—¿Cómo puedes ser tan presumida, clasista y grosera a la vez? — Indaga Alice, harta de Mía — Literalmente desde que te conocí has sido presuntuosa, egocéntrica e insoportable, pavoneándote con tus atuendos costosos y bolsos de diseñador. Pero, solo bastó que estuvieras en desacuerdo con mi relación profesional con tu hermano para que te metas toda esa clase por el trasero. Alice ya no toleraba ni una discriminación más por parte de Mía, sin importar que fuera hermana de su jefe y si tenía que decirle la verdad a la cara se la diría sin temor alguno.—¿Cómo te atreves a faltarme al respeto de esta forma? ¡Tú no eres más que una niñera mediocre y muerta de hambre que busca enrollarse en la cama con mi hermano! — Declaró a los cuatro vientos con la intención de avergonzarla en frente de los otros compradores de la tienda.—Escúcheme bien señorita Monroe…—No pierdas tu tiempo diciéndome nada, para mí tu palabra son como el polvo… se las lleva el viento y a nadie le importa. Aún no entie
—Dalton, me alegra tanto verte, y vienes acompañado por esta preciosa chica— Dijo la futura socia de Dalton acercándoseles.—Señora Colman, a mí también me alegra verla. Gracias por invitarnos. Le presento a mi novia, Alice Davis— Saluda el castaño con cortesía.Alice quedó pasmada al ver a la mujer, se trataba de Catherine, su ex profesora de la universidad y asesora de tesis. Alice jamás pensó que ella seria quien había invitado a Dalton a esta cena de negocias, hasta donde Alice sabia, Catherine era soltera y su apellido era Parker; pero claro… ahora estaba casada y llevaba el apellido de su marido.—No sabes lo feliz que me hace verte después de tanto tiempo, querida Alice— Declara Catherine esbozando una amplia sonrisa y luego la abraza efusivamente.Alice Observa el rostro de Dalton por encima del hombro de Catherine y este la mira con los ojos muy abiertos y desorbitados, mientras articula con sus labios —¿Cómo demonios la conoces?—Lamento mucho lo de tus zapatos querida, pero
—No, no creo que sea necesario. Sé que Alice tuvo un día bastante ajetreado y está aprovechando el tiempo para descansar— Dalton le mintió directo a la cara, pero Edward ni se inmutó.Por un breve momento los tres permanecieron en silencio. Dalton totalmente ensimismado, Edward lo observaba pensativo y Alice, ella era la única que de pronto se sentía mal, aunque su relación con Dalton era únicamente laboral, ella de igual forma se sintió rechazada por el, como si le diera vergüenza.Edward ladeó la cabeza entrecerrando los ojos y clavo su mirada en la castaña, notando como esta se había apagado un poco lego de que Dalton se negara a bailar con ella y fue entonces que confirmó sus sospechas… Dalton le estaba mintiendo.—Bueno, ya que Alice está demasiado cansada como para bailar contigo quizá debas llevarla a casa. No veo porque tenerla aquí si no puede disfrutar de la velada contigo siendo pareja. Después de todo, su descanso es más importante que nuestra reunión de negocios— Sugirió
Todo quedó en absoluto silencio, un silencio seco y sepulcral, tanto que Alice casi pudo escuchar el golpe de la mandíbula de Dalton, él estaba pasmado por el anuncio de Catherine, había esperado tanto esta sociedad que ya dudaba de conseguirla y ahora que lo había logrado, no podía creerlo.Poco después, Edward totalmente estupefacto por la acción de su esposa sin su consentimiento, reaccionó y les ordenó a los músicos de la banda que volvieran a tocar para cortar la tensión. En ese momento, Alice corrió emocionada hacia Dalton y lo abrazó con fuerza y este de inmediato le respondió con la misma emoción.—Te lo agradezco mucho, prometo recompensártelo. Te daré el dinero que necesites para continuar con el tratamiento de tu madre— Susurró el ojiverde al oído de Alice.—¡Ni hablar, no lo puedo aceptar! —Farfulló ella de inmediato, mientras negaba con la cabeza.—Pero…—No señor, no puedo aceptarlo. Lo único que le pido es que hable con su hermana. Antes de venir aquí ella fue la única
