Todo apestaba a hogar.—Dios mío, no puedo romper mi ayuno con esta atrocidad —dijo ofendida, mirando las tostadas francesas con horror.Romina bufó.—Por supuesto... —Romy musitó hastiada—. ¿Qué quieres comer? —preguntó cansada.—¿Qué tienes? —preguntó Ruby, burlesca.Romina miró la cocina y enumeró:—Pan blanco, miel, huevos, leche, café, chocolate, dulces de anís...Ruby se puso peor.—Mi dieta no incluye nada de eso... ¿Acaso no tienes otra cosa? —insistió insoportable.
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