Capítulo 353
—Ve a este lugar, —dijo Florencio, con la voz temblorosa. Sacó un papelito arrugado de su bolsillo, donde había anotado un número telefónico—. Él sabe lo que ocurrió en aquel entonces.

Los dedos de Gabriela se tensaron al tomar el papel.

—Entonces, —soltó de pronto—, ¿fue Álvaro quien mató a mi Emiliano?

Recordaba perfectamente que Emiliano era excelente nadador, y aquel día el oleaje no estaba tan fuerte. Siempre se preguntó por qué había muerto así. El forense dictaminó que se quedó atrapado en una corriente marina y chocó contra un objeto flotante. A Gabriela le pareció una explicación muy «conveniente», pero demasiado simple.

—En este mundo, —respondió Florencio, con un temblor en la voz—, no pueden existir dos Álvaros a la vez.

Un dolor intenso apuñaló las sienes de Gabriela.

—Espera… algo no encaja, —se obligó a serenarse—. Él encontró a Emiliano y hasta sabía de mi existencia. Pero cuando volví a Midred y nos vimos, no dio la menor señal de reconocerme.

Exacto.

Si todo fuera tal
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