Alice Davis es una diseñadora arquitectónica en banca rota que vive en la ciudad de Nueva York. Recién acaba de graduarse y debía conseguir empleo para poder costear los medicamentos para el cáncer de su madre e intentar salvarle la vida, así que esta deberá trabajar sin descanso para recuperar la única familia que le queda. Dalton Monroe es el CEO mas exitoso en el mundo arquitectónico. Este hombre a demás de ser guapo y poderoso también es un padre soltero que busca a alguien que sea capaz de ser la niñera de su hijo sin que salga corriendo puesto que su travieso hijo pequeño se especializó en traumatizar a todas las niñeras de la ciudad y ahora no existe nadie que quiera quedarse con él. Después de tantos intentos fallidos en su travesía de buscar empleo, Alice decide darse una última oportunidad y, luego de tener una entrevista en Monroe’s Company y ser degradada a asistente, descubre que su nuevo jefe quiere que no solo se dedique a cumplir sus exigencias laborales, sino que también debe mudarse a su casa y cuidar al joven diablillo. Una inocente soñadora que solo quiere cumplir sus metas… Un Odioso empresario obsesionado con el control… Y un pequeño diablillo que solo busca llamar atención de su padre… Está es una historia repleta de romance, drama, pasión y comedia que sin duda alguna marcará tu corazón.
Leer másConfusiónSamuel se quedó mirando el mensaje en su dispositivo con una mezcla de confusión y temor. Si Alice sabía lo que estaba haciendo, eso significaba dos cosas: primero, que ya no estaba solo en su misión secreta, pero segundo, que ella estaba en peligro al involucrarse. Pero, también existía la posibilidad de que fuera una trampa, ¿Cómo Alice podría comunicarse con él en un dispositivo de la organización de Alfa?Tomó un momento para responder, asegurándose de codificar el mensaje para que no pudiera ser interceptado por Alfa en caso de que fuera real.Samuel: "Alice, agradezco que quieras ayudar, pero esto es más peligroso de lo que imaginas. No puedo permitir que te expongas de esta manera. Dime dónde estás y qué sabes exactamente."El silencio después de enviar el mensaje fue ensordecedor. Samuel sabía que cada segundo que Alice tardara en responder lo llenaría de más incertidumbre, pero debía mantener la calma. Su plan se volvía más complicado, pero a la vez más prometedor,
En el corazón del complejo de Alfa, la base operativa de la organización, los pasillos metálicos y las salas iluminadas por luces frías y calculadoras estaban impregnados de una atmósfera de implacable control. Samuel caminaba por uno de estos pasillos, su paso resonante y firme, con la postura que evocaba fuerza y obediencia. Su rostro estaba inexpresivo, como el de un verdadero soldado sin alma, precisamente lo que Alfa esperaba de él.Apenas unas semanas atrás, Alfa había activado, por accidente, el protocolo de autodestrucción en los nanobots que le había implantado en su cuerpo. Nunca fue su intención, pero las circunstancias caóticas durante la posible captura por Gabriel lo llevaron a un lugar inesperado: libertad. Muchos de los nanobots se apagaron permanentemente, rompiendo el control mental que Alfa había ejercido sobre él. Sin embargo, algunos nanobots, los responsables de su fuerza sobrehumana, permanecieron activos, preservando su estado como un "arma" letal. Esta contrad
—Alice, no necesitas ganarte mi confianza —respondió Nicholas con la voz entrecortada—. Solo necesito que seas sincera conmigo, que me dejes entrar en tu vida otra vez.Alice sintió un nudo en la garganta, y aunque las lágrimas empezaron a caer nuevamente, esta vez eran lágrimas de esperanza.—Te prometo que lo intentaré. —Respondió ella, con su voz más firme. —No será fácil, y habrá momentos difíciles, pero quiero que sepas que estoy dispuesta a luchar por nuestra relación.Daniel asintió desde un lado de la habitación, sintiendo que el ambiente se había transformado en uno de reconciliación y posibilidades.Nicholas se inclinó hacia ella, su rostro iluminado por una mezcla de amor y tristeza.—Eso es todo lo que pido, Alice. La vida es demasiado corta para perderse en malentendidos y resentimientos.La conversación continuó fluyendo entre ellos, cada palabra era un paso hacia la reconstrucción de su vínculo. Mientras tanto, la atmósfera del hospital, aunque aún estaba cargada de emoc
La tenue luz de la habitación del hospital comenzaba a revelar los contornos de los objetos, ahora que el amanecer se insinuaba a través de las persianas entreabiertas. Daniel, sentado en un incómodo sillón junto a la cama de Alice, dormitaba con la cabeza inclinada hacia un costado. Su rostro reflejaba el agotamiento de días de tensión ininterrumpida.El débil clic de la puerta al abrirse fue seguido por el sonido de pasos suaves pero decididos. Una enfermera entró, llevando una tabla de clip contra su pecho. Era una mujer de mediana edad, de expresión amable. Sin embargo, la amabilidad se mezclaba con una sombra de rigidez en su voz al dirigirse a Daniel.—Disculpe, señor —Dijo en un tono firme pero cortés, tocando ligeramente el hombro de Daniel para despertarlo. —Por políticas del hospital, no se permite que los acompañantes permanezcan en la habitación durante la noche, salvo que un familiar directo lo autorice.Daniel abrió los ojos lentamente, todavía desorientado. Al entender l
