Capítulo 358
Era lo de siempre. Desde que se casaron, Gabriela jamás lo había visto pernoctar en la mansión familiar.

Si se detenía a pensarlo, se daba cuenta de que, a partir de sus ocho años, Álvaro había vivido muy poco tiempo en esa casa: se fue a estudiar al extranjero, casi no volvía, y cuando Eliseo murió en aquel trágico accidente, tuvo que regresar de prisa… para luego verse expulsado por su tío Mattheo, terminando bajo la protección de la familia Rojo.

¿Odiaba la idea de quedarse en la vieja casona o era simple casualidad? Gabriela recordó la expresión de Álvaro cada vez que pisaba esa residencia. Concluyó que sí: evidentemente, él evitaba pasar la noche ahí.

—Estoy cansada y no quiero trasladarme a ningún lado, —dijo Gabriela—. Prefiero quedarme y dormir aquí. Después de todo, ya no queda nadie más.

Álvaro frunció el ceño con leve duda:

—Podríamos ir a la Villa Cielo Azul. Queda muy cerca.

—No quiero moverme, —repitió Gabriela, mirándolo fijamente—. ¿Por qué nos empeñamos en irnos?

Él gu
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