Recuerdo que siempre soñé con regresar a mi hogar a mi patria. Anhelaba los días calurosos y los paisajes que mi mente guardaba como un bello recuerdo infantil. Hoy siendo un hombre observo el mismo cielo y las mismas montañas y la sensación es diferente, todo debería ser igual de bello, pero ahora parece cubierto por una capa de melancolía que a duras penas me permite reconocer el paisaje.El coche avanza y me acerca a un lugar que responderá de manera inequívoca a mis dudas. Mi proceder tras escucharlo marcarán el lado de la balanza en la que estaré ubicado el resto de mi vida.Antes de partir Jaime, tuvimos una conversación significativa. Mi amigo no podía acompañarme más, tiene sus propios problemas que solucionar y una vida por vivir.—No estoy seguro de como va a terminar mi vida. Pero de lo que si estoy seguro es que no me arrepentiré de lo que haga.—¿Cómo puedes estar seguro de eso? Yo estaba contento y seguro de mi decisión de casarme con Marta, pero después… me pesó mucho —
Sé que lo que acabo de pensar es una locura, pero la certeza es tan abrumadora que no puedo apartar la mirada de la muchacha. Algo en ella me llama, me ata, me atrapa en un hechizo del que no quiero —ni puedo— escapar.Entonces, su mirada me encuentra. Es solo un instante, pero es suficiente. Una emoción arrolladora me sacudió, una sensación que solo había experimentado una vez en mi vida… cuando conocí a Marta.—Hola, hijo. ¿Qué haces aquí?La voz de mi madre es apenas un murmullo lejano. Todo mi ser sigue anclado a la joven, quien, con delicadeza, me ofrece una leve reverencia antes de apartar la vista. Apenas tiene tiempo de hacerlo cuando un grupo de señoras la rodea con entusiasmo. Conversan animadamente, invitándola a sus casas con una hospitalidad demasiado evidente. Sé lo que traman. En esos hogares hay hombres solteros, y estas mujeres han olfateado una oportunidad.—¿Te ha llamado la atención la señorita María? —pregunta mi madre con una sonrisa velada—. Es una excelente opc
—Estoy tan sorprendido como tú —dice don Noé mientras me pone al tanto de los últimos acontecimientos—. Siempre supe que, en el fondo, Iván Felipe era un buen hombre, pero jamás imaginé que pudiera hacer algo así.— ¿No será alguna especie de trampa? —pregunto con escepticismo.—No lo creo. Esta mañana me pidió que lo acompañara ante el juez Vinazco. Se disculpó por el comportamiento de su madre y firmó los documentos para retirar los cargos en tu contra.Pasa el brazo a través de la reja y apoya su mano en mi hombro antes de continuar:—Pronto estarás libre. Si hubiera querido, podría haber destruido esa carta, y solo Dios sabe cuánto tiempo habrías permanecido aquí.Las palabras resuenan en mi mente. Me cuesta creer lo que escucho. Después de cumplir con el supuesto trabajo con los reos, en unos días podrás salir de este lugar.—Me aguanto solo porque no quiero que esos hombres sigan libres, haciendo de las suyas con los míos. Pero aún no me convence del todo… Sigue interesado en mi
El único motivo por el cual estoy en esta fiesta, es porque he sido obligado. Mi situación en la fuerza depende de lo progresistas que sean las mentes de mis superiores, así que no tengo muchas esperanzas de continuar en mi cargo y mucho menos de seguir creciendo laboralmente ahí. "Hasta que se tome una decisión deberás hacer solo trabajo administrativo", dijo mi mayor Duarte.Pocos compañeros conocen mis nuevas condiciones, así que la gran mayoría solo me mira con curiosidad y especulan a mi espalda el motivo por el cual he dejado el trabajo de campo, mientras que los otros solo guardan distancia. No me importa, solo espero con resignación mi destino, rogando a Dios que no me consideren una amenaza. Tengo fe en ello.Todo podría ir muy mal para mí, pero estoy decidido a limpiar mi conciencia y que mis actos vuelvan a ser tan transparentes como antes. No me agrada la idea de esconder quien soy a mis compañeros y jugar a cazar a quienes ahora entiendo que son personas con defectos y vi
