8:20 AM.
Alice llegó corriendo a la compañía Monroe, estaba demasiado nerviosa y preocupada, puesto que iba un poco tarde y no quería darle motivos a su nuevo jefe para juzgarla. Se adentró en el edificio y de inmediato fue con el recepcionista para anunciarse y pedir indicaciones. —Buenos días, Soy Alice Davis, el señor Monroe me está esperando— Masculló Alice hiperventilando. —Buenos días, el señor Monroe justo acaba de llegar, tome el ascensor de la izquierda y diríjase al último piso, al llegar tome asiento en la sala de espera junto a este y pronto alguien irá a recibirla— Explicó el hombre amablemente, aunque estaba metido en su ordenador y casi no le prestó atención. —Gracias…— Musitó confundida por no entender muy bien sus indicaciones. La castaña fue hasta los ascensores y justo vio que un hombre alto, muy elegante y de traje costoso, estaba entrando en este, así que comenzó a correr para alcanzarlo antes de que las puertas se cerraran. —¡Detenga el ascensor, por favor!— Pidió mientras se acercaba rápidamente a las puertas. Cuando estuvo a punto de entrar, vio que el hombre oprimió un botón en el tablero del ascensor y de inmediato las puertas se cerraron, no pudo entrar en este, pero al menos alcanzó a verle el rostro a aquel hombre… Se trataba de Dalton Monroe, su nuevo jefe. —Pero qué hijo de pu… Comenzó a vociferar y luego se detuvo al ver que los otros empleados de la compañía que pasaban junto a ella la miraron como si fuera una lunática. La castaña apretó los ojos e inspiró hondo para intentar recobrar la cordura “Relájate, es tu primer día… Ya lo superarás con el tiempo, seguramente estarás bien” Pensó para darse ánimos a sí misma, aunque su conciencia se burlaba de ella. Alice giró sobre su propio eje y descubrió que detrás de ella había una fila de empleados junto a la puerta de otro ascensor, de inmediato se sorprendió, no los había visto antes, quizá no los notó por estar corriendo para subir al elevador en el que subió Dalton. —Disculpe, señor, ¿Para qué es esta fila?— Preguntó confundida. —¿Qué no lo ves? Es para subir al elevador de empleados, aquel es solo para el señor Monroe, es su ascensor privado, nadie más que él o su hijo puede usar ese ascensor. Te sugiero que te formes en la fila como los demás si quieres subir pronto— Respondió el hombre con aires de superioridad. —¿Y no hay más elevadores? —No, a menos que quieras usar las escaleras… seguro llegas al último piso en media hora— Masculló el hombre con sorna. El comentario del hombre y el evidente despiste de Alice provocó que varios de los empleados rieran por lo bajo, burlándose de ella. (***) Media hora más tarde, Alice logró subir al elevador repleto de gente. A este punto ya se encontraba malhumorada y tenía ganas de irse, su orgullo le demandaba retirarse, pero su necesidad era más grande. Al llegar a su piso, se dirigió a la sala de espera junto al ascensor como el recepcionista le había indicado y tomó asiento, ya había logrado subir, ahora solo restaba esperar. Mientras esperaba, la castaña no pudo evitar inspeccionar a la gente que pasaba de un lado a otro, cada uno sumergido en sus asuntos, consumidos por el trabajo. Pero lo más interesante de todo esto es que hasta ahora ella no había visto ni a una sola mujer en la empresa. Entonces se dio cuenta de que los que pasaban, también la observaban escrutadoramente, algunos la señalaban y murmuraban entre ellos, mientras que otros negaban con la cabeza en señal de desaprobación con su presencia en el lugar. Al parecer, era cierto… No había más mujeres en todo el edificio, ni siquiera los empleados de limpieza, simplemente todos eran hombres ¿Qué pensaban o decían esos hombres? Se preguntó. ¿Cuestionan el hecho de que la hayan considerado para el empleo? ¿No la creían capaz de poder trabajar en una empresa tan prestigiosa? Eran dudas que por más que lo intentaba, no lograba sacar de su cabeza… Había algo raro, algo