CXLVIII Su mundo entero

Acostadas sobre la alfombra de la sala, Libi, Lucy y Espi jugaban a las cartas en su noche de chicas. Hacían pares y quien se quedara con el par de la carta que tenían escondida debajo de un cojín, tendría que hacer una penitencia. A Libi le había tocado cantar una canción en chino y Espi había tenido que bailar rock and roll. Lucy seguía invicta.

Hasta que perdió y fue Espi quien propuso la penitencia. Lucy se levantó y en pijama y pantuflas salió a la calle porque no era ninguna cobarde y gritó a todo pulmón:

«¡Tengo piojitos!»

Libi y Espi lloraban de la risa, retorciéndose sobre la alfombra. Después de días tan cargados a la desdicha, qué bien se sentía pasar tiempo de calidad en familia. Las risas duraron hasta que Lucy regresó. No venía sola.

El grito que Espi dio al ver al visitante les puso la piel de gallina. Fue un grito de emoción y sorpresa.

—¡Papi! —corrió hacia Irum, que la cogió en sus brazos.

Libi se puso de pie de un salto con intenciones de brincarles encima y sep
Capítulos gratis disponibles en la App >

Capítulos relacionados

Último capítulo