Capítulo 355
Desgraciadamente, como Vitoria se había llevado el disco duro del sistema de vigilancia y aún no habían instalado uno nuevo, Álvaro no tenía forma de revisar las cámaras para descubrir con quién se había encontrado Gabriela en ese breve lapso y qué la había alterado tanto.

Los dos permanecían en el pasillo, perplejos.

Gabriela, tras un mar de lágrimas, logró poco a poco recomponer sus emociones derrumbadas. Aunque lo que Florencio le había contado encajaba con varias piezas sueltas de información que ella conocía, todo seguía siendo, en esencia, la versión de un solo testigo. Sin pruebas sólidas, no podía acusar a nadie a la ligera.

Una vez serena, Gabriela se incorporó y tomó su celular. Tecleó el número que Florencio le había dado, descubriendo que correspondía a la ciudad de Midred. Probó buscarlo en su aplicación de pagos y en su lista de contactos, pero no apareció nada. Tampoco halló registros en internet.

Finalmente, decidió marcar directamente. El tono de llamada se prolongó et
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