que no estaba bien con esa gente. Alicia no podía evitar sentirse humillada y avergonzada. No fue hasta que pasó una hora que el asistente de Dalton apareció en la sala de espera con la ansiedad y el estrés tatuado en su rostro, incluso estaba sudoroso y le costaba mantener el contacto visual con ella. —En efecto, tú y tu jefe no se cansan de faltarme al respeto— Farfulló furiosa mientras se colocaba de pie —Primero tu jefe es incapaz de detener el ascensor para que suba y luego me hacen esperar por una hora, Dios… no pueden ser tan groseros con las personas. —Discúlpeme señorita, pero como sabrá, el trabajo abunda en este lugar y es necesario que usted tenga paciencia, si le molesta esperar hasta que mi jefe la atienda, no creo que esté lo suficientemente calificada para su puesto como asistente del hogar— Declaró el chico en tono de reprimenda. —¿Qué dices?— Preguntó burlona —¿Desde cuándo a una niñera se le dice asistente del hogar?— Indagó sarcástica mientras imitaba el tono de voz del chico. —Señorita, en su contrato se especifica claramente que usted no será una niñera, sino una asistente del hogar… Su empleo no se trata solo de hacer comida, cuidar un niño, lavar ropa y servir el té. Me refiero a que el señor Dalton necesita que usted tenga la capacidad de ser una mujer multifuncional, puesto que a diario él la enviará a hacerle diligencias importantes que debe efectuar a la perfección y sin quejarse— Explicó el chico en tono autoritario. —Entonces ustedes no quieren una empleada, sino más bien un robot… Era una locura totalmente, Alice ni siquiera había empezado su trabajo y ya se sentía cansada y estresada. —Cabe destacar que si el señor Monroe no se siente satisfecho con sus labores o comete algún error, él no escatimará en deducírselo de su salario— Sentenció. Alice de inmediato reaccionó abriendo sus ojos como platos y dio un par de pasos hacia atrás, sus palabras fueron como una balde de agua helada directo en su cabeza… “Demonios, este hombre no solo es misógino, controlador y machista, resulta que también es un capitalista que explota a sus empleados y no le importa en lo absoluto descontarles dinero de su sueldo". (***) Luego de firmar el contrato, Andrés el asistente de Dalton, llevó a Alice con un chófer designado para ella a una lujosa villa en las afueras de la ciudad en la que había cientos de mansiones, cada una más grande y majestuosa que la otra, cada vivienda de ese lugar sin duda era una joya arquitectónica. Al llegar al final de la villa, el auto se detuvo frente a unos enormes portones de hierro forjado de color negro, el chófer usó un control y de inmediato las puertas se abrieron automáticamente. Al abrirse las puertas, Alice quedó sin habla, la casa era enorme, casi parecía un palacio, esta estaba rodeada por un enorme jardín digno de un cuento de habas con enormes árboles y fuentes de mármol, simplemente era la casa perfecta. Al llegar a la entrada, el chofer bajó del auto y le abrió la puerta a la castaña, esta bajó rápidamente y luego subió las escaleras de la entrada junto a Andrés. —Adelante— Indicó el chico. Alice tomó los picaportes de las puertas dobles, los giró en sentidos contrarios y luego empujó hacia adentro, revelando el interior de la majestuosa casa, pero tan pronto como puso un pie dentro de esta, una enorme tarántula negra cayó sobre su cabeza. Alice gritó aterrada, puesto que le tenía fobia a las arañas, y luego se desmayó golpeándose la cabeza con el suelo. Andrés, impactado por lo sucedido, corrió para revisarla y ayudarla, luego le pidió ayuda al chófer y acto seguido, al pie de la escalera apareció Samuel, el hijo de cuatro años de Dalton, quien se reía a carcajadas y se sujetaba el abdomen por el dolor que sentía, por tanto, reírse. —¡Jajaja! ¡Logré asustarla!