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Todos los capítulos de Jefe, suya una noche: Capítulo 51 - Capítulo 60
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Antes de las siete de la mañana, Lily y Chris tomaron un taxi para viajar hasta la casa de la muchacha.El plan era coger el sobre con el cheque, tomar camino al hospital y pagar la deuda del tratamiento de su hermana para regresar a las nueve a Craze y no tener problemas con nadie.En el taxi hablaron sobre los pendientes que tenían para con el número. Tenían apenas unos días a su favor para que la fecha del primer borrador llegara.—Tienes que enviarle a Joel las fotografías de sus productos. No queremos que solicite cambios, porque no tenemos tiempo para repetir la sesión, así que es importante enfocarnos en los puntos positivos del anuncio —le dijo Christopher a Lily, refiriéndose al representante de la marca nueva con la que trabajaban.Su voz se oyó tensa. Lily pudo sentirlo.Y no era para menos. Christopher sabía que algo sucedía entre ella y Joel. Sabía que habían tenido una cita, también lo había visto poniendo sus manos sobre Lily en la subasta y su intuición masculina le de
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Lily entró a la cocina y saludó a su madre y a su hermana con alegría. Estaba tan feliz que no pudo ocultarlo ni un poquito. Ahora era la novia de Christopher Rossi y era absolutamente perfecto.Vicky estaba con mala cara sentada en el mesón, bebiendo su batido energético de la mañana.—Mamá, vine a recoger lo que Christopher me dejó ayer —le dijo Lily.Su madre tragó duro y dejó lo que hacía para enfrentarla.—Pero si ya te lo entregué —le dijo la mujer en cuanto volteó y tuvo el descaro de decírselo mirándola a los ojos.Lily apretó el ceño e inclinó la cabeza.Su madre estaba tan seria que, Lily tuvo que reírse nerviosa por su respuesta.—Pero si ayer... —Balbuceó confundida—. No, mamá, no me has entregado nada.—Sí, Lily —le dijo su madre con tanta firmeza que, por breves segundos, la muchacha dudó—. Viniste ayer, te lo entregué y te marchaste.Lily se tensó y miró a su hermana de reojo. Ella actuaba tan bien que Lily no pudo notar nada extraño.—No, imposible… —pensó Lily y empezó
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Christopher se montó en el taxi, junto a Lily y sintió mucha angustia de verla llorar así. Estaba tan dolida y avergonzada que ni siquiera tuvo el valor para mirarlo a la cara.Él puso su mano en su espalda y trató de consolarla, pero no tenía palabras para ofrecerle alivio, muy por el contrario, él solo pensaba en venganza.Aprovechó del desgarrador silencio para enviarle un mensaje a su abogado. Lo citó de forma urgente en Craze.En cuanto el taxi se acercó al edificio de Revues, Lily se forzó a recomponerse. Se secó las lágrimas con rabia y dejó de llorar. No iba a darle en el gusto a ninguno de sus compañeros de trabajo de verla así, destruida.Porque así se sentía y no quería que nadie mostrara lástima por ella y sus problemas.Christopher pagó por el viaje y se bajaron rápido del taxi. Por suerte aún era temprano y toda la zona estaba desierta.Lily lo agarró por el brazo antes de que se refugiaran en el edifico de Revues y con valentía le dijo:—Sé que no podremos hablar de est
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El señor López llegó al hospital temblando por los nervios y no se tranquilizó hasta que logró pagar todo el tratamiento de Romina.Solo allí, con el recibo de pago en sus manos, el hombre pudo respirar aliviado y, adormecido por todo lo sucedido buscó un lugar en la sala de espera para descansar y esperar.Las piernas le temblaban.El doctor nunca estuvo disponible para hablar con él. Tenía demasiados pacientes a los que atender y el señor López fue comprensivo y paciente.Al mediodía, un hombre llegó al hospital a recogerlo. Julián López supo que se trataba de la acción del Señor Rossi y no dudó en subirse al coche de vidrios oscuros que esperaba a por él.El conductor le ofreció agua fresca y una charla divertida. Julián estuvo tenso durante todo el camino. No podía dejar de pensar en lo que había ocurrido con Vicky y su exmujer.Aun intentaba recordar los hechos y, por algunos instantes dudó de sus propios recuerdos.Se regañó mentalmente cuando se dio cuenta que estaba poniendo en
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Borrador: Segundas vidas en la moda
(Recuerdas todas las veces...) No, no.(Cuando era niña...) Ay, no, que cliché.(Quisiera no hablarles de moda, porque ya tienen doscientas paginad e lo mismo y porque además Wintour me mataría...) No puedes poner eso, Lilibeth. Te matarían de verdad.Nunca he sido asidua en la moda, pero, aquí entre chicas, debo (decirles) confesarles que me (imaginé) fantaseé vistiendo la chaqueta de cuero negra de Bershka con sus letras coloridas y su épica frase: “tener vibraciones radicales”.Por supuesto, en ese momento, no comprendía (entendía) del todo cómo esa frase (repercutiría) vibraría en mi vida.“En la moda hay un mensaje y es nuestro deber descifrarlo”. Pensé un día mientras visitaba una tienda de segunda mano, con cientos de prendas clásicas, pero tristemente olvidadas. ¿Cómo pueden olvidar lo clásico? Pensé con desazón y, aunque no estaba muy segura de lo que hacía, me compré mi primer “clutch” de Saint Laurent. Con orgullo lo llevé a casa; lo limpié, lo reparé y le di una segunda vid
