Tomé la mano de mi madre y salimos juntos de la habitación.
Ella me siguió con la frente el alto.Ignoramos a todos los lobos hasta llegar a la oficina del Alfa.Entré sin siquiera llamar a la puerta.Levantó la vista con un gruñido que cortó cuando vió a mi madre. Se lamió los labios.-Puedes irte. Espero mi dinero en tres horas. - Dijo levantándose de su escritorio.Yo cerré la puerta y los tres quedamos dentro.Me acerqué a él mientras me gruñía y, en un movimiento rápido saqué mis garras y corté sus piernas. Él cayó al suelo con una maldición.Eran cortes profundos.Estando ahí corté sus brazos y gruñó de dolor.Todo esto fue en segundos; así de rápido me había vuelto desde que mi mejor amiga Rose me había insistido en ser su muñeco de práctica.Algo que le agradecería después.Él estaba a punto de gritar por refuerzos, así que solo puse mis garras en su garganta.-¿En dónde tienes al cachorro? - Pregunté con voz letal. - Habla.Él me miró confundido antes de reír forzadamente.-¿Te enamoraste de esa ramera y ahora quieres adoptar a mi hijo?Me di cuenta de que algo jodidamente malo me pasaba en el momento en que salieron las palabras de su boca y no sentí ni una pizca de enojo.Me sentía más bien frío.-¿Dónde lo tienes? - Me repetí.Él volvió a decir alguna tontería y yo había terminado de ser amable.Desgarré un trozo de su camisa y se lo metí dentro de la boca antes de cortar los tendones de sus brazos y comenzar con una satisfactoria amputación de pierna.Él chillaba como un cerdo.Cuando arrojé la pierna lejos miré hacia arriba y vi a mi madre en primera fila. Su rostro estaba serio pero no perdía detalle.-¿Dónde lo tienes?Le quité la tela de la boca y enseguida gritó.-¡Ayú...!Ni siquiera lo dejé terminar y volví a meterle la tela por la boca.-No creo que me responda. - Dije levantándome del charco de sangre cada vez más grande. - Los guardias del edificio seguramente olerán la sangre y vendrán hacia aquí. Yo cuidaré de la entrada, puedes hacer lo que quieras con él, madre.Comencé a caminar hacia la puerta y escuché los pasos de mi madre acercarse al lobo. Un segundo después el cobarde pedía ayuda a gritos... y luego gemía de dolor.Al salir y cerrar la puerta vi a mi madre empuñando la pierna del lobo para golpear con fuerza su entrepierna como si de un b**e se tratara.Su expresión feroz casi hace que me riera aunque no podía sentir la diversión. Quizá era algo como un reflejo ante la situación.Justo como pronostiqué, los primeros guardias llegaron un minuto después y me gruñeron.-¿Alguno de ustedes sabe a dónde llevan a los cachorros? - Pregunté.Ninguno me respondió antes de atacarme.Los había juzgado mal durante todos estos meses. No necesitaba un ejército para acabar con todos ellos; supongo que debí de darme cuenta después de que matara a uno de sus mejores peleadores.Durante los siguientes minutos ni siquiera fue necesario transformarme. Desgarré sus inútiles gargantas sin esfuerzo.Y eso ocurrió durante algún tiempo. Guardias venían, yo les preguntaba, ninguno contestaba y luego morían.Era como estar en un bucle infinito.Cuando dejaron de venir porque por fin se habían acabado los lobos dentro del edificio, abrí la puerta.Me encontré a mi madre sentada sobre el estómago del lobo mientras clavaba una y otra vez una pluma en su pecho.Me acerqué con curiosidad y vi que los agujeros tenían el propósito de escribir algunas letras."Ramera" era una palabra que le quedaba bien.El lobo agonizaba por la pérdida de sangre. Quizá debí de haberme contenido un poco más para que mi madre hubiera podido disfrutar de la carnicería por más tiempo.-En cuanto muera, es probable que todos los lobos que aún quedan en la manada vengan hacia aquí. - Dije cruzándome de brazos mientras ella continuaba su trabajo. - Yo te protegeré, por supuesto, solo me gustaría saber qué es lo que quieres hacer después.Sorprendentemente el Alfa aún tenía fuerza para decir estupideces.