La boda fue rápida y sencilla. No necesitábamos más, pese a los insistentes esfuerzos de Luna Rebeca por adornarlo todo con detalles innecesarios. Lo único en lo que me dejé ayudar fue con el vestido de novia.Ver la expresión de Juan Benedicto iluminarse a medida que me acercaba me confirmaba que había sido la elección correcta. No me importaba la fiesta ni los regalos que, al parecer, son costumbre entre los recién casados. Lo único que realmente importaba era que, en cuanto ese anillo rodeara mi dedo, ese hombre también sería mío ante todos.—Esta noche no te escapas —susurré en su oído cuando mi Alfa me entregó a él.Su mirada me lanzó un reproche silencioso, pero sabía que estaba tan ansioso como yo. Fueron tiempos difíciles. Tenerlo tan cerca, tan disponible y, al mismo tiempo, tan lejos fue una tortura para ambos. Su cuerpo me lo gritó en más de una ocasión. La carga del liderazgo pesaba sobre sus hombros, y yo estaba más que dispuesta a aliviar su tensión, aunque fuera por un
Todos parecían satisfechos en la reunión. Rosalba se había esmerado tanto en el arreglo y la decoración del gran salón, que no pude evitar preguntarme si, en el fondo, ella también anhela algo así. No estoy seguro de poder adoptar por completa la religión que siguen los humanos, pero fingir… fingir para que el rito se lleve a cabo, eso sí lo haría sin dudar.Uno a uno, los invitados comenzaron a retirarse. Tras una última ronda por los límites del ahora llamado pueblo, regresó a la casa de la manada. Rosalba, rodeada de un grupo de muchachas, estaba ocupada devolviendo cada cosa a su lugar. Aunque algunas de las otras mujeres me miraron con extrañeza, no dudé en unirme a ellas para ayudar.En realidad, lo que deseaba era que todo terminara pronto, poder irnos y finalmente descansar.—Fue una linda velada —murmuro cuando regresamos a nuestra habitación.Deja el chal sobre la silla del tocador —obviamente debí adecuar la habitación para los dos— y suelta su cabello. No entiendo del todo
Aún me cuesta creer que hayas sido tan temeraria.Rebeca duerme a mi lado, y no puedo evitar sonreír como una idiota al pensar en todo lo que ha cambiado mi vida desde que la conocí. Han pasado casi tres meses desde que salí de la cárcel, y todavía me embriaga la misma sensación de plenitud que sentí el día que bajó aquellas escaleras para verme… aún cuando yo mismo le había prohibido que lo hiciera.Convenció a las monjas para que la dejaran infiltrarse entre ellas, y aunque no sea una loba, ese acto lo dice todo: el lazo que nos une es más fuerte que cualquier linaje. Al salir, no pensaba en otra cosa más que en correr a casa para verla. Y aunque el recibimiento en la manada fue cálido, con festejos que casi me impidieron avanzar, apenas tuve la oportunidad, me escabullí hasta ella.—No me vas a entrar oliendo así —fue lo primero que me dijo, apenas nos vimos.La miré, desconcertado, y ella dio un paso atrás, señalando mi camisa con un gesto firme pero divertido.Aquella mujer de man
Desde que tengo memoria, me han dicho que estoy comprometida con Iván Felipe Ortega, mi primo. Siempre me he sentido una joven afortunada, pues no solo es un hombre de gran fortuna, sino también increíblemente apuesto, al menos a mis ojos.Cada vez que me encuentro con mi madrina, su madre, me cuenta con una sonrisa que Iván me envía saludos especiales en cada carta que escribe desde Inglaterra. Mi corazón se llena de una calidez suave cada vez que escucho su nombre, como si estuviera cerca, aun estando a miles de kilómetros.Iván Felipe partió siendo apenas un niño, enviado a estudiar al extranjero, pero pronto volverá como todo un hombre. Tomará las riendas de los negocios familiares y, finalmente, estará listo para formar nuestro hogar.Nunca he mirado a otro hombre con interés. ¿Qué sentido tendría hacerlo, si mi destino ha estado atado a él desde siempre?Casi todas las noches abrazo el retrato que le pedí a mi madrina, el cual guardo como un tesoro. Sonrío al imaginar nuestro he