Capítulo 1.

Lizzie.

El ruido de los aplausos de la multitud era ensordecedor.

Cada uno de mis compañeros había invitado a toda su familia a nuestra ceremonia de graduación.

Yo no tenía a nadie.

Llamaron mi nombre y yo me levanté de mi asiento ante los pausados aplausos obligados de mis compañeros.

-Felicidades, Lizzie. Sé que tu padre y tu hermana estarían muy orgullosos de ti. - Dijo el Sargento Brad estrechando mi mano al darme mi diploma.

Yo sonreí tensamente y me moví para estrechar mi mano al resto de mis profesores en la Academia de Policía de la ciudad.

Cuando terminé, simplemente bajé del escenario y me dirigí a las puertas de salida. Realmente no me interesaba quedarme el resto de la ceremonia.

Caminé pausadamente hasta la calle en donde levanté mi mano para tomar un taxi.

No llegaría tarde al trabajo, de hecho llegaría temprano, pero no importaba. Era mi último día con el anciano señor Sam, mi jefe, y esperaba acomodar un par de pedidos de un excéntrico hombre que nos pagaba con piedras preciosas antes de presentarme al siguiente día con el señor Jeferson, el Jefe de policía de la ciudad.

Yo lo conocía como el tío Jef. Un hombre en sus sesentas que aún se mantenía fuerte como un roble y al que me había conocido desde mis diez años.

Fue a esa edad que mi hermana, mi padre y yo nos mudamos a esta ciudad después de perder a mamá por el Cáncer.

La historia corta es que un día mi mamá se veía bien y al siguiente no lo estaba. Tratamos con todos los médicos de nuestra antigua ciudad, pero todos coincidían en que la enfermedad ya estaba en su última etapa y que realmente no había nada que hacer.

Mamá había ocultado que se sentía mal durante un largo tiempo. ¿Por qué? Bueno, realmente nunca nos lo dijo, pero mi hermana y yo tuvimos algunas teorías en cuanto crecimos.

Quizá mamá fue al doctor desde un principio y le dieron las malas noticias.

Lo más probable era que mamá no quería preocuparnos ni estresar a papá con el tema del dinero.

Nunca habíamos sido ricos, ya que el sueldo de un policía era promedio y suficiente para que viviéramos los cuatro, pero suponíamos que el seguro de papá en ese momento no alcanzaba para el tratamiento y medicamento especiales que mamá ocupaba.

Como sea, el resultado no cambiaba. Mamá había muerto pocos meses después y papá no pudo soportar seguir viviendo en nuestro hogar sin mamá en él.

Así que vendió la casa y nos mudamos a un pequeño departamento a dos estados de distancia.

Lo superamos poco a poco y tres años después, mi hermana había comenzado la Academia para seguir los pasos de papá.

Un ceño fruncido vino a mi rostro mientras le daba la dirección al amable taxista.

Mi hermana y yo no habíamos tenido noticias de mi padre por un largo tiempo. Algunos meses después, tampoco tuve noticias de mi hermana.

Ellos habían desaparecido hacía más de un año. Los dos fueron asignados a una misión para dar seguimiento a los reportes de personas desaparecidas cuyas últimas ubicaciones habían sido a las afueras de la ciudad. Justo en los límites de un gran bosque en el que se decía los animales salvajes abundaban pero, extrañamente, no cruzaban a este lado de la ciudad.

Si, había sido hacía un año que el tío Jef había hablado a casa para decirme que mi familia había desaparecido, pero fue una semana después que me había informado que la investigación había sido cerrada debido a que se encontraron restos de algunas personas desaparecidas dentro de los estómagos de la fauna local.

A mí eso no me convencía, pero si quería reabrir el caso, necesitaba enlistarme en la policía y conseguir algunas pruebas legales o motivos de fuerza para volver a visitar el lugar sin que me encarcelen en el proceso.

No era estúpida, no iría por mi cuenta a meterme en problemas. Sobre todo porque sospechaba que sus desapariciones tenían que ver con algún grupo criminal cuya base de encontraba en las orillas del bosque y que usaban a la fauna local para deshacerse de los cuerpos de sus víctimas.

¿No era demasiado sospechoso que abogados, cobradores y policías desaparecieron de pronto?

¿Por qué un abogado iría al bosque? Habían tantas incoherencias en el informe que me sorprendía que el tío Jef archivara el asunto.

Mi única conclusión (y algo que no quería decir en voz alta sin pruebas) era que el grupo criminal había amenazado o sobornado al tío Jef para no seguir investigando el asunto.

Era turbio, pero no tenía más explicaciones.

El taxi me dejó frente al trabajo y yo entré directamente. La campanilla sonó y enseguida el señor Sam salió de la trastienda. Al verme, sus ojos se iluminaron.