—No. No lo estoy— Respondió ella con nerviosismo.—Claro… y ahora dirás que eres sonámbula— Farfulló él con sorna mientras tomaba la colcha y la lanzaba al suelo de un tirón.¨ M****a pensó la castaña mientras apretaba los ojos con fuerza suplicándole al planeta que se la tragase. Dalton rodeó la cama y se puso de cuclillas frente a la joven y luego le toco un par de veces la frente con su dedo índice para que esta lo mirara.—¿Qué demonios haces?—¡Lo juro, fue un accidente! ¡Yo solo quería un pañuelo y tropecé el control remoto! — Farfulló Alice levantándose rápidamente para luego caminar hacia el balcón en un intento de escapar de su jefe.Dalton soltó un bufido con fastidio a la par de sus ojos que puso en blanco mientras iba tras la chica. Salió al balcón y vio que esta se encontraba en una esquina, de espaldas a él, con la mirada fija en la distancia.—Señorita Davis…Dalton quiso llamar su atención, pero esta solo bajó la cara y soltó un ligero sollozo, estaba llorando desconso
El camino hacia el hospital había sido particularmente silencioso entre Dalton y Alice, ninguno se decía nada, ambos estaban sumidos en sus pensamientos, sin saber que el otro pensaba exactamente lo mismo ¨ Necesito más.Al llegar al hospital, ambos entraron con paso apresurado y se encontraron con Andrés, se veía bastante preocupado.—Señor, su hermana está consciente, me pidió que no lo llamara, pero debía hacerlo…—¿Dónde está? —Inquirió Dalton preocupado.—En la habitación al final del pasillo, le están haciendo revisiones para ver que esté bien, el doctor dijo que no podemos entrar aún — Respondió Andrés rápidamente.—¡Maldición Mía! ¿Por qué siempre me haces estas cosas? —Farfulló Dalton mientras se llevaba ambas manos a la cabeza y comenzaba a caminar en círculos por el lugar.Alice se acercó a Dalton con intenciones de consolarlo, pero se detuvo en seco cuando vio a Jennifer apareciendo en el lugar con una falsa expresión de preocupación dibujada en su rostro.—¡Dalton, cariño
Alice corrió hacia la que había sido su habitación en la mansión y comenzó a empacar, absorta por la impotencia y ciega por la vergüenza, comenzó a empacar todas sus pertenencias, sin dejar nada olvidado. Al cabo de media hora, la castaña había empacado todas sus cosas, con excepción del vestido, zapatos y accesorios que había pagado Dalton para que ella usara en el evento de la noche anterior, ella no quería tener nada que viniera de él; ni siquiera quería volver a verlo, simplemente quería salir corriendo y no mirar atrás.Con decisión, tomó su maleta y salió de la habitación, atravesó el pasillo, bajó las escaleras, atravesó el recibidor y finalmente salió de la mansión. Al salir se encontró con Andrés quien estaba por entrar a la casa.—¿Señorita Davis, se encuentra bien? —Indagó al ver que ella estaba hinchada de llorar.—Sí, no te preocupes. Estoy mejor que nunca— Respondió de mala gana a pesar de que el chico no tuviera la culpa de nada.—¿Y esa maleta? ¿Va a algún lado, quiere
Alice furiosa, salió del ascensor con paso apresurado, estaba tan sumida en su ira que no vio por donde iba y sin darse cuenta, chocó contra algo duro y lo próximo que vio fue como un hombre alto, trigueño, con cabello negro, pestañas largas, cejas pobladas, facciones perfectas y ojos grises y dorados, la tomó con brusquedad para evitar que esta se cayera mientras que el vaso de café caliente que este guapo y enorme desconocido había tirado sobre ambos.—¡Ah, esto quema! —Chilló Alice mientras sacudía su ropa en un fallido intento por limpiarse.—Lo siento mucho, no quise…—No, no, no. Descuide, no fue su culpa, es mía por no mirar hacia donde voy. No sabe cuánto lo siento— Farfulló la castaña avergonzada.—Acompáñame, te ayudaré a limpiarte— Dijo el hombre esbozando una amplia sonrisa.Luego, el apuesto hombre sujetó la mano de Alice y se la llevó hacia una de las oficinas cercanas.—Sé que tengo por aquí algunos pañuelos de papel, seguro eso servirá— Declaró el hombre mientras revis