Historia de época inspirada en la novela de tv CORAZÓN SALVAJE. Desde su infancia, Rebeca ha sabido que su destino estaba unido al de su primo Iván Felipe. Su compromiso era un acuerdo inquebrantable… hasta que el corazón de Iván Felipe eligió a otra. Marta, la hermana de Rebeca, se convirtió en su esposa, ocultando un pasado prohibido con otro hombre. Rebeca, leal y sacrificada, haría todo lo que estuviera en sus manos para que su primo nunca descubriera la verdad. Pero el regreso de Pablo, el hombre que alguna vez fue amante de Marta, amenaza con derrumbarlo todo. Sin embargo, Pablo ya no es el mismo de antes. Como alfa de su manada, su prioridad es comprender el mundo humano para garantizar la supervivencia de los suyos. Lo que no esperaba era encontrarse con Rebeca… ni que su alma rugiera al reconocerla como su compañera. Durante años, los licántropos creyeron que su Diosa los había condenado, negándoles el vínculo sagrado de los compañeros. Pero ahora algo ha cambiado. De repente, muchos de su especie están encontrando a su otra mitad entre los humanos. ¿Es este un nuevo amanecer para su raza o solo el preludio de un conflicto aún mayor? Mientras los cazadores acechan y el destino de ambas especies pende de un hilo, Rebeca deberá decidir entre su deber hacia su familia o el llamado irresistible de su corazón. ¿Podrá el amor entre una humana y un licántropo desafiar las barreras de sus mundos? ¿O será solo un imposible entre la luna y el destino?
Leer másAyer casi muero del susto al ver a mi hija herida. Cuando Rebeca llegó a casa, su brazo vendado y el rostro pálido, supe que un médico ya la había atendido y que su vida no corría peligro, pero aun así, el dolor y la angustia me consumieron.¿Hice mal en entregar a mi hija a ese hombre?No dejo de preguntármelo.Supe que Iván Felipe había retado inicialmente a Pablo a duelo, un enfrentamiento que no llegó a concretarse por el repentino fallecimiento de mi querida Marta. Pero ahora, con el duelo solicitado por Pablo, mi corazón de madre solo encuentra culpabilidad en él.Mientras mi hija descansaba, Iván Felipe pasó a preguntar por ella y su estado. Aparentemente mi hija no lo quizo cerca al igual que a su marido al momento de la atención médica.—Estoy seguro de que Marta fue engañada por ese hombre —murmuró Iván Felipe con el tormento reflejado en su mirada—. No hay otra explicación para que una señorita de su condición cediera ante sus pretensiones insanas.Lo observé con un nudo e
Salgo de la casa de don Noé con un solo propósito: recuperar a mi esposa. Sé que lo que estoy a punto de hacer no contaría con su aprobación, pero no soy él. No puedo, ni quiero, pasar veinticuatro horas sin ella.La noche es mi aliada. La oscuridad cubre mis movimientos mientras cruzo el jardín con sigilo, acercándome al balcón de su habitación.Desde la penumbra, la observo. Se levanta el tocador, deja caer la bata con elegancia antes de apagar la luz y deslizarse debajo de las sábanas. Por unos segundos, simplemente el observo. Su sola presencia alivia algo dentro de mí, pero no es suficiente. Don Noé tiene razón: he sido yo quien la ha alejado, pero eso se acabó. He mi aprendido lección.Empujo la puerta del balcón, pero está cerrada. Golpeo el vidrio suavemente. Ella se sobresalta, se endereza en la cama y dirige su mirada preocupada hacia mí.Cuando corre la cortina y nuestros ojos se encuentran, veo el reproche en su expresión. De no ser por el cabestrillo que sujeta su brazo d
Salgo de la casa de don Noé con un solo propósito: recuperar a mi esposa. Sé que lo que estoy a punto de hacer no contaría con su aprobación, pero no soy él. No puedo, ni quiero, pasar veinticuatro horas sin ella.La noche es mi aliada. La oscuridad cubre mis movimientos mientras cruzo el jardín con sigilo, acercándome al balcón de su habitación.Desde la penumbra, la observo. Se levanta el tocador, deja caer la bata con elegancia antes de apagar la luz y deslizarse debajo de las sábanas. Por unos segundos, simplemente el observo. Su sola presencia alivia algo dentro de mí, pero no es suficiente. Don Noé tiene razón: he sido yo quien la ha alejado, pero eso se acabó. He mi aprendido lección.Empujo la puerta del balcón, pero está cerrada. Golpeo el vidrio suavemente. Ella se sobresalta, se endereza en la cama y dirige su mirada preocupada hacia mí.Cuando corre la cortina y nuestros ojos se encuentran, veo el reproche en su expresión. De no ser por el cabestrillo que sujeta su brazo d
Despierto con el corazón desbocado y una opresión angustiante en el pecho. Una sensación inexplicable, como si algo estuviera a punto de romperse dentro de mí. Instintivamente, giro sobre el colchón y estiro la mano en busca del calor reconfortante de mi marido… pero solo encuentro el vacío.El frío de las sábanas es como un mal augurio. Mi corazón se encoge, latiendo con fuerza contra mis costillas. La habitación está en penumbras, la luz apagada del baño me dice que no está ahí, y afuera la noche aún se aferra al cielo. ¿Adónde ha ido Pablo a esta hora?Me envuelvo apresuradamente en mi bata y salgo de la habitación, con la esperanza absurda de encontrarlo en la cocina, quizás disfrutando de un bocadillo nocturno. Pero al llegar, solo encuentro a la señora Pilar, quien, con su eterna calma, ya se dispone a preparar el desayuno.—Buenos días, mi Luna. ¿Qué hace levantada tan temprano? —su voz es cálida, pero no consigue apaciguar la inquietud que me atenaza.—Buenos días, señora Pila
