La tensión entre ambos era tan espesa que casi podía cortarse con tijeras, ambos se miraban fijamente a los ojos sin articular palabras, aunque ambos sentían emociones distintas, sus expresiones eran las mismas, ninguno estaba dispuesto a doblegarse frente al otro. Dalton inspiró hondo y comenzó a negar con la cabeza en señal de desaprobación y luego se fue sin decir nada.
En ese momento, luego de que la bestia se fuera, Alice dirigió su mirada hacia el pequeño Samuel y rápidamente se acercó a él para intentar consolarlo por lo que había visto, la castaña había olvidado que el pequeño estaba allí, estaba tan cegada por la impotencia que olvidó su presencia en el comedor y por más que su padre sea un hijo de puta, Samuel no era culpable de eso y no debió haber presenciado su discusión. —Sami, lamento que me hayas visto de esa manera— Musitó la castaña envolviendo al niño con sus brazos —No sé qué me pasó, yo no soy así. Perdí los estribos. Samuel correspondió su abrazo con emoción, pero no le dijo nada aún. —¿Cómo te sientes? Te juro que no fue mi intención asustarte— Masculló Alice al ver que el niño la abrazaba con fuerza —Yo solo me dejé llevar por mis impulsos, pero te prometo que no volverá a suceder— Añadió apretándolo más hacia su cuerpo. Alice no podía verle la cara al pequeño, pero este estaba muy orgulloso de ella, de hecho, parecía que el niño la admiraba de cierta manera. Nunca antes había visto que alguien se atreviera a desafiar a su padre de esa manera, jamás un empleado había exigido sus derechos así. Al menos no las otras niñeras que el pequeño había conocido. El pequeño deshizo su agarre y se apartó un poco de ella, alzó su rostro y la miró fijamente con ese brillo en sus ojos que demostraba lo cautivado que estaba por su nueva heroína. —Yo hablaré con mi papá, quiero que tú cocines más cosas igual de deliciosas para mí— Declaró el pequeño —Aunque quizá deba esperar a que lo supere, ya sabes cómo es… —Aseguró el pequeño con tanta madurez que impresionó a Alice —¿Tienes más recetas así? ¡Quiero que tú seas quien prepare mi comida!— Chilló en tono de súplica. La castaña frunció el ceño confundida mientras ladeaba su cabeza sin dejar de mirarlo, ella no estaba segura de lo que estaba escuchando, ¿Realmente el niño le estaba diciendo todo eso, o solo era su imaginación? —¡No me mires con cara de tonta! ¡Te lo estoy preguntando! ¡Alice!— Bramó el niño cruzándose de brazos al ver que esta no le decía nada. —Sami, puedo prepararte todo lo que quieras, pero sé que tu padre no lo aprobará y no quiero tener más problemas con él— Respondió Alice encogiéndose de hombros. —¿Y eso qué importa? ¡Sé que te gusta romper las reglas! ¡Eres muy valiente! ¡Recuerda que los escuché, pasé lo que pasé, mi papá no va a despedirte este mes!— Declaró el niño empecinado en su decisión. Alice se quedó pensativo, realmente tenía un poco de sentido lo que el pequeño le estaba diciendo. Después de todo, el puesto de cocinera ahora estaba vacante y de momento nadie ocuparía el puesto de Mónica, así que mientras contrataban a una nueva cocinera ella podría seguir cocinando para el niño. Mientras Alice y Samuel conspiraban en el comedor, Dalton se dirigió hacia su estudio en el primer piso de la casa, estaba totalmente furioso, pero tenía trabajo que hacer y debía enfocarse en sus pendientes del día sin importar lo que haya sucedido. Se sentó en su escritorio y comenzó con los preparativos para su videoconferencia, la cual iniciaría en cualquier momento, pero por más que intentaba apartar sus pensamientos sobre la discusión, le era imposible estar enojado. Dalton detestaba profundamente que las personas rompieran sus reglas, él era un hombre obsesionado con el control y la perfección, claramente esto lo sacaba de quicio “¿Cómo se atreve a cuestionar mis órdenes y más a esta hora de la mañana, entre semana, cuando se supone que debo concentrarme en mi trabajo?