El camino hacia el hospital había sido particularmente silencioso entre Dalton y Alice, ninguno se decía nada, ambos estaban sumidos en sus pensamientos, sin saber que el otro pensaba exactamente lo mismo ¨ Necesito más.Al llegar al hospital, ambos entraron con paso apresurado y se encontraron con Andrés, se veía bastante preocupado.—Señor, su hermana está consciente, me pidió que no lo llamara, pero debía hacerlo…—¿Dónde está? —Inquirió Dalton preocupado.—En la habitación al final del pasillo, le están haciendo revisiones para ver que esté bien, el doctor dijo que no podemos entrar aún — Respondió Andrés rápidamente.—¡Maldición Mía! ¿Por qué siempre me haces estas cosas? —Farfulló Dalton mientras se llevaba ambas manos a la cabeza y comenzaba a caminar en círculos por el lugar.Alice se acercó a Dalton con intenciones de consolarlo, pero se detuvo en seco cuando vio a Jennifer apareciendo en el lugar con una falsa expresión de preocupación dibujada en su rostro.—¡Dalton, cariño
Alice corrió hacia la que había sido su habitación en la mansión y comenzó a empacar, absorta por la impotencia y ciega por la vergüenza, comenzó a empacar todas sus pertenencias, sin dejar nada olvidado. Al cabo de media hora, la castaña había empacado todas sus cosas, con excepción del vestido, zapatos y accesorios que había pagado Dalton para que ella usara en el evento de la noche anterior, ella no quería tener nada que viniera de él; ni siquiera quería volver a verlo, simplemente quería salir corriendo y no mirar atrás.Con decisión, tomó su maleta y salió de la habitación, atravesó el pasillo, bajó las escaleras, atravesó el recibidor y finalmente salió de la mansión. Al salir se encontró con Andrés quien estaba por entrar a la casa.—¿Señorita Davis, se encuentra bien? —Indagó al ver que ella estaba hinchada de llorar.—Sí, no te preocupes. Estoy mejor que nunca— Respondió de mala gana a pesar de que el chico no tuviera la culpa de nada.—¿Y esa maleta? ¿Va a algún lado, quiere
Alice furiosa, salió del ascensor con paso apresurado, estaba tan sumida en su ira que no vio por donde iba y sin darse cuenta, chocó contra algo duro y lo próximo que vio fue como un hombre alto, trigueño, con cabello negro, pestañas largas, cejas pobladas, facciones perfectas y ojos grises y dorados, la tomó con brusquedad para evitar que esta se cayera mientras que el vaso de café caliente que este guapo y enorme desconocido había tirado sobre ambos.—¡Ah, esto quema! —Chilló Alice mientras sacudía su ropa en un fallido intento por limpiarse.—Lo siento mucho, no quise…—No, no, no. Descuide, no fue su culpa, es mía por no mirar hacia donde voy. No sabe cuánto lo siento— Farfulló la castaña avergonzada.—Acompáñame, te ayudaré a limpiarte— Dijo el hombre esbozando una amplia sonrisa.Luego, el apuesto hombre sujetó la mano de Alice y se la llevó hacia una de las oficinas cercanas.—Sé que tengo por aquí algunos pañuelos de papel, seguro eso servirá— Declaró el hombre mientras revis
No había más que acotar en esa reunión, ya todo estaba hablado. Alice se encargaría de los diseños y Dalton no podría impedírselo.La sala de conferencias ya estaba casi vacía, con excepción de Dalton, Malek y Alice que se habían quedado de últimos para evitar las aglomeraciones; cuando ya todos habían salido, los tres se dirigieron a la puerta, primero Salió Malek, y Alice intentó seguirlo, pero en ese momento, Dalton la tomó del brazo y la haló hacia su cuerpo, quedando frente a frente.—¿Por qué me haces todo esto? —Preguntó el ojiverde en un susurro.—Yo no te estoy haciendo nada, esto te lo hiciste tú mismo. Ahora es momento de que entiendas que el mundo no gira en torno a ti— farfulló la castaña a media voz, luego de zafarse de su agarre.—¿Está todo bien aquí? —Preguntó Malek con recelo al haberse regresado y encontrado con esta escena.—Sí, todo está bien— Afirmó Alice forzando una sonrisa.—Pues… es hora de irnos, ¿Vale? —Dijo Malek esbozando una amplia sonrisa.Dalton no ent