—Samuel está vivo, Mía —afirmó Gabriel, dando un paso hacia ella—. Pero está en peligro. La agencia todavía tiene control sobre él, y están usando sus habilidades para algo que podría ser extremadamente peligroso. Por eso estoy aquí. Necesito tu ayuda para salvarlo.Mía lo miró con intensidad, como si estuviera buscando en su rostro algún indicio de que todo esto era real y no una cruel fantasía. Finalmente, se dejó caer en uno de los sillones, incapaz de seguir sosteniéndose en pie.—¿Cómo puedo estar segura de que esto no es alguna clase de engaño? —preguntó, su tono ahora teñido de desconfianza, pero también de desesperación. —He sufrido tanto por su pérdida… por la tuya. ¿Cómo puedes probar que lo que dices es cierto?Gabriel entendía su escepticismo; después de todo, él mismo había pasado meses luchando con la realidad de su situación. Sin embargo, estaba preparado para responder.—Tengo pruebas —dijo, sacando un pequeño dispositivo de su bolsillo. —Antes de escapar, logré obtener
Mientras los tres se alejaban, la noche parecía envolverlos en una atmósfera cargada de incertidumbre, pero también de una extraña sensación de libertad. Lara caminaba a la par de Gabriel, mientras Simón se mantenía un paso detrás, observando el entorno con una mezcla de cautela y determinación. Habían dejado atrás la agencia y todo lo que representaba, pero ahora se enfrentaban a un mundo desconocido y peligroso.Gabriel respiró profundamente, sintiendo el aire frío llenar sus pulmones. Por primera vez en mucho tiempo, no se sentía atrapado. Aunque el futuro era incierto, la idea de construir algo propio, lejos de las reglas opresivas de la agencia, le daba esperanza. Miró a Lara y Simón, sus nuevos aliados en esta misión personal, y se sintió agradecido de no estar solo.—No sé a dónde iremos primero… —Confesó Gabriel, rompiendo el silencio. —pero necesito encontrar información sobre Alfa. Necesitamos un plan para rescatar a Samuel y detener lo que sea que estén tramando.Lara asinti
El rugido del motor de la camioneta blindada era el único sonido constante en el viaje de regreso. Las sombras de los árboles proyectadas por los faros parecían danzar grotescamente en el parabrisas mientras el vehículo avanzaba a toda velocidad por la carretera desierta, con rumbo a la ciudad. Dentro de la cabina, el aire estaba cargado de una tensión casi palpable. Gabriel seguía mirando por la ventana, pero sus ojos no se enfocaban en nada. Su mente era un torbellino de imágenes, recuerdos y culpa. Samuel, con ese brillo característico que él tenía en los ojos antes de caer en las manos de Alfa y su última mirada de libertad que le dedicó a Gabriel antes de desaparecer en el caos le hacía añicos su estabilidad. Podía oír su voz en sus oídos, las palabras que nunca tendría la oportunidad de decirle si no lo recuperaba. Y entonces estaba ella, Elena, sentada al otro lado de la cabina, su presencia allí era como un recordatorio constante de lo que había salido mal.Elena no era alguien
El sonido de un electrocardiograma marcando un ritmo constante y el leve olor a desinfectante envolvían la habitación oscura. Dalton abrió los ojos lentamente, cada parpadeo más pesado que el anterior, como si estuviera emergiendo de un sueño febril. Sus pupilas vagaron por el lugar hasta que notó a una figura de pie junto a la cama. Alfa, con su rostro imperturbable, lo observaba en silencio, como un depredador evaluando a su presa.Dalton se incorporó con dificultad, sintiendo un leve mareo que lo obligó a apoyarse en el borde de la cama.—¿Qué... qué está pasando? —Preguntó con voz ronca—. ¿Dónde estoy?—Te quedaste dormido. —Respondió Alfa, con su tono bajo y calculado—. Y, más importante, lejos de Los Ángeles... lejos de tu mansión y tu zona de confort.Los recuerdos de la explosión comenzaron a inundar la mente de Dalton. El caos, el fuego, los gritos. Y Alice... su corazón se aceleró mientras se esforzaba por recordar. Miró a Alfa con los ojos llenos de ira.—¿Alice? ¿Qué hicist
220: Es ahora o nunca—¿Hay algún otro método? —Preguntó, tratando de mantener la calma. —Algo que pueda hacer aquí.Bob negó con la cabeza lentamente.—Ya he hecho todo lo que está a mi alcance. Lo demás depende de su cuerpo... y de lo rápido que puedas moverla si las cosas empeoran.El silencio volvió a llenar la cabaña, roto solo por los sonidos del bosque exterior y el ocasional movimiento de Alice. De repente, ella abrió los ojos y murmuró algo inaudible. Daniel se inclinó hacia ella, tratando de escuchar.—Daniel... gracias... —Susurró, con una voz apenas audible.—No tienes que agradecerme nada. —Respondió él, con un nudo en la garganta. —Solo mantente fuerte. Estamos en esto juntos.Alice trató de sonreír, pero el esfuerzo parecía demasiado para ella. Daniel apretó su mano con más fuerza, como si pudiera transferirle su energía y determinación. Bob observó la escena con una mezcla de curiosidad y empatía. Aunque había mantenido una actitud distante, algo en la determinación de