— Exclamó Samuel victorioso.El pequeño Samuel solía ser un niño muy tranquilo y cariñoso, hasta que sus padres se divorciaron y él no volvió a ver a su madre. Desde entonces, su padre se ha encargado de buscar a alguien que cuide de él, pero el pequeño siempre busca la manera de ahuyentar a cualquiera que su padre contraté como niñera puesto que a pesar de su corta edad, el pequeño es muy inteligente y ya él había descubierto un patrón, patrón que todas sus niñeras anteriores siempre llevaban a cabo. Al principio, se comportaban cariñosas y amables, estaban al pendiente de él e intentaban hacerse sus amigas, pero luego comenzaban a buscar a su padre, él no entendía muy bien porque, solo sabía que cuando esas mujeres le pedían que las llamara “Mamá” y se comportaban extrañas con su padre, él de inmediato sabia que algo andaba mal, el no quería tener otra mamá, en su joven conciencia de infante, era una locura y su carácter lo llevaba a hacerle travesuras a las niñeras para evitar que su padre las convirtiera en
La tensión entre ambos era tan espesa que casi podía cortarse con tijeras, ambos se miraban fijamente a los ojos sin articular palabras, aunque ambos sentían emociones distintas, sus expresiones eran las mismas, ninguno estaba dispuesto a doblegarse frente al otro. Dalton inspiró hondo y comenzó a negar con la cabeza en señal de desaprobación y luego se fue sin decir nada.En ese momento, luego de que la bestia se fuera, Alice dirigió su mirada hacia el pequeño Samuel y rápidamente se acercó a él para intentar consolarlo por lo que había visto, la castaña había olvidado que el pequeño estaba allí, estaba tan cegada por la impotencia que olvidó su presencia en el comedor y por más que su padre sea un hijo de puta, Samuel no era culpable de eso y no debió haber presenciado su discusión.—Sami, lamento que me hayas visto de esa manera— Musitó la castaña envolviendo al niño con sus brazos —No sé qué me pasó, yo no soy así. Perdí los estribos.Samuel correspondió su abrazo con emoción, per
Días después. Alice estaba sentada en el asiento trasero del auto que Dalton le asignó para llevarla a cualquier sitio que necesite de forma segura y puntual. El chofer la llevaba al hospital en el que se encuentra su madre, durante todo el camino, Alice iba mirando por la ventanilla, aunque realmente no estaba viendo nada, solo estaba sumida en sus pensamientos. A pesar de verse tranquila en su exterior, su interior estaba hecho un caos. Ella sentía que su corazón estaba en un lienzo en blanco, como si no hubiera más que eso, desde hacía un tiempo, cuando su madre enfermó, todo era igual, de pronto su futuro era incierto, ella vivía cada día sin más, ya no tenía esperanza, ni aspiraciones o sueños. Simplemente, no existía nada más para ella que el bienestar de su madre y estaba pagando el costo de mantener a su madre viva por el alto precio de abandonar todo atisbo de ilusión y fe en sí misma. Cuando recién salió de la escuela con una beca completa para la universidad ella aspirab
Samuel resopló y negó con la cabeza mientras que Dalton solo escuchaba sin decir nada al respecto. —Pero tía… ¿A dónde más podría cenar si no es aquí con nosotros?— Farfulló el pequeño desconcertado. En ese momento, Alice llegó hasta la puerta y se detuvo a escuchar lo que decían puesto que oyó que mencionaban su nombre. —Sami, ella debe esperar hasta que terminemos de cenar y luego podrá comer. Todos los empleados de la casa hacen lo mismo ¿No…? —Pero si es así, la tía Alice tendrá mucha hambre si espera hasta que terminemos. No quiero verla con hambre. Además, se supone que después de cenar, ella y yo tenemos planes. Debemos jugar con bloques de lego, dibujar y también armar rompecabezas, hay mucho por hacer ¿Papa, sabías que es muy buena dibujando edificios altos como tú?, incluso me prometió que usaría una impresora 3D para imprimir el edificio que dibujó para mí y así lo pondríamos en la maqueta de mi habitación, queremos hacer una ciudad para jugar a los monstruos gigan