“Pensó fastidiado. Se suponía que por el momento ya había terminado su trabajo pendiente por esta semana casi en su totalidad y hoy solo se enfocaría en la videoconferencia con seis de sus socios más importantes. ¿Pero como se enfocaría en su trabajo luego de esa infamia? Incluso pensó en suspender la reunión para otro día, pero no tenía espacio en su agenda, ya que todos estos socios vivían en otro continente y la diferencia de horario entre ellos y Dalton les impedía poder llevar a cabo sus reuniones. Esa videoconferencia ya había sido pospuesta dos veces y él no podía darse el lujo de suspenderla una tercera vez a causa de sus emociones, eso sería muy poco ético de su parte. Faltando solo diez minutos para iniciar la videoconferencia, Dalton escuchó un toqueteo que prevenida de la puerta de su estudio. Furioso Dalton se llevó ambas manos a la cara y froto su rostro con frustración. Normalmente, ninguno de sus empleados se atrevería a molestarlo en su estudio, así que no le costó trabajo darse cuenta de que quizá era Alice quien lo molestaba una vez más. —¡Si insistes en defender a Mónica, es un caso perdido! ¡Ella se lo buscó por incumplir mis órdenes estrictas! ¡No puedes solo llegar y entorpecer el trabajo de otras personas! ¿Acaso no reflexionas lo que has hecho?— Farfulló Dalton desde su silla sin intenciones de abrirle la puerta —¡Por tu culpa esa mujer perdió su empleo! ¡Quizá debas asumir las consecuencias de tus actos! ¡Mire todo el caos que causó! ¡No me obligue a despedir más gente por su culpa, señorita Davis! —¡Papá, soy yo!— Gritó Samuel desde afuera del estudio. —No puede ser…— Bisbisó el Dalton mientras se frotaba las sienes con brusquedad —Samuel, estoy ocupado con el trabajo ¿Dime qué pasa? Samuel resopló con frustración y sin permiso abrió la puerta del estudio y se adentró al lugar con determinación, sin duda, el pequeño tenía el mismo carácter que su padre y si quería atención la tendría a como diera lugar. —¡Papá!— Farfulló mientras se acercaba al escritorio con irreverencia—¿Puedes tratar mejor a Alice y dejar de ponerle las cosas tan difíciles? ¡Ella es una buena chica y merece más respeto¡¡Ella es la mejor niñera que he tenido y me trata mejor que esas chicas de antes! Dalton cerró sus ojos y apretó la mandíbula mientras inspiraba hondo para contener su ira y no darle de nalgadas a Samuel por su insubordinación. —¿Crees que ella te trata bien? Solo lleva un día en esta casa y ya te dio comida chatarra, tú no sabes lo que dices, eres muy joven para entender lo que está bien y lo que está mal. Tú no puedes comer esas cosas llenas de grasa, es malo para ti— Explicó Dalton en tono severo. —Tienes razón, papá. Soy muy joven, pero no soy tonto y estoy seguro de lo que te estoy diciendo, esas otras chicas que contrataste para que fueran mis niñeras fueron buenas contigo y querían pasar todo el día detrás de ti, pero a mí me trataban mal y me ignoraban. Pero Alice es diferente, ella te molesta, pero a mí me parece genial— Respondió Samuel cruzándose de brazos. No había manera, el niño sabía lo que quería y no aceptaría un “no” como respuesta. —Entonces dime… ¿Cómo te trata la nueva niñera?— Indagó Dalton con incredulidad y a la vez orgullo por la firmeza de su hijo al defender sus convicciones. —Ella es muy amable conmigo, ayer cuando llegó la asusté dejándole caer a mi tarántula sobre la cabeza, quería ahuyentarla, pero aun así ella no me castigó ni me regañó y tampoco te dijo nada al respecto. —¿Entonces crees que estaba bien porque no me cuenta las travesuras que haces?Días después. Alice estaba sentada en el asiento trasero del auto que Dalton le asignó para llevarla a cualquier sitio que necesite de forma segura y puntual. El chofer la llevaba al hospital en el que se encuentra su madre, durante todo el