6: Una petición extraña

Samuel resopló y negó con la cabeza mientras que Dalton solo escuchaba sin decir nada al respecto.

—Pero tía… ¿A dónde más podría cenar si no es aquí con nosotros?— Farfulló el pequeño desconcertado.

En ese momento, Alice llegó hasta la puerta y se detuvo a escuchar lo que decían puesto que oyó que mencionaban su nombre.

—Sami, ella debe esperar hasta que terminemos de cenar y luego podrá comer. Todos los empleados de la casa hacen lo mismo ¿No…?

—Pero si es así, la tía Alice tendrá mucha hambre si espera hasta que terminemos. No quiero verla con hambre. Además, se supone que después de cenar, ella y yo tenemos planes. Debemos jugar con bloques de lego, dibujar y también armar rompecabezas, hay mucho por hacer ¿Papa, sabías que es muy buena dibujando edificios altos como tú?, incluso me prometió que usaría una impresora 3D para imprimir el edificio que dibujó para mí y así lo pondríamos en la maqueta de mi habitación, queremos hacer una ciudad para jugar a los monstruos gigantes— Farfulló Samuel emocionado.

Dalton se sorprendió de escuchar a Samuel elogiando activamente a su niñera, aunque su cara de póker no lo demostraba, de hecho estaba muy orgulloso. Él sabía que Samuel tenía mucho talento desde que comenzó a dibujar, siempre haciendo edificios inspirados en los de su padre. Entonces se dio cuenta del gran trabajo que Alice hacia como niñera al enseñarle a su hijo como diseñar un edificio mientras juegan.

—Dalton, deberías vigilar más de cerca a esa niñera, hay algo en ella que no me agrada… ¿Cómo pudo encantar de esta forma a Sami?, sin mencionar lo que pensarían nuestros socios si se enteraran de que comemos en la misma mesa que la niñera, ¡Es una locura! ¡Sería un escándalo total!— Declaró Mia mientras hacía aspavientos con brusquedad.

—Mia, por favor basta… ¡Estás siendo demasiado presuntuosa!— Sentenció el ojiverde en tono severo —La señorita Davis no es el ama de llaves y mucho menos una sirvienta, no tiene nada de malo que coma con nosotros— De pronto Dalton se detuvo y pensó, no sabia como justificar el hecho de que ella comiera con ellos — Ella… ella… ¡Ella es muy diferente!

—¡No me importa lo diferente que sea! ¡Ella es solo una empleada como todos los demás! ¡No hay nada de especial en ella y no deberías tener favoritismo!— Exclamó Mia con crueldad, estaba claro, no descansaría hasta que Dalton le diera la razón.

Dalton bufó fatigado y dirigió su vista hacia la puerta, como si buscará algo en ese lugar que pudiera calmar su ansiedad, pero en lugar de eso, terminó descubriendo que la puerta estaba entre abierta y que detrás de ella se veía la silueta de la Alice, quien al verlo dio un paso atrás y salió corriendo. Al instante, Dalton no entendió muy bien su acción, pero luego lo supo, había escuchado todo, Dalton de pronto se sintió mal por ella, pero no hizo más que permanecer allí con la vista fija en esa puerta, mientras pensaba… “¿Por qué no traté de defenderla más?”

Minutos después, cuando ya habían servido la cena y todos comían excepto Dalton, su celular recibió un mensaje de texto que ponía.

“Señor, lamento no haber bajado para cenar, es solo que me siento un poco indispuesta del estómago así que preferí saltarme la cena. Mientras tanto estoy preparando las cosas para mi sesión de juegos con Sami”

Dalton dejó su teléfono celular sobre la mesa y acto seguido, se frotó el rostro con ambas manos en señal de frustración. El ojiverde quería hablar con ella, necesitaba verla y justo tenía que pasar esto.

—Sigan cenando, iré a ver porque Alice no ha bajado a cenar— Musitó en tono amenazante mientras le dedicaba a su hermana una mirada acusadora.

—Dalton, ¿Por qué rayos te preocupas tanto por ella?— Espetó Mia alzando la voz —Ella es solo una empleada, una sirvienta más, si no come, no comerá, eso no es asunto tuyo.

—¡Mia, basta! ¡Me estás sacando de quicio! ¡Será mejor que te controles o sino puedes irte si tanto te molestan mis acciones!— Farfulló Dalton totalmente hastiado mientras se dirigía hacia la puerta.

—¿En serio vas a dejar toda esta comida y a tu hijo por ir a ver dónde está esa mujer?— Inquirió estupefacta.

Pero Dalton ni la registró, simplemente salió de la habitación sin mirar atrás ni una sola vez, solo quería ver a Alice, disculparse con ella y hacerle la propuesta que tanto necesitaba hacerle, con la esperanza de que esta aceptara.

