El aire fresco de la mañana la envolvió cuando salió del hospital, pero ni siquiera eso fue suficiente para calmar el torbellino que llevaba dentro. Arthur había insistido en llevarla al Roca Sombra, lejos de Kael y los suyos, al menos hasta que estuviera mejor. Lina no discutió. ¿Para qué? Su mente estaba hecha un caos.El trayecto fue silencioso, pero su cabeza era un grito constante.Kael.Su nombre latía en su pecho, en su piel, en cada rincón de su ser.Cuando finalmente llegó a su habitación, cerró la puerta y apoyó la frente contra la madera. Respiró hondo, tratando de apagar la tormenta que la consumía. Pero apenas cerró los ojos, lo vio.Kael sobre ella.Kael dentro de ella.Kael devorándola con esa hambre primitiva que la hacía arder.Su cuerpo se estremeció. La pasión que habían compartido la golpeó como un vendaval. Podía sentir la presión de su boca, la dureza de sus manos, la intensidad de su mirada clavándose en la suya mientras la poseía. Cada beso, cada caricia, cada
Llevaba horas allí, inmóvil, esperándolo. Al principio, la rabia y la determinación la habían mantenido firme, recordándole que tenía derecho a respuestas, que no podía seguir ignorando la verdad que tanto la atormentaba. Pero conforme el tiempo pasaba y el frío se colaba por su piel, una sensación distinta comenzó a instalarse en su pecho: la duda.Se abrazó a sí misma, frotando sus brazos en un intento inútil de conservar el calor. Su respiración se entrecortaba cada vez que el viento susurraba entre los árboles, arrastrando sombras que se alargaban como garras espectrales. En más de una ocasión se giró bruscamente, convencida de que algo la acechaba entre las sombras."No debí ser tan impulsiva", pensó, mordiéndose el labio inferior con frustración. Kael no era un hombre común. Lo que había visto, lo que había sentido en su presencia, la aterraba y la fascinaba en igual medida. Y ahora estaba sola, enfrentándose a ese miedo sin ninguna certeza de que él volvería por ella.El sonido
El aire entre ellos se volvió denso, cargado de algo primitivo e irresistible. Sus miradas se entrelazaron, y un calor abrasador comenzó a recorrer sus cuerpos, encendiendo cada fibra de su ser.Lina sentía una electricidad recorrer su piel, esa atracción ardiente que la empujaba hacia Kael como si fueran dos imanes condenados a encontrarse. Él también lo sentía; lo veía en sus ojos oscuros, en la forma en que su pecho subía y bajaba con respiraciones entrecortadas.Se deseaban. Se buscaban.Era imposible ignorar la química, la tensión que se había construido entre ellos desde el primer momento. Kael inclinó el rostro, y Lina cerró los ojos cuando sintió su aliento cálido rozarle los labios.Apenas un roce, un contacto fugaz, y todo su cuerpo se estremeció.Kael la atrajo hacia sí con una fuerza tierna, firme, como si no pudiera resistirse a su presencia un segundo más. Sus manos recorrieron su espalda con una caricia que la hizo estremecer. Lina sintió la calidez de su aliento en su
Lina pasó una mano por su cabello, tratando de acomodarlo, al tiempo que Kael se abotonaba la camisa sin apartar la mirada de ella. Se vestían en silencio, como si aún pudieran sentir el roce de la piel bajo la tela, prolongando la conexión que los unía.Pero entonces…El alboroto de gritos y pisadas rompió el hechizo.Kael se tensó de inmediato, sus sentidos alertándose como un animal salvaje. Un gruñido escapó de su garganta cuando su mirada se dirigió al bosque.Lina parpadeó, desconcertada, y siguió la dirección de su mirada.Entre los árboles, un pequeño lobo gris corría desesperado, su frágil cuerpo herido, jadeando de agotamiento. Detrás de él, un grupo de hombres armados avanzaba con antorchas y rifles, sus rostros duros y decididos.Cazadores.Kael maldijo entre dientes y se movió con rapidez, colocándose delante de Lina en un instinto protector.—¡Kael! —Lina apenas tuvo tiempo de reaccionar antes de ver cómo su cuerpo comenzaba a transformarse.Su piel se estremeció, su esp