Luego de que Samuel se fuera a la cama, Alice intentó irse a dormir, pero al acostarse no pudo lograr conciliar el sueño, no dejaba de pensar en la propuesta que Dalton le hizo y que sin dudar había rechazado sin importar cuanto dinero le había ofrecido.Cuando llegó la media noche, Alice ya no pudo más con sus pensamientos acompañados del hambre que sentía por no haber cenado, así que decidió bajar a la cocina para calentar un poco de leche con canela a ver si así lograba llamar al sueño.Determinada, se levantó de la cama y fue directo al armario para cambiarse, pero luego pensó “Todos están dormidos, quizá no importe si bajo a la cocina en shorts y camiseta”. Así que, sin tantos rodeos, salió de la habitación y fue directo a la cocina. Pasó frente a la oficina de Dalton sin percatarse de que esta tenía la puerta abierta y su jefe estaba dentro, bajó las escaleras y se enfiló con dirección a la cocina. Al llegar, fue directo al refrigerador y saco una botella de leche, luego tomo un
Alice se encontraba con Dalton en su estudio, esta yacía sentada en una de las sillas para invitados, mientras que su jefe estaba sentado en su enorme silla de piel, observándola con superioridad. Al principio ninguno se decía nada, solo miraban hacia cualquier punto opuesto de la habitación y cada tanto sus miradas se cruzaban, pero, aun así, ninguno tomaba la iniciativa de romper el silencio.—¿Entonces…? ¿Estaremos así todo el día? —Inquirió Dalton hablando finalmente.—No lo sé, si le soy honesta… estoy intentando formular mis palabras en mi cabeza para no ser grosera con usted— Musitó la castaña malhumorada.—Señorita Davis, no tiene de que preocuparse, ya me ha quedado claro que usted tiene una personalidad bastante marcada y elocuente— Respondió Dalton en tono burlón a pesar de mantener su semblante inexpresivo.El sarcasmo del hombre generó en Alice un avivamiento de su ira… ¿Cómo podía ser tan sínico? Había violado su privacidad al indagar la condición de su madre y el hospit
—¿Cómo puedes ser tan presumida, clasista y grosera a la vez? — Indaga Alice, harta de Mía — Literalmente desde que te conocí has sido presuntuosa, egocéntrica e insoportable, pavoneándote con tus atuendos costosos y bolsos de diseñador. Pero, solo bastó que estuvieras en desacuerdo con mi relación profesional con tu hermano para que te metas toda esa clase por el trasero. Alice ya no toleraba ni una discriminación más por parte de Mía, sin importar que fuera hermana de su jefe y si tenía que decirle la verdad a la cara se la diría sin temor alguno.—¿Cómo te atreves a faltarme al respeto de esta forma? ¡Tú no eres más que una niñera mediocre y muerta de hambre que busca enrollarse en la cama con mi hermano! — Declaró a los cuatro vientos con la intención de avergonzarla en frente de los otros compradores de la tienda.—Escúcheme bien señorita Monroe…—No pierdas tu tiempo diciéndome nada, para mí tu palabra son como el polvo… se las lleva el viento y a nadie le importa. Aún no entie
—Dalton, me alegra tanto verte, y vienes acompañado por esta preciosa chica— Dijo la futura socia de Dalton acercándoseles.—Señora Colman, a mí también me alegra verla. Gracias por invitarnos. Le presento a mi novia, Alice Davis— Saluda el castaño con cortesía.Alice quedó pasmada al ver a la mujer, se trataba de Catherine, su ex profesora de la universidad y asesora de tesis. Alice jamás pensó que ella seria quien había invitado a Dalton a esta cena de negocias, hasta donde Alice sabia, Catherine era soltera y su apellido era Parker; pero claro… ahora estaba casada y llevaba el apellido de su marido.—No sabes lo feliz que me hace verte después de tanto tiempo, querida Alice— Declara Catherine esbozando una amplia sonrisa y luego la abraza efusivamente.Alice Observa el rostro de Dalton por encima del hombro de Catherine y este la mira con los ojos muy abiertos y desorbitados, mientras articula con sus labios —¿Cómo demonios la conoces?—Lamento mucho lo de tus zapatos querida, pero