—Yo trabajo aquí— Respondió Alice con irreverencia.—Veo que no has perdido el tiempo, ya andas intentando arrastrarte con otro hombre, admito que no tienes malos gustos— Dijo Mía mientras que escaneaba a Malek de pies a cabeza —Aunque te felicito, no tienes malos gustos, pero ya sabes lo que dicen… aunque la perra se vista de seda…—¡Mira, bruja desgraciada…!Alice de inmediato comenzó a defenderse satirizando a la rubia, pero fue interrumpida con la llegada de Dalton.—¿Qué ocurre aquí? ¿Mía, porque estabas gritando?—Lo siento, me distraje con la plebe— Respondió Mía —Vine a buscarte porque necesito que vengas a casa, Sami está insoportable, la niñera salió huyendo y gritó que no volvería, intenté consolarlo y hablar con él, pero se niega a escucharme— Explicó la rubia desesperada.—Demonios… este pequeño va a volverme loco— Musitó Dalton—¿Desde cuándo se ha estado comportando así? —Preguntó Alice confundida.—Desde que te fuiste— Respondió Dalton a media voz.En ese momento, el
7:30 AM.Cuando Dalton y Alice terminaron de desayunar, ambos salieron de inmediato hacia la compañía, suerte que Mia le había dado algo de ropa a Alice para usar y así no tendría que volver a casa y perder más tiempo. Cabe destacar que no es como que Mia despertó siendo amable y le obsequió un atuendo completo a la castaña, sus palabras fueron “Siempre es un placer para mí donarle mi ropa de las temporadas pasadas a los desamparados”. Y la mejor parte es que lo dijo con su característica voz chillona de “No mato ni a una mosca”, pero tenía sin cuidado a Alice, ya que estar a la vanguardia nunca había sido de su interés.—Una vez más, te debo una disculpa por lo de anoche— Musitó Dalton sin apartar la vista del camino.—No es necesario, ya me quedó claro que no sabes disculparte— Respondió la joven con sorna.—Te pido que me tengas un poco de paciencia, nunca antes había tenido que disculparme con nadie…—¡Déjame adivinar! — Farfulló Alice fingiendo euforia —Y lo próximo que dirás ser
—¿Sucede algo? —Indagó Alice confundida al llegar hasta donde estaban Dalton y Malek.—No es nada, solo hablábamos cosas de hombres— Mintió Malek al voltear y luego le sonrió como si nada.—¿Seguros? —Insistió la castaña al ver la rabia plasmada en la mirada del castaño.—Sí, todo bien… —Respondió Dalton entre dientes —Alice, perdón. No podré esperarte, Samuel me necesita en casa, mejor lo dejamos para otra ocasión— Añadió con un atisbo de desánimo en su voz.—Entiendo, si necesitas mi apoyo con Sami solo avísame— Musitó la castaña.—Adiós— Bisbisó el castaño para luego emprender su camino hacia el ascensor. Dalton no quería dejar ganar a Malek, pero, aun así, optó por retirarse de la manera más inteligente, a pesar de querer borrarle la sonrisa del rostro, no era el momento adecuado, porque, aunque Malek era más joven que Dalton, no era más astuto que él y Dalton sabía que la mejor forma de ganar una partida de ajedrez era pensando y no usando la fuerza.De camino a su casa, Dalton
—¿Qué haces? ¿Estás demente?— Gritó en susurros la castaña mientras se cubría el rostro de la vergüenza al ver que la gente comenzaba a juntarse para ver el espectáculo.—No debemos casarnos tan pronto, podemos esperar un par de años si quieres. Lo estuve pensando y de verdad quiero hacer esto contigo, tú eres la indicada para mí, serías una excelente madre para Samuel y seguramente cuidarás muy bien de él— Expuso Dalton con total naturalidad, como si lo de proponer matrimonio fuera algo de todos los días.Alice no lograba entender las locuras que salían de la boca de Dalton, incluso creyó que su comportamiento no era normal, ¿había pasado de ser un hijo de puta a convertirse en un caballero? Eso sí que era difícil de creer, solo un loco podría ser tan bipolar.—¡Guarda esa cosa! ¡No voy a casarme contigo! ¡Mira a la gente, me estás avergonzando!—¿Por qué no quieres aceptarme? ¿Es por ese imbécil de Malek? ¿Te está dando dinero?— Cuestionó el ojiverde furioso.—¿De qué estás hablando