-Mis lobos no son tan débiles como para perder ante ti. - Dijo dándome aquella sonrisa exasperante. - Morirás, me curaré y conservaré a esta puta para que la siga preñando hasta el día de su jodida muerte. No es como si no estuviera acostumbrada a tener todos sus agujeros rellenos de...No sabía que me estaba moviendo hasta que mi zapato tocó el suelo con fuerza después de pasar por su cara... y por su cráneo.Era un espectáculo grotesco.Muy tarde me di cuenta de que los pinchazos que tuve repentinamente en mi sien no eran por la increíble satisfacción de ver muerto al Alfa.-¿Quieres salir de aquí mientras me encargo del resto? - Pregunté a mi madre.Ella negó con la cabeza y continuó apuñalando al cadáver.Cerré la puerta silenciosamente detrás de mí.Por alguna razón conocía exactamente las ubicaciones de los lobos en las cercanías. No lo cuestioné, solo fui hacia allí y comencé a matar a todos y cada uno de los lobos.Ninguno merecía vivir.Pregunté una y otra vez sobre la ubicación de los cachorros sin éxito. La sangre se acumuló sobre la tierra mientras yo me volvía cada vez más frío.El sol escapó del horizonte y la oscuridad me acompañó a cazar a mis presas que intentaban huir.Era como si un frenesí de salvaje lujuria por la sangre me hubiera poseído.Miré hacia arriba, justo a la Luna que había observado mis actos por eternos momentos.-Gran Madre, tu hijo se ha perdido.Ni siquiera sabía si me refería a mi hermano o a mí mismo.Entonces, salido de ninguna parte apareció el Alfa Frederick. Un lobo que conocí hace algunos meses gracias a que Rose, la actual Alfa y mi mejor amiga, tenía un lazo cercano con él.Era un lobo viejo pero con una infinidad de secretos detrás de su ciega mirada.Me contó qué era lo que hacía aquí, y de alguna forma supe Nuestra Gran Madre no nos había abandonado.Él tenía a mi hermano bajo su custodia. Bueno, él y Rowan.El pequeño niño que me devolvió la mirada me recordó a mí mismo en una época feliz; sin embargo, sus ojos eran de un adulto que había pasado por mucho. Era el actual reflejo de mi alma.Le pregunté lo más suavemente que pude si quería conocer a mamá y solo así el cachorro me siguió sin temor.-Aguarda aquí. - Dije a pocos metros de la puerta en donde había dejado a mi madre y luego me adelanté a tocar. - ¿Mamá?Abrí una rendija y vi a mi madre clavarle la pluma que aún sostenía en su entrepierna.-Mamá, hay alguien que te quiere conocer.Ella me miró por fin y parpadeó como saliendo de un trance. Soltó la pluma como si le quemara y se levantó sobre sus piernas temblorosas.Yo caminé los pocos pasos que nos separaban y luego la tomé en brazos. No protestó.Salí de la habitación y la sentí tensarse al ver al cachorro frente a nosotros.-Mi... hijo. - Dijo comenzando a estirar sus brazos con anhelo.Me acerqué al cachorro que no retrocedió, pero miró a mamá con una leve curiosidad.-Ella es nuestra madre. ¿Puedes cuidar de ella por algunas horas? Necesito encargarme de algo. - Dije y luego doblé mis rodillas para que mamá pudiera subirlo a bordo.Ella lo hizo rápidamente y creo que estaba asfixiando un poco al cachorro en ese abrazo mortal, pero no sé quejó.Ninguno dijo nada sobre el incontenible llanto de mamá.La dejé llorar por pocos minutos antes de llamar su atención.- Me he desecho de todos los machos en el territorio, ahora están a salvo. ¿Podrías llevar a mi hermano a nuestra habitación? Oh, también pueden pasar por la cafetería, la comida aún está caliente.Mamá se mantuvo estable cuando la dejé sobre sus pies en la planta baja. No había dejado de sostener a mi hermano contra su pecho.Me miró y estiró su mano para acariciar tiernamente mi cara.