—Esa gente no entiende de razones. Parece que su único objetivo es declararme culpable —digo con disgusto a don Noé en cuanto salimos de la citación.—Sabías que esto no sería fácil. No solo luchas contra la influencia de la señora Enola, sino también contra los celos de todo el pueblo.Lo miro, sorprendido.—¿Celos? ¿Por qué habrían de tenerme celos?El hombre, con su barba salpicada de cañas, sube al carruaje y me observa en silencio, como esperando que yo mismo llegue a la respuesta. Pero al ver que no lo hago, suspira y decide hablar.—Hasta hace poco eras un don nadie, un desconocido más entre los jornaleros de la hacienda Amanecer. Y de repente, resultaste ser el dueño, llevas un apellido de renombre, te casaste con una condesa y, como si fuera poco, tu hacienda se ha convertido prácticamente en un pueblo. Has conseguido lo que todo hombre humilde y ambicioso anhela.Dicho así, parece que hubiera hecho trampa para obtenerlo. Pero de todo lo que ha mencionado, lo único que realmen
Seis meses atrás, jamás me habría imaginado compartir una mesa en un bar con Juan Benedicto, pero aquí estamos. Tragos en mano, sentados en un rincón apartado, rodeados de una música de pésimo gusto y meseras de gestos coquetos que se aseguran de mantener nuestros vasos siempre llenos.Tengo muchas cosas que debo hablar con él, pero quiero empezar por lo menos problemático entre nosotros. Sorprendentemente, ese tema es su renuncia a la vida sacerdotal.— ¿Cómo tomó papá la noticia?Juan sonríe con nostalgia antes de responder.—Tan mal como lo imaginaba. No quiere saber nada de mí, ya no me considera su hijo y, por supuesto, me prohibió volver a la casa o visitar a mamá.—Muy predecible el viejo —comento, bebiendo con deliberada lentitud mi primer trago.—Sí. Afortunadamente, prometió no interferir en mi trabajo.Lo miro con curiosidad. No puedo imaginar qué clase de trabajo podría cruzar su camino con el de nuestro padre.—¿Cuál es ese trabajo?Me mira con duda por unos segundos, per
El trabajo en la capital avanzó con sorprendente rapidez, gracias a los esfuerzos previos de don Noé. A mi llegada a las oficinas gubernamentales, la mayoría de los trámites ya estaban resueltos. Mi trabajo se redujo a recoger respuestas y firmar documentos como responsable administrativo. Todo transcurrió sin contratiempos y, diez días después, emprendí el regreso a la hacienda con noticias que marcarían un nuevo comienzo: ahora somos el pueblo Amanecer.Aún quedan gestiones para completar, pero, de manera provisional, he sido nombrado alcalde. La estructura básica está en marcha, y en unos días llegará alguien que hará las veces de juez y notario, consolidando así el orden que tanto se requiere para tener credibilidad como pueblo.Al llegar al lugar al que desde hace unos días llamo hogar, encuentro a Raquel esperándome en la puerta. Su sonrisa radiante me dice que me extrañó tanto como yo a ella y aun así, debo encontrar la forma de escapar momentáneamente de esa tentación.No pued
Tras la salida de Iván Felipe, me acomodo en uno de los muebles de la sala para reflexionar sobre la situación. Una verdad innegable es que amo a mi esposo y lo hago de una manera tal que nunca creí posible. Pensé haber estado enamorada de Iván Felipe, pero ahora entiendo que no fue así, él solo fue una ilusión que alimenté por años.Es claro que tenemos nuestras diferencias culturales muy marcadas con Pablo, pero aunque me haya parecido completamente inaceptable la desnudez pública, nunca llegué a pensar en alejarme de su lado. Ahora lo conozco mejor y sé que mi esposo es un hombre bueno que se esfuerza por el bienestar de su gente, él ama a su comunidad y yo también he aprendido a hacerlo. Siento que tengo ahora una obligación de ayuda a estas personas, por eso no puedo botar al saco roto las palabras de Iván Felipe.Sus palabras son una clara amenaza que no puedo permitir que se materialice. La vida de esas personas están condicionadas a alejarme de Pablo. Son demasiadas vidas las
—¿Acaso has perdido el juicio, Iván Felipe? —Rebeca sujeta con manos temblorosas el documento que acabo de entregarle. Su expresión es una mezcla de horror e incredulidad.—Claro que no. —Mi voz es firme, inquebrantable—. El apellido Ortega fue obtenido mediante chantaje. Sabiendo eso, jamás aceptaré a ese hombre como mi hermano. Alguien como él no merece llevarlo.Mi padre no fue un buen hombre, ahora lo sé, pero el apellido Ortega no le pertenece solo a él. Mi madre ha trabajado incansablemente para mantenerlo en alto, y yo he hecho lo mismo.Los ojos de Rebeca recorren la habitación, asegurándose de que nadie más pueda escuchar lo que está a punto de decir.—Por favor, reconsidéralo. Lo que pasó entre ellos fue antes de que ustedes se casaran. Si presentas esta denuncia, no solo le quitarán el apellido a Pablo… También estarás gritando al mundo que entre mi hermana y mi esposo hubo un amorío. ¿Estás dispuesto a enfrentar lo que eso implicará socialmente?Sonrío con ironía. ¿Cómo es