camino, Alice iba mirando por la ventanilla, aunque realmente no estaba viendo nada, solo estaba sumida en sus pensamientos. A pesar de verse tranquila en su exterior, su interior estaba hecho un caos. Ella sentía que su corazón estaba en un lienzo en blanco, como si no hubiera más que eso, desde hacía un tiempo, cuando su madre enfermó, todo era igual, de pronto su futuro era incierto, ella vivía cada día sin más, ya no tenía esperanza, ni aspiraciones o sueños. Simplemente, no existía nada más para ella que el bienestar de su madre y estaba pagando el costo de mantener a su madre viva por el alto precio de abandonar todo atisbo de ilusión y fe en sí misma. Cuando recién salió de la escuela con una beca completa para la universidad ella aspirab
Samuel resopló y negó con la cabeza mientras que Dalton solo escuchaba sin decir nada al respecto. —Pero tía… ¿A dónde más podría cenar si no es aquí con nosotros?— Farfulló el pequeño desconcertado. En ese momento, Alice llegó hasta la puerta y se detuvo a escuchar lo que decían puesto que oyó que mencionaban su nombre. —Sami, ella debe esperar hasta que terminemos de cenar y luego podrá comer. Todos los empleados de la casa hacen lo mismo ¿No…? —Pero si es así, la tía Alice tendrá mucha hambre si espera hasta que terminemos. No quiero verla con hambre. Además, se supone que después de cenar, ella y yo tenemos planes. Debemos jugar con bloques de lego, dibujar y también armar rompecabezas, hay mucho por hacer ¿Papa, sabías que es muy buena dibujando edificios altos como tú?, incluso me prometió que usaría una impresora 3D para imprimir el edificio que dibujó para mí y así lo pondríamos en la maqueta de mi habitación, queremos hacer una ciudad para jugar a los monstruos gigan
Luego de que Samuel se fuera a la cama, Alice intentó irse a dormir, pero al acostarse no pudo lograr conciliar el sueño, no dejaba de pensar en la propuesta que Dalton le hizo y que sin dudar había rechazado sin importar cuanto dinero le había ofrecido.Cuando llegó la media noche, Alice ya no pudo más con sus pensamientos acompañados del hambre que sentía por no haber cenado, así que decidió bajar a la cocina para calentar un poco de leche con canela a ver si así lograba llamar al sueño.Determinada, se levantó de la cama y fue directo al armario para cambiarse, pero luego pensó “Todos están dormidos, quizá no importe si bajo a la cocina en shorts y camiseta”. Así que, sin tantos rodeos, salió de la habitación y fue directo a la cocina. Pasó frente a la oficina de Dalton sin percatarse de que esta tenía la puerta abierta y su jefe estaba dentro, bajó las escaleras y se enfiló con dirección a la cocina. Al llegar, fue directo al refrigerador y saco una botella de leche, luego tomo un
Alice se encontraba con Dalton en su estudio, esta yacía sentada en una de las sillas para invitados, mientras que su jefe estaba sentado en su enorme silla de piel, observándola con superioridad. Al principio ninguno se decía nada, solo miraban hacia cualquier punto opuesto de la habitación y cada tanto sus miradas se cruzaban, pero, aun así, ninguno tomaba la iniciativa de romper el silencio.—¿Entonces…? ¿Estaremos así todo el día? —Inquirió Dalton hablando finalmente.—No lo sé, si le soy honesta… estoy intentando formular mis palabras en mi cabeza para no ser grosera con usted— Musitó la castaña malhumorada.—Señorita Davis, no tiene de que preocuparse, ya me ha quedado claro que usted tiene una personalidad bastante marcada y elocuente— Respondió Dalton en tono burlón a pesar de mantener su semblante inexpresivo.El sarcasmo del hombre generó en Alice un avivamiento de su ira… ¿Cómo podía ser tan sínico? Había violado su privacidad al indagar la condición de su madre y el hospit