-Gracias, hijo. Te esperaremos aquí.Yo le sonreí huecamente y me di la vuelta.Yo aún tenía algo de violencia acumulada que debía sacar antes de hacer cualquier cosa.Lizzie.El ruido de los aplausos de la multitud era ensordecedor. Cada uno de mis compañeros había invitado a toda su familia a nuestra ceremonia de graduación. Yo no tenía a nadie.Llamaron mi nombre y yo me levanté de mi asiento ante los pausados aplausos obligados de mis compañeros. -Felicidades, Lizzie. Sé que tu padre y tu hermana estarían muy orgullosos de ti. - Dijo el Sargento Brad estrechando mi mano al darme mi diploma.Yo sonreí tensamente y me moví para estrechar mi mano al resto de mis profesores en la Academia de Policía de la ciudad.Cuando terminé, simplemente bajé del escenario y me dirigí a las puertas de salida. Realmente no me interesaba quedarme el resto de la ceremonia.Caminé pausadamente hasta la calle en donde levanté mi mano para tomar un taxi.No llegaría tarde al trabajo, de hecho llegaría temprano, pero no importaba. Era mi último día con el anciano señor Sam, mi jefe, y esperaba acomodar un par de pedidos de un excéntrico hombre que nos pagaba con pied
Una semana después, me asignaron a una compañera y me mandaron a patrullar las calles.Por ser las "nuevas" en el Departamento, teníamos que hacer el trabajo que nadie quería hacer: Patrullar las zonas más marginadas de la ciudad.Ahí no solo veíamos casos de gente sin hogar, sino un montón de actividades sospechosamente ilegales.Dividimos los barrios más peligrosos en sectores y procurábamos no separarnos más de lo necesario cuando llevábamos nuestra vieja patrulla por ahí.Prácticamente hacíamos rondas durante todo el día y atendíamos casos de violencia doméstica cada hora.-¿Hoy también te quedarás y ayudarás con el papeleo? - Preguntó Isabel cuando salimos de la tienda abierta veinticuatro siete con nuestro respectivo shot de cafeína.Por fin había terminado el turno.-Si. Me gusta mucho el papeleo.Y buscar información sin ojos entrometidos.-Chica, eres la única del departamento a la que le gustan esas cosas tan aburridas. - Dijo con una carcajada. Yo me encogí de hombros. - Bu
Estaba frustrada. Había llegado a la habitación que me habían asignado en el trabajo para devorar toda la información que pudiera. El expediente al que logré tomarle fotos solo tenía un par de declaraciones sobre las personas desaparecidas (mayormente sus personalidades y cero nexos con los problemas legales) y algunas fotos de ellos. Si el expediente estaba incompleto o algo no podía saberlo. La unica buena noticia en todo esto era que decía la ubicación aproximada de dónde fue la última señal que marcaba el GPS de las patrullas de los agentes desaparecidos. Rápidamente metí esas coordenadas en mi móvil y las guardé. Necesitaba dormir un par de horas para ir a la ubicación más tarde. Y eso fue loque hice. Desperté al rededor de las seis de la tarde y ni siquiera me molesté con comer algo o ducharme, solo me quité el uniforme, me puse cualquier cosa y salí por la puerta. Tenía algunas cosas que hacer. Caminé al rededor de veinte calles hasta la zona del sector que normalmente pat
Papá me había enseñado a montar en motocicleta desde los quince años. Fue cuando mi hermana le suplicó que compráramos una ya que la Academia de Policías estaba un poco lejos y el autobús se tardaba una eternidad en llegar. -¿Por qué no una bicicleta? - Preguntó divertido. -¿Qué policía se ve rudo en una bicicleta? - Respondió ella. - Tú me enseñaste que la primera impresión de intimidación es importante, papá. -Si, para arrestar a alguien que ha roto la ley, no para impresionar a tus compañeros. - Dijo él con una carcajada. - Cariño, una motocicleta es peligrosa. Los accidentes... -Suceden todo el tiempo. Podría simplemente ir por la acera y un loco bebido podria atropellarme. Podría subirme a mi autobús y este podría chocar, Podría... -Calla, entiendo el punto. - Dijo papá con un suspiro resignado y luego me miró. - ¿Tú tambien quieres una? -No. - Dije con firmeza. - Pero me gustaría aprender a conducirla. -Esa es mi pequeña. - Dijo despeinándome. Papá me había enseñado que c