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Por la tarde regresaron a la oficina y solo para hacer acto de presencia.Christopher sabía lo que Marlene decía de él en los rincones de Craze y tuvo que seguir su juego antes de que los rumores cobraran vida propia.No llevaron todos los portafolios, puesto que Christopher no sentía confianza de lo que sucedía en Craze. Creía que sus ideas terminarían en las manos equivocadas, así que escogió proteger parte de su número en su pent-house, bajo la custodia de Sasha y el señor L.El señor López se quedaría hasta la tarde para hablar con Lily con más calma. Eso significaba más tiempo a solas con Sasha.Apenas Lily se acomodó detrás de su escritorio, terminó de escribir su primer borrador de su columna y se levantó para correr con Christopher y darle la buena noticia; estaba segura de lo que había hecho, pero, prontamente, la asaltaron miles de dudas.Recordó entonces que lo mejor era esperar un par de horas para releer lo escrito y encontrar así todos los errores cometidos, así que lo g
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A Lily se la comieron los nervios. Anheló miles de veces reunirse en privado con Christopher para que le dijera lo que pensaba de su columna, pero cada vez que encontraba un momento para estar a solas, eran invadidos por importantes rostros del mundo en el que Rossi se desenvolvía.Las horas se fueron volando y la joven empezó a perder las esperanzas, peor se sintió su corazón cuando Joel apareció para saludarla.Aun recordaba lo descortés que había sido antes, dejándolo olvidado en la subasta. —Recibí tu correo —dijo el hombre y con formalidad añadió—: Aprobamos la sesión. Creemos en la armonía producto y exposición.Lily sonrió agradecida. Se lo estaba haciendo fácil, cuando podría haberle sacado muchas cosas en cara.Era un caballero.—Me alegra saber que la han aprobado —le dijo sonriente—. Será un éxito, estoy segura de eso.Desde la distancia, Christopher los miró interactuar y respiró profundo para no perder la compostura.—Será un éxito gracias a ti, Lily —reconoció Joel y es
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Lily logró impresionar al representante de Balenciaga y esa noche se fueron a casa con una victoria.Su padre estaba en el pent-house, esperándolos. Junto a Sasha había preparado la cena y los cuatro comieron hablando de “Tronquitos”.Por supuesto que Chris se reservó sus motivos para nombrar a su mascota así. No quería que su suegro lo viera como un depravado amante de los troncos de su hija.Ya empezaba a mirarlo con otros ojos y quería que así continuara todo. Bebieron vino blanco junto a la chimenea. Mientras el señor L y Sasha admiraban la belleza de la ciudad iluminada en esa noche lluviosa, Lily le pidió a Christopher un favor especial.—¿Crees que mi padre pueda quedarse con nosotros un par de noches? —preguntó y rápido se retractó—: digo, aquí, en tu pent-house.Las mejillas se le pusieron rojas cuando entendió lo que había dicho. Bajó la mirada y trató de apaciguarse.Christopher sonrió. Le había fascinado ese “nosotros” porque significaba que estaban juntos en todos los se
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Cuando Christopher regresó a su pent-house, Lily continuaba trabajando. Su padre le ayudaba con los correos que nunca se detenían y, a veces, atendía el teléfono.Él se quedó asombrado mirándolos desde la entrada. Los dos sincronizaban de una forma muy espontánea. Ella pinchaba un tablero organizador con los eventos previos al lanzamiento y él hablaba por teléfono. Confirmaba el catering para la fiesta.Adoró verlos trabajar juntos y supo que él nunca tendría algo así con su familia.Suspiró derrotado por sus sueños de niño y alcanzó a caer apenas un par de metros, cuando Julián lo vio por el rabillo del ojo y entusiasta se levantó para saludarlo con alegría.—¡Señor Rossi, que bueno que llegó! ¡Justo a tiempo! —Caminó hacia él a darle la bienvenida y agarró una taza humeante para ofrecérsela—. Chocolate caliente, la especialidad de mi Lily...Christopher la recibió y lo olió con una sonrisa melancólica. Tuvo que suspirar cuando el aroma del cacao y el dulzor lo tranquilizaron desde ad
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Rossi y López viajaron a la imprenta y entregaron el libro justo a tiempo.Quisieron ir a celebrar, pero prefirieron esperar a tener el primer ejemplar de la revista en sus manos.Era una cuestión de desconfianza. Marlene llevaba tantos años trabajando en Revues que, Christopher temía que las lealtades fueran puestas a pruebas y, por supuesto, él no pasaba ninguna prueba.¿Quién le sería leal a un recién llegado? ¿Al hijo de papi?—Yo lo sería —le dijo Lily con dulzura, sentada a su lado y con esa sonrisa bonita que a él lo desestabilizaba.Christopher ya no pudo tener ojos para su primera edición y se tuvo que centrar en Lily. La encontró tan sonriente que tuvo que acariciarla.—Gracias —susurró Christopher al pasar su pulgar por la comisura de sus labios.Ella se rio.—Gracias a usted —le dijo divertida. Él apretó el ceño—. Me dio mi primera oportunidad para escribir algo verdadero.Un fuerte carraspeo los interrumpió. Los dos miraron al frente y se encontraron con Connor Rossi.—Pad
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