación iba a mejorar, aunque muy para su pesar escuchó a Mateo gritar el nombre de su amante. Con el corazón hecho escombros, le entregó los papeles de divorcio. Para cortar esa relación tóxica, mintió diciendo que quería hijos, pero que la infertilidad de su esposo había arruinado por completo su relación. Poco después, Lucía descubrió que estaba embarazada. Mateo, al enterarse de esto, estalló lleno de furia y buscó por toda la ciudad al supuesto padre del niño, jurando matarlo. Nunca imaginó siquiera que él mismo era el padre...
Leer másMateo dio un sorbo al café, que era amargo con un toque de dulzura.Solo Lucía podía preparar un café negro con ese arte tan peculiar.Después de dudar por unos minutos, Lucía no pudo evitar en ese momento sentirse emocionada:— Cuando termines con este periodo ocupado, ¿aproximadamente cuánto tiempo será?Desde que se había casado con Mateo, aparte de los padres de ambos y sus amigos más cercanos, casi nadie lo sabía.Excepto por el certificado de matrimonio, ni siquiera tenían una foto juntos, mucho menos una hermosa luna de miel.Si Mateo decidía llevarla a Francia, ella podría considerarlo como su merecido viaje de luna de miel.Al menos no quedaría con ese pendiente en esta vida.Mateo permaneció en silencio por unos segundos, y luego respondió:— A más tardar en una semana.— Bien —respondió ella emocionada.Ese tiempo aún era tolerable.Ya que mañana no tenía que ir a la oficina, podría buscar un buen hospital y hacerse un completo control prenatal.Con Mariana presente, podría
Lucía temía que él hiciera algún otro movimiento, así que respondió con rapidez:— Está bien.Mateo parecía satisfecho con su respuesta.— Has tenido problemas digestivos últimamente, ¿cómo es que pareces haber engordado?Lucía se quedó paralizada.No era la primera vez que Mateo mencionaba esto.Con agilidad cambió de tema:— Quizás es porque no he descansado bien y mi cara se ve un poco hinchada. También el desequilibrio hormonal puede causar cierto aumento de peso...Mateo se quedó pensativo.— ¿Contrataste a Regina y aun así la presión del trabajo es tan grande?— Tal vez soy demasiado perfeccionista —respondió Lucía, sin atreverse a mirarlo directo.Mateo mostró cierto desagrado.— Por la forma cómo lo dices, parece que no quieres ocuparte de estos asuntos conmigo y estás buscando excusas.— No es así —se apresuró a decir Lucía, aunque intentando no mostrarse demasiado ansiosa.Claramente no quería que Mateo centrara su atención en ella, pero la conversación había vuelto de manera
Apenas Regina se fue, los ojos negros y profundos de Mateo se posaron con intensidad sobre Lucía —— ¿Dónde conseguiste tantas cosas? —preguntó.Como las bolsas eran transparentes, solo se podía ver que contenían algunos alimentos empaquetados.— Fui a casa de mis padres —respondió despreocupada Lucía.— ¿No te encontraste con Nicolás? —inquirió de inmediato Mateo con voz pausada.Pero, no parecía estar ebrio en lo absoluto.Al parecer, Regina tenía verdadera capacidad de aprendizaje y ejecución.— Él tiene sus propios asuntos, ninguno de nosotros tiene tanto tiempo libre para andar por ahí —contestó Lucía con calma.Dicho esto, Lucía llevó las dos grandes bolsas hacia la cocina.Ya que iba a quedarse en Vista Hermosa por un largo tiempo, prefirió no decir nada más.Cuando regresó después de guardar las cosas, Mateo le hizo un gesto con la cabeza.— Ven aquí.Lucía no quería enfrentarse a él, así que obediente se acercó.Mateo extendió su mano y, ella fue atraída hacia sus brazos.Un f
Lucía sintió que le faltaba el aire.Pero con disimulo lo ocultó: —No estoy embarazada, solo he comido muchas cosas suaves últimamente y quería cambiar de sabor.Su madre ya le había preguntado antes y ella le había contado sus planes de divorciarse de Mateo. Si su madre se enteraba ahora de su embarazo, seguro tendría algo más que decir.Al oírla, Ana le aconsejó: —Mejor así. Ya que has tomado una decisión, quedar embarazada en este momento solo te complicaría un poco las cosas.Ana iba a decir algo más, pero Tomás le lanzó una mirada de advertencia.—Lucía, come más por favor. Lo de los hijos, ustedes los jóvenes deciden —le animó Tomás.—Sí —afirmó Lucía.Con el embarazo, su apetito había cambiado y se sentía somnolienta con facilidad.Poco después de comer, comenzó a sentir sueño. Estaba a punto de ir a recostarse cuando de repente Javier la llamó.—Señorita Díaz, el señor Rodríguez está ebrio.—...¿Dónde está? —Lucía no podía ignorarlo.—Regina y yo lo estamos llevando a Vista Her
