Después de salir del aeropuerto, las amigas llegaron a la lujosa casa del padre de Min, como le había dicho, él no estaba y decidieron quedarse en la casa para poder descansar. Al día siguiente, ambas mujeres después de un desayuno salieron para que Johanna pudiera conocer un poco de la ciudad. El chofer las llevo a al centro comercial, donde las chicas se la pasaron viendo miles de ropas de marca y lujo. Johanna miraba con atención cada precio y la verdad es que es sumamente caro. Pero Min le ha explicado que aquí lo importante es traer lo que es original y no una copia barata. —¿No te gustaría probarte algo? —preguntó Min al ver cómo Johanna se le queda mirando a un lindo vestido color Borgoña, con la marca corta, sin espalda, falda ancha y escote cuadrado. —Es muy lindo, pero no hay de mi talla —respondió algo triste—. En México soy talla S y aquí no lo sé. La coreana se pone a buscar entre la ropa, como sabe con exactitud las medidas de su amiga, agarra el que sea su
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