Oficialmente marcamos el libro como FINALIZADO!!! XD muchas gracias a todos por haber seguido esta bonita historia :3 espero que les haya gustado, no olviden ir a dejar su amor en la portada del libro para que otros nuevos fanseses se enteren de que aquí hay calidad y fanservice jajaja Y hablando de fanservice, cualquier cap extra (ya saben que los consiento <3) que quieran, ya no podrán ser publicados aquí porque una vez que le digo a mi editora que cierre una historia, el sistema ya no me lo permite xD así que se las subiré a mi grupo de fa ce con mucho amor <3 <3 <3 Ahora si, a partir de mañana vuelven las actualizaciones de Dulce Manada para luego seguir con Probando el Destino del Alfa. (Ambos libros si puedo publicarlos en físico también) Los amoooooo <3 <3 <3
Edson.-El Alfa te espera en su oficina, nuevo. - Dijo el lobo aporreando mi puerta.-Iré, no molestes. - Gruñí.-Apresúrate.En cuanto sus pasos hicieron eco por el pasillo, hablé con suavidad.-Tengo que ir, mamá. - Dije en voz suave arrodillándome a los pies de la cama para tomar sus manos. Ella no hablaba mucho y no la culpaba por ello. - Pon el seguro en la puerta cuando me vaya.Ella asintió pero comenzó a temblar.Ambos teníamos miedo. Cada vez que salía de la habitación y no podía llevar a mi madre conmigo, estaba la siempre presente posibilidad de que cualquier otro lobo se colara y tratara de forzarla.Estaba harto de esta maldita manada, pero aún no podía irme.No. Apenas había ganado algo de confianza del Alfa y por fin podía saber sobre las cosas sucias que escondía en el armario.No estaba hablando sobre los secuestros humanos o sobre el hecho de que utilizaran a las lobas y humanas por igual como esclavas de placer. Eso era solo la punta de todo lo que su Alfa hacía sin
Tomé la mano de mi madre y salimos juntos de la habitación.Ella me siguió con la frente el alto.Ignoramos a todos los lobos hasta llegar a la oficina del Alfa.Entré sin siquiera llamar a la puerta.Levantó la vista con un gruñido que cortó cuando vió a mi madre. Se lamió los labios.-Puedes irte. Espero mi dinero en tres horas. - Dijo levantándose de su escritorio.Yo cerré la puerta y los tres quedamos dentro.Me acerqué a él mientras me gruñía y, en un movimiento rápido saqué mis garras y corté sus piernas. Él cayó al suelo con una maldición.Eran cortes profundos.Estando ahí corté sus brazos y gruñó de dolor.Todo esto fue en segundos; así de rápido me había vuelto desde que mi mejor amiga Rose me había insistido en ser su muñeco de práctica. Algo que le agradecería después.Él estaba a punto de gritar por refuerzos, así que solo puse mis garras en su garganta.-¿En dónde tienes al cachorro? - Pregunté con voz letal. - Habla.Él me miró confundido antes de reír forzadamente.-
Lizzie.El ruido de los aplausos de la multitud era ensordecedor. Cada uno de mis compañeros había invitado a toda su familia a nuestra ceremonia de graduación. Yo no tenía a nadie.Llamaron mi nombre y yo me levanté de mi asiento ante los pausados aplausos obligados de mis compañeros. -Felicidades, Lizzie. Sé que tu padre y tu hermana estarían muy orgullosos de ti. - Dijo el Sargento Brad estrechando mi mano al darme mi diploma.Yo sonreí tensamente y me moví para estrechar mi mano al resto de mis profesores en la Academia de Policía de la ciudad.Cuando terminé, simplemente bajé del escenario y me dirigí a las puertas de salida. Realmente no me interesaba quedarme el resto de la ceremonia.Caminé pausadamente hasta la calle en donde levanté mi mano para tomar un taxi.No llegaría tarde al trabajo, de hecho llegaría temprano, pero no importaba. Era mi último día con el anciano señor Sam, mi jefe, y esperaba acomodar un par de pedidos de un excéntrico hombre que nos pagaba con pied
Una semana después, me asignaron a una compañera y me mandaron a patrullar las calles.Por ser las "nuevas" en el Departamento, teníamos que hacer el trabajo que nadie quería hacer: Patrullar las zonas más marginadas de la ciudad.Ahí no solo veíamos casos de gente sin hogar, sino un montón de actividades sospechosamente ilegales.Dividimos los barrios más peligrosos en sectores y procurábamos no separarnos más de lo necesario cuando llevábamos nuestra vieja patrulla por ahí.Prácticamente hacíamos rondas durante todo el día y atendíamos casos de violencia doméstica cada hora.-¿Hoy también te quedarás y ayudarás con el papeleo? - Preguntó Isabel cuando salimos de la tienda abierta veinticuatro siete con nuestro respectivo shot de cafeína.Por fin había terminado el turno.-Si. Me gusta mucho el papeleo.Y buscar información sin ojos entrometidos.-Chica, eres la única del departamento a la que le gustan esas cosas tan aburridas. - Dijo con una carcajada. Yo me encogí de hombros. - Bu