—¿Cómo puedes ser tan presumida, clasista y grosera a la vez? — Indaga Alice, harta de Mía — Literalmente desde que te conocí has sido presuntuosa, egocéntrica e insoportable, pavoneándote con tus atuendos costosos y bolsos de diseñador. Pero, solo bastó que estuvieras en desacuerdo con mi relación profesional con tu hermano para que te metas toda esa clase por el trasero. Alice ya no toleraba ni una discriminación más por parte de Mía, sin importar que fuera hermana de su jefe y si tenía que decirle la verdad a la cara se la diría sin temor alguno.—¿Cómo te atreves a faltarme al respeto de esta forma? ¡Tú no eres más que una niñera mediocre y muerta de hambre que busca enrollarse en la cama con mi hermano! — Declaró a los cuatro vientos con la intención de avergonzarla en frente de los otros compradores de la tienda.—Escúcheme bien señorita Monroe…—No pierdas tu tiempo diciéndome nada, para mí tu palabra son como el polvo… se las lleva el viento y a nadie le importa. Aún no entie
—Dalton, me alegra tanto verte, y vienes acompañado por esta preciosa chica— Dijo la futura socia de Dalton acercándoseles.—Señora Colman, a mí también me alegra verla. Gracias por invitarnos. Le presento a mi novia, Alice Davis— Saluda el castaño con cortesía.Alice quedó pasmada al ver a la mujer, se trataba de Catherine, su ex profesora de la universidad y asesora de tesis. Alice jamás pensó que ella seria quien había invitado a Dalton a esta cena de negocias, hasta donde Alice sabia, Catherine era soltera y su apellido era Parker; pero claro… ahora estaba casada y llevaba el apellido de su marido.—No sabes lo feliz que me hace verte después de tanto tiempo, querida Alice— Declara Catherine esbozando una amplia sonrisa y luego la abraza efusivamente.Alice Observa el rostro de Dalton por encima del hombro de Catherine y este la mira con los ojos muy abiertos y desorbitados, mientras articula con sus labios —¿Cómo demonios la conoces?—Lamento mucho lo de tus zapatos querida, pero
—No, no creo que sea necesario. Sé que Alice tuvo un día bastante ajetreado y está aprovechando el tiempo para descansar— Dalton le mintió directo a la cara, pero Edward ni se inmutó.Por un breve momento los tres permanecieron en silencio. Dalton totalmente ensimismado, Edward lo observaba pensativo y Alice, ella era la única que de pronto se sentía mal, aunque su relación con Dalton era únicamente laboral, ella de igual forma se sintió rechazada por el, como si le diera vergüenza.Edward ladeó la cabeza entrecerrando los ojos y clavo su mirada en la castaña, notando como esta se había apagado un poco lego de que Dalton se negara a bailar con ella y fue entonces que confirmó sus sospechas… Dalton le estaba mintiendo.—Bueno, ya que Alice está demasiado cansada como para bailar contigo quizá debas llevarla a casa. No veo porque tenerla aquí si no puede disfrutar de la velada contigo siendo pareja. Después de todo, su descanso es más importante que nuestra reunión de negocios— Sugirió
Todo quedó en absoluto silencio, un silencio seco y sepulcral, tanto que Alice casi pudo escuchar el golpe de la mandíbula de Dalton, él estaba pasmado por el anuncio de Catherine, había esperado tanto esta sociedad que ya dudaba de conseguirla y ahora que lo había logrado, no podía creerlo.Poco después, Edward totalmente estupefacto por la acción de su esposa sin su consentimiento, reaccionó y les ordenó a los músicos de la banda que volvieran a tocar para cortar la tensión. En ese momento, Alice corrió emocionada hacia Dalton y lo abrazó con fuerza y este de inmediato le respondió con la misma emoción.—Te lo agradezco mucho, prometo recompensártelo. Te daré el dinero que necesites para continuar con el tratamiento de tu madre— Susurró el ojiverde al oído de Alice.—¡Ni hablar, no lo puedo aceptar! —Farfulló ella de inmediato, mientras negaba con la cabeza.—Pero…—No señor, no puedo aceptarlo. Lo único que le pido es que hable con su hermana. Antes de venir aquí ella fue la única