En el comedor, Mia quedó indignada ante las acciones de su hermano mayor, no entendía en lo absoluto porque Dalton se comportaba de esa manera. Lo que ella no sabía es que Dalton desde hacía meses se había convertido en desarrollador de algunos proyectos independientes y muy importantes para él, ya que si lograba llevarlos acabo, por fin lograría dejar un legado que fuera suyo y no de su familia en general. Para llevar a cabo estos proyectos que tenía entre manos, Dalton necesitaba la cooperación de otros desarrolladores internacionales mucho más grandes que él.

Dalton subió las escaleras hasta el primer piso de la casa y fue directo a la habitación de Alice para buscarla.

—¡Señor Dalton! ¡Me ha dado un gran susto!— Farfulló la castaña al girarse hacia la puerta y encontrárselo allí parado observándola.

—Veo que últimamente te asustas cada ves que me llego a dónde estas— Afirmó Dalton con su típica expresión indescifrable.

Alice solo apretó los labios y dirigió su vista al piso en señal de sumisión por el comentario de Dalton. De pronto se sintió ansiosa, pensaba que quizá esté si la había visto escuchando tras la puerta del comedor.

—Vine porque quería disculparme contigo, a veces Mia suele ser demasiado irritante, por eso siempre se queda un par de días y luego se va porque terminamos discutiendo… Literalmente él único que la soporta sin problemas es Sami— Musitó Dalton adentrándose a la habitación de la castaña.

Alice apretó los ojos mientras inspiraba hondo sintiéndose expuesta, la disculpa de Dalton era la clara señal de que si la había visto y sentía que ahora la regalaría.

—Lamento estar escuchando su conversación detrás de la puerta, se que estuve mal al hacerlo. Prometo que no volverá a pasar— Bisbisó la castaña con la cabeza a gachas.

—Descuida, no he venido a regañarte por eso— Respondió el castaño como si supiera lo que ella estaba pensando —Estoy aquí para hablar contigo sobre algo importante— Añadió luego de sentarse al borde de la cama de la castaña.

—Entiendo… lo escucho— Afirmó Alice tomando asiento junto a él, intentando mantener una distancia prudente de su jefe.

—Resulta que desde hace un tiempo me propuse unas metas personales ya que sentí que yo solo seguía con el legado de la familia sin siquiera intentar dejarle algo igual a mi hijo que sea mi propio legado y no el de la familia— Declaró Dalton en tono serio —Así que comencé de manera independiente Una labor como desarrollador y tengo varios proyectos internacionales en mente.

—Entiendo...— Aseguró la castaña mientras asentía levemente.

—Hasta ahora he logrado consolidar a algunos socios bastante buenos, pero me faltan los más importantes. Me refiero a los Colman, literalmente son los desarrolladores más importantes a nivel internacional en el gremio de arquitectura, pero no he logrado reunirme con ellos ya que tienen un problema en particular que es un poco extraño.

—No quiero sonar grosera, pero… ¿Por qué me dice todo esto a mi? Yo soy solo una niñera— Masculló Alice confundida.

—Esta es la cosa. Resulta que estos socios son la pareja más perfecta que puedas imaginar y tienen unas ciertas exigencias sobre con quién hacen negocios. Resulta que ellos solo trabajan con matrimonios influyentes como el suyo o al menos con parejas legales y conocidas. Así que desde hace un tiempo me enfoqué en buscar a una mujer que me acompañe en la próxima reunión con ellos— Explicó Dalton mientras tamborileaba con los dedos sobre sus piernas en señal de ansias.

Alice al escuchar lo que le estaba diciendo de inmediato se sintió asustada, ella sentía que estaba a punto de pedirle que lo acompañase, pero la sola idea le producía escalofríos.

—Señor…

Alice intentó negarse o al menos excusarse con él puesto que no se sentía cómoda con el rumbo de su conversación, pero este de inmediato continuó hablando sin darle importancia a lo que ella quería decirle.

—Primero pensé en pedirle el favor a la madre de Samuel, pero esa mujer detesta todo lo que tiene que ver con la arquitectura y siempre me lo hizo saber. Luego conversé con algunas colegas pero estas se negaron ya que sería muy poco ético, por último busque a actrices que pudieran interpretar un buen papel, pero todas fueron un desastre, demasiado tontas para saber cosas de negocios— Dijo con la mirada clavada en la pared, él no quería mirarla a los ojos puesto que sentía demasiada vergüenza al decirle todo esto, aunque demostrara lo contrario.

—Señor Dalton, en serio. No me siento cómoda con esto— Confesó Alice a media voz, aterrada por cómo pudiera reaccionar ante su negativa.

—Alice— Musitó al tiempo que volteó a verla por primera vez desde que comenzó a hablarle —Si esto no fuera tan importante no te lo pediría, se que tu más que nadie tiene el talento con el diseño y está lo suficiente preparada como para ser mi cita esa noche y que finja ser mi pareja— Agregó mientras inconscientemente se perdía en la mirada de su empleada.

—Perdóneme, pero no puedo hacerlo— Masculló mientras se levantaba dispuesta a irse.

—Alice, espera por favor. Te lo pido, en serio te necesito y prometo pagarte el doble de tú salario si me ayudas con esto— Insistió antes de que esta llegara a la puerta.

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