Ella se tensó. -¿Se encuentran bien? ¿Necesitan atención médica? - Pregunté en voz baja mientras me acercaba. - Este no es un buen lugar, ¿Quieren que los lleve a algún sitio? Ella me miró con desconfianza y yo alcé mi pie para levantar un poco mi pantalón y mostrarle lo que ocultaba debajo: Mi placa. -Mi nombre es Lizzie y soy oficial de policía. No tema, la escoltaré a usted y al pequeño a algún lugar seguro. -¿Lugar... seguro? - Preguntó ella con voz rasposa mirando a nuestro al rededor también nerviosamente. - ¿Usted... usted vino con más policías? -No. Por el momento me encuentro sola investigando algunas desapariciones en el lugar, pero no se preocupe. En cuanto la ponga a resguardo a usted y al pequeño, llenaré este lugar de policías. - Dije con voz suave. - ¿Puede seguirme? Primer paso: Tranquilizar a la víctima o posible víctima. Segundo paso: Analizar la situación. Paso tres: Tomar decisionespriorizando la seguridad de los civiles. -Eh... si, estoy bien. -¿El pequeñ
Estaba segura de que no estaba en mi cama. ¿Cómo lo sabía? Porque yo lavaba mi ropa de cama una vez a la semana y el lugar en el que estaba recostada simplemente olía fatal. Suaves voces me fueron trayendo a la conciencia poco a poco. Traté de recordar qué era lo que estaba haciendo antes de dormir pero era un poco confuso. -Lo siento, no puedo liberarlas, pero puedo traerles un poco de comida... no, de verdad que no puedo dejarlas ir... Volví a caer en la inconsciencia después de algunos intentos por abrir los ojos. -... en el río. Lo revisé antes de hacerlo. -Mamá... La voz masculina exhaló un suspiro y yo abrí los ojos por fin. Frente a mí había una figura oscura. Una figura que se encontraba detrás de unos barrotes. Me incorporé lentamente sin despegar la vista de él y me di cuenta de dos cosas: La primera, que la cabeza me dolía como una perra y seguramente tendría una contusión o una herida que necesitaba atención médica. La segunda, que no era él quien estaba detrás de
Los vi quemar la evidencia y tuve que apretar mis puños. Ni siquiera tenía mi teléfono conmigo para tomar algunas fotos. En cuanto la hoguera ardió intensamente, el chico guapo los envió a cocinar para la comida en un edificio lejano. Él se desvió y caminó en sentido contrario. Lo seguí a la distancia cuidando cada uno de mis pasos para no hacer ni una pizca de ruido. Esto no era parte del entrenamiento policiaco, pero sí de las lecciones de caza de papá. -Nunca le muestres a tu objetivo en dónde te encuentras. El elemento sorpresa siempre debe de estar presente en tu mente. En el momento en el que sientan tu presencia, se escapará. -O si es una presa muy grande y tú no tienes la suficiente habilidad, estarás muerta. - Dijo mi hermana Erika con seriedad mierando a algunos adultos que al igual que nosotros habían venido de campamento para cazar. Yo tenía trece años y realmente no había entendido que mi hermana lo decía con doble sentido y era por eso que papá terminó nuestro tiempo
Él quitó su entrepierna a tiempo respondiendo mi sonrisa con una propia. -Tanta violencia en un cuerpo tan pequeño y lindo. Eso no funcionará conmigo. - Dijo y luego se inclinó un poco más hacia mí colocando su boca en mi cuello. Escalofríos placenteros recorrieron mi cuerpo y el gruñó quedamente. - Entonces, conversación. ¿Qué es lo que has venido a investigar exactamente? -Todos tus sucios negocios, grandote. - Dije tensándome con incredulidad. - ¿Me estás lamiendo? -No, eso sería extraño. - Dijo sin despegarse de mi cuello. - ¿Me responderás? -No hablo con criminales. - Dije medio distraída. Mi mente ya estaba trabajando a mil por hora para encontrar el mejor camino para volver a someterlo. - Tú no has respondido a mis preguntas. -Lo he hecho. -Tus vagas oraciones no son en realidad una respuesta. -Quizá. - Aceptó lentamente. - Si me dices qué es lo que has venido a investigar, puede que coopere contigo y no te denuncie por abuso policiaco. -Estamos en un punto muerto entonc