Kael yacía inmóvil en el suelo, su cuerpo empapado en sangre, con la respiración profunda y errática. El rugido distante de las llamas le llegaba como una advertencia, pero en su interior, algo le decía que no iba a rendirse tan fácilmente. Cada centímetro de su piel era un mar de dolor, y aunque su mente gritaba rendición, su naturaleza de lobo lo mantenía aferrado a la vida, como un animal salvaje que no se dejaría devorar sin luchar.Había recibido varios disparos, balas que habrían matado a cualquiera de su especie, pero él no era cualquiera. Ninguna de las balas había alcanzado sus órganos vitales. Su fortaleza física, producto de años de lucha y supervivencia, había jugado a su favor. Era un lobo grande y fuerte, construido para resistir lo imposible. Sus músculos, poderosos como el hierro, le permitieron soportar lo que habría sido fatal para cualquier otro. No obstante, el daño era severo. La sangre, caliente y espesa, se acumulaba alrededor de sus heridas y empapaba la tierra
La noche era un manto negro iluminado por el resplandor anaranjado de las llamas. Ragnar apretó la mandíbula al ver el fuego devorando parte del límite de Valragh. Emma, dormida en sus brazos, se removió levemente, dejando escapar un débil gemido. A su lado, Rykker gruñó con inquietud, con el pelaje erizado y las orejas gacha.—Esto no puede estar pasando… —exclamó Ragnar, con la voz entrecortada—. Valragh estará en llamas.—No podemos entrar por ahí —gruñó Rykker, sus ojos centelleaban con desesperación.El otro lobo miró las llamas con los ojos muy abiertos.—Si entramos por la parte afectada, nos arriesgamos a quedar atrapados. Debemos rodear.Ragnar soltó un gruñido bajo, su cuerpo tenso por la furia y la impotencia. Ajustó el peso de Emma en sus brazos y asintió.—Iremos por el lado norte. Movámonos rápido.Los tres emprendieron la carrera entre los árboles. Las llamas rugían a sus espaldas, escupiendo brasas y cenizas al viento. El humo les irritaba los ojos, pero no se detuvier
Lina corría sin rumbo fijo, el miedo a los cazadores aún fresco en su piel, pero algo dentro de ella no podía simplemente huir sin saber si Kael había sobrevivido a la emboscada. Su mente no dejaba de recrear la imagen de él, herido, sangrando. El miedo la consumía, pero el amor y la preocupación por él la empujaban a dar cada paso con desesperación.A medida que avanzaba, el bosque se volvía más denso, y el silencio la rodeaba, sólo roto por el sonido de sus pasos apresurados. A lo lejos, vio las luces del fuego, y su corazón se aceleró. ¡kael estaba en peligro!Las llamas se alzaban al cielo, devorando todo a su paso, como si la misma tierra hubiera sido marcada por la furia del fuego. La oscuridad se iluminaba por los destellos de las llamas que se extendían rápidamente.Lina se quedó inmóvil por un momento, paralizada, con el corazón latiendo a toda velocidad. Intentó dar un paso adelante, pero el calor era insoportable. El viento soplaba con fuerza, avivando las llamas y expandie
—Nos han subestimado demasiado tiempo —exclamó el alfa de shadowfang, su voz profunda y llena de veneno—. Los humanos creen que pueden cazarnos como si fuéramos simples bestias. Creen que pueden invadir nuestro territorio, asesinarnos y seguir con sus vidas como si nada. Es hora de demostrarles lo que realmente somos.Un murmullo gutural recorrió la manada. Algunos gruñeron en aprobación, otros golpearon el suelo con sus garras, impacientes por la orden de ataque.—Atacaremos cuando menos lo esperen. Cuando la noche esté en su punto más oscuro —continuó, clavando sus ojos fríos en cada uno de los presentes.Dorian sonrió, un gesto afilado como la hoja de un cuchillo.—Nos dividiremos. Luzbria será nuestro y luego, Valragh.El aire se cargó de una energía densa, un latido salvaje y hambriento en los pechos de los lobos. Esa noche, la sombra de la manada de Dorian se alzaría sobre Luzbria, y el pueblo jamás volvería a ser el mismo.Luzbria estaba envuelto en un manto de calma aparente.