—No es eso. Hoy tiene que reunirse con clientes importantes. Tú solo cumple con tu trabajo en la oficina y listo.Mateo era así con todos, una persona distante y fría.Si realmente detestara a alguien, y no hubiera intereses de por medio, no permitiría por nada del mundo que esa persona apareciera ante él.Al ver que Regina no respondía, Lucía añadió: —Deberías mejor centrarte en tu trabajo, en hacerlo bien, no en si le agradas o no.—¿Acaso perderías la motivación para seguir trabajando si no le agradaras? —Lucía pronunció cada palabra con claridad y firmeza, siendo directa.Regina reflexionó por unos minutos: —Tienes razón, lo entiendo. No debería ser tan impaciente.Lucía respondió con indiferencia: —Ve a trabajar.Así, Regina volvió a su puesto.Como Mateo había ido a reunirse con los representantes del Grupo Financiero Horizonte, Lucía podría moverse libremente después del trabajo. Entonces decidió visitar a sus padres.Lo que no esperaba era encontrarse allí con Adriana y Lily.A
Lucía quedó sin palabras, sin entender en ese momento por qué él reaccionaba de forma tan brusca.—¿Te sientes mejor así? —le preguntó.Mateo la miró a los ojos y al darse cuenta de que ella no tenía esa intención, apretó los labios, cerró los ojos y respondió con un tono de voz preocupada: —Sí, mucho mejor.Sabía que ella estaba cambiando de tema y decidió no insistir más al respecto.Lucía le siguió dando el masaje hasta que sus manos le comenzaron a doler.Al escuchar la respiración pausada de Mateo, dejó de masajearlo y le trajo una manta ligera.Cuando salió de la oficina, se encontró con Regina.—Lucía —Regina la saludó al instante.Lucía había estado en la oficina de Mateo por más de una hora.Después de lo ocurrido anoche en la fiesta, cuando Mateo le rompió una botella en la cabeza a Diego, cualquiera podía ver que entre Mateo y Lucía existía una relación profunda.Lucía inclinó la cabeza y regresó a su puesto.Mariana le envió un mensaje: [¿Qué has decidido? ¿Aceptarás mi pro
Tanto Mateo como Lucía fueron atraídos instintivamente por esa voz.Vieron a una joven con un vestido largo rosa, alta, de piel blanca, con el cabello recogido en un delicado moño alto y cubierta de joyas brillantes, que corría entusiasta hacia Mateo levantando su falda. Llevaba una máscara plateada muy similar a la de Mateo.Lo más notable era la diferencia de altura cuando la chica llegó frente a Mateo.Para reconocer a Mateo de un vistazo aun con máscara, ¡cuán familiar debía serle!—¿Quién eres tú? —preguntó Mateo algo sorprendido.Estaba seguro de que esta persona no era Lucía.No sabía qué tramaba su tía.Y tampoco sabía que, en ese momento, Lucía observaba todo.La joven sonrió graciosa: —Mateo, no importa quién soy. ¿Puedo invitarte a bailar? Tu tía ha organizado esta fiesta, al menos déjame aprovechar esta gran oportunidad.Ese "tu tía" despertó la curiosidad tanto de Mateo como de Lucía.¿Quién era esta chica?Mateo la rechazó con firmeza: —No acepto invitaciones de desconoci
Aunque Gabriela ya tenía cierta edad, le gustaba que la llamaran "señorita Rodríguez", como si fuera joven.Mateo, viendo cómo su tía se alejaba poco a poco con Lucía, decidió respetar las reglas y se puso una máscara metálica plateada.Cuando entró, Gabriela ya había llevado a Lucía al segundo piso del salón. Desde esa posición, nadie podía ver el interior, pero desde adentro se podía contemplar todo el salón de la planta baja.Había mucha gente en la fiesta, todos elegantemente vestidos. Los jóvenes lucían sus esbeltas y delicadas figuras.Lucía no entendía el propósito de asistir a esta fiesta organizada por la tía.—Toma un poco de jugo. Esta noche, puedo poner a prueba a ese sinvergüenza de Mateo —Gabriela con cariño empujó un vaso de jugo hacia Lucía, con una sonrisa astuta en sus labios.Aunque Mateo decía que Lucía se había casado solo por las acciones que el abuelo le había ofrecido, Gabriela no creía que después de tres años de matrimonio no sintieran nada el uno por el otro.
Lucía preguntó con indiferencia: —¿No debo hacerte enfadar a ti, ni decepcionar a tu tía, y además tengo que mantener contenta a tu madre? ¿Y en todo yo donde quedo?Mateo respondió algo molesto: —Lucía, no olvides que fuiste tú quien le dijo a mi abuelo que querías casarte conmigo.Lucía recordó aquellos doscientos mil dólares y las acciones. Le dolía demasiado la cabeza y sentía como si una mano invisible le apretara con fuerza el corazón. Por un momento, le costó respirar.No quería seguir discutiendo estos asuntos con Mateo, así que se apoyó en la ventanilla y cerró los ojos.Mateo dejó de hablar, asumiendo que estaba cansada.Poco después, el conductor estacionó frente a Vista Hermosa. Mateo pensaba dejarla dormir un poco más, pero para su sorpresa, Lucía abrió con firmeza la puerta.Al ver que caminaba a paso largo, Mateo se dio cuenta de que no estaba cansada, simplemente no quería enfrentarse a él.Mateo se mordió nervioso los labios y la siguió: —Entra primero a ver. Si no hay