Estaba frustrada. Había llegado a la habitación que me habían asignado en el trabajo para devorar toda la información que pudiera. El expediente al que logré tomarle fotos solo tenía un par de declaraciones sobre las personas desaparecidas (mayormente sus personalidades y cero nexos con los problemas legales) y algunas fotos de ellos. Si el expediente estaba incompleto o algo no podía saberlo. La unica buena noticia en todo esto era que decía la ubicación aproximada de dónde fue la última señal que marcaba el GPS de las patrullas de los agentes desaparecidos. Rápidamente metí esas coordenadas en mi móvil y las guardé. Necesitaba dormir un par de horas para ir a la ubicación más tarde. Y eso fue loque hice. Desperté al rededor de las seis de la tarde y ni siquiera me molesté con comer algo o ducharme, solo me quité el uniforme, me puse cualquier cosa y salí por la puerta. Tenía algunas cosas que hacer. Caminé al rededor de veinte calles hasta la zona del sector que normalmente pat
Papá me había enseñado a montar en motocicleta desde los quince años. Fue cuando mi hermana le suplicó que compráramos una ya que la Academia de Policías estaba un poco lejos y el autobús se tardaba una eternidad en llegar. -¿Por qué no una bicicleta? - Preguntó divertido. -¿Qué policía se ve rudo en una bicicleta? - Respondió ella. - Tú me enseñaste que la primera impresión de intimidación es importante, papá. -Si, para arrestar a alguien que ha roto la ley, no para impresionar a tus compañeros. - Dijo él con una carcajada. - Cariño, una motocicleta es peligrosa. Los accidentes... -Suceden todo el tiempo. Podría simplemente ir por la acera y un loco bebido podria atropellarme. Podría subirme a mi autobús y este podría chocar, Podría... -Calla, entiendo el punto. - Dijo papá con un suspiro resignado y luego me miró. - ¿Tú tambien quieres una? -No. - Dije con firmeza. - Pero me gustaría aprender a conducirla. -Esa es mi pequeña. - Dijo despeinándome. Papá me había enseñado que c
Ella se tensó. -¿Se encuentran bien? ¿Necesitan atención médica? - Pregunté en voz baja mientras me acercaba. - Este no es un buen lugar, ¿Quieren que los lleve a algún sitio? Ella me miró con desconfianza y yo alcé mi pie para levantar un poco mi pantalón y mostrarle lo que ocultaba debajo: Mi placa. -Mi nombre es Lizzie y soy oficial de policía. No tema, la escoltaré a usted y al pequeño a algún lugar seguro. -¿Lugar... seguro? - Preguntó ella con voz rasposa mirando a nuestro al rededor también nerviosamente. - ¿Usted... usted vino con más policías? -No. Por el momento me encuentro sola investigando algunas desapariciones en el lugar, pero no se preocupe. En cuanto la ponga a resguardo a usted y al pequeño, llenaré este lugar de policías. - Dije con voz suave. - ¿Puede seguirme? Primer paso: Tranquilizar a la víctima o posible víctima. Segundo paso: Analizar la situación. Paso tres: Tomar decisionespriorizando la seguridad de los civiles. -Eh... si, estoy bien. -¿El pequeñ
Estaba segura de que no estaba en mi cama. ¿Cómo lo sabía? Porque yo lavaba mi ropa de cama una vez a la semana y el lugar en el que estaba recostada simplemente olía fatal. Suaves voces me fueron trayendo a la conciencia poco a poco. Traté de recordar qué era lo que estaba haciendo antes de dormir pero era un poco confuso. -Lo siento, no puedo liberarlas, pero puedo traerles un poco de comida... no, de verdad que no puedo dejarlas ir... Volví a caer en la inconsciencia después de algunos intentos por abrir los ojos. -... en el río. Lo revisé antes de hacerlo. -Mamá... La voz masculina exhaló un suspiro y yo abrí los ojos por fin. Frente a mí había una figura oscura. Una figura que se encontraba detrás de unos barrotes. Me incorporé lentamente sin despegar la vista de él y me di cuenta de dos cosas: La primera, que la cabeza me dolía como una perra y seguramente tendría una contusión o una herida que necesitaba atención médica. La segunda, que no era él quien estaba detrás de