-¡Felicidades Lizzie! ¿Qué haces aquí? ¿No deberías estar en tu fiesta de celebración?

-Gracias. Y no. - Dije recibiendo su fuerte abrazo. - No creo que sea una ocasión especial.

Pasé a su lado para dirigirme a la trastienda.

-¡No es especial dice ella! - Exclamó con incredulidad. - Mi niña, te has graduado con honores en cinco meses en vez de los dos o tres años que les toma al resto de tus compañeros.

Yo sacudí la cabeza. Me había seguido aquí atrás mientras comenzaba a acomodar la mercancía y la materia prima con la que el señor Sam hacía sus creaciones.

-No es especial. - Repetí distraídamente. - Papá me enseñó defensa personal prácticamente desde que aprendí a hablar, todo tipo de leyes desde que comencé a leer y escribir, y a manejar un arma en cuanto cumplí doce. Con eso me ahorré dos años de materias aburridas en las que los maestros intentan enseñarme todo eso. Si no me había graduado antes fue porque la Academia insistió que saliera junto a la siguiente generación.

Él me arqueó una ceja y luego suspiró.

-Lizzie, ¿De verdad es lo que quieres hacer con tu vida? Me refiero a ser policía.

Lo miré confundida.

-Así es, ¿Por qué?

-Porque no pareces para nada feliz por ser policía. - Dijo lentamente midiendo mi reacción. - ¿Qué ha pasado con el refugio de animales?

-Sigue en el mismo lugar. - Dije encogiéndose de hombros. - Hace meses que no voy.

-¿Tu turno para el comedor comunitario?

-Ya tienen suficientes voluntarios.

-¿Tus clases de ballet?

-Como sabe, apenas puedo permitirme el seguir viviendo sola. No me sobra el dinero para mis clases extra.

-Lizzie...

-No se preocupe por mi. - Dije con un intento de sonrisa. - Ahora que tengo la acreditación, me será fácil unirme a la Fuerza y podré pedir que me asignen un dormitorio. La comida viene incluida.

Había sido idea del Estado el que se destinarán fondos a construir viviendas para los bomberos y policías de la ciudad cerca de sus respectivas estaciones. Así se actuaba de inmediato en caso de necesidad.

-Nunca he dudado de tu capacidad para mantenerte sola, Lizzie. - Dijo con una mirada paternal. - Me refería a que hacer lo que te gusta o hacer algo en lo que eres buena, son diferentes cosas. Piénsalo.

Se alejó y me dejó sola con la mercancía.

Por supuesto que sabía a lo que se refería. Mi sueño siempre había sido convertirme en una gran veterinaria ya que me encantaban los animales, pero también me gustaba ayudar a los más necesitados.

Todo eso tuve que dejarlo de lado para saber la verdad sobre qué había sucedido con mi familia.

Tomé con mucho cuidado el último trabajo del joyero; de hecho, esta monstruosa corona hecha con un montón de jades era la clave para que no fuera a la bancarrota.

El extraño que vino a hacer ese pedido no me inspiraba mucha confianza y realmente desearía poder estar acompañando a mi jefe cuando viniera por ella.

Bueno, confiaba en que todo saldría bien y rezaba por ello también.

Para cuando terminé con el inventario, me despedí de él y regresé a casa.

Con el dinero que papá había reservado para emergencias, yo había podido terminar la escuela, pagarle al casero y comprar víveres. Sin embargo, conseguí un empleo porque sabía que el dinero no sería eterno.

Ni siquiera me molesté en cambiarme, simplemente me arrojé sobre mi cama para dormir.

Al día siguiente, casi al alba, yo ya estaba de pie y saliendo por la puerta.

¿Mi destino? La Estación de policía.

Ni siquiera tuve que pedir un formulario a la recepcionista; ella me conocía y ya había venido a pedir informes para enlistarme.

-El señor Jeferson se encuentra en su oficina. ¿Quisieras que te anuncie?

-No, gracias. Lo haré yo misma. - Dije tomando el formulario.

Habían pasado un par de años desde la última vez que había estado aquí. Muchas cosas habían cambiado, y no me refería a la nueva cafetera o a los cubículos, sino a que ahora recorría los pasillos completamente sola.

-Adelante. - Dijo cuando toqué la puerta.

-Estoy aquí para entrar en el cuerpo policiaco, señor. - Dije directamente. - Si me permite una pluma, llenaré su formulario aquí mismo.

Tío Jef levantó su mirada y al verme sus cejas se levantaron.

-No es necesario el formulario. Bienvenida al equipo.

Capítulos gratis disponibles en la App >

Capítulos relacionados

Último capítulo