Edson.
-El Alfa te espera en su oficina, nuevo. - Dijo el lobo aporreando mi puerta.-Iré, no molestes. - Gruñí.-Apresúrate.En cuanto sus pasos hicieron eco por el pasillo, hablé con suavidad.-Tengo que ir, mamá. - Dije en voz suave arrodillándome a los pies de la cama para tomar sus manos. Ella no hablaba mucho y no la culpaba por ello. - Pon el seguro en la puerta cuando me vaya.Ella asintió pero comenzó a temblar.Ambos teníamos miedo. Cada vez que salía de la habitación y no podía llevar a mi madre conmigo, estaba la siempre presente posibilidad de que cualquier otro lobo se colara y tratara de forzarla.Estaba harto de esta m*****a manada, pero aún no podía irme.No. Apenas había ganado algo de confianza del Alfa y por fin podía saber sobre las cosas sucias que escondía en el armario.No estaba hablando sobre los secuestros humanos o sobre el hecho de que utilizaran a las lobas y humanas por igual como esclavas de placer. Eso era solo la punta de todo lo que su Alfa hacía sin esconderse.No, hablaba de lo que hacía fuera de la manada.Con un último ligero apretón a las manos de mi madre, me levanté lentamente y salí de la habitación. No medio segundo después de que cerré la puerta, ella puso el pestillo.Cuadré mis hombros y puse mi expresión más letal. Una máscara que tenía que llevar todo el tiempo fuera de las paredes de la habitación que me habían asignado.Caminé como si fuera el maldito dueño del lugar mientras bajaba las escaleras del edificio de los dormitorios.Trataba de no pensar en mi madre. Odiaba no poderla sacar de este horrible lugar aún.Haberla encontrado era un milagro.Había desaparecido cuando mi hermana y yo éramos unos cachorros.Su "partida" había destrozado el corazón de papá y solo siguió viviendo como un zombie para cuidar de nosotros; en cuanto ambos fuimos adultos él simplemente se dejó morir. Escuchar a papá decir su nombre como último suspiro nos partió a ambos el corazón.A pesar de todo, nunca escuché a papá maldecir a mi madre por haberlo dejado. Se decía en la manada que ya que mi mamá era humana y no entendía la fuerza de los sentimientos de su pareja, ella había huido junto a otro lobo más fuerte.Mi hermana y yo habíamos crecido con esta versión de la historia. Debo decir que tardé algunos años en entender que el corazón y el destino señalado por Nuestra Gran Madre no siempre eran lo mismo. Así que nunca le guardé rencor a mi madre; sin embargo mi hermana no era tan magnánima con nuestra madre.Con el tiempo odió a nuestra madre y a todos los humanos por igual. Eso incluso provocó que se fuera de nuestra manada "adoradora de humanos" y se fuera a una de las únicas que no tenían contacto con ellos.Se convirtió en adulta y formó una familia; de vez en cuando iba a visitarla, pero siempre tenía que tener presente que hablar sobre mamá era tabú.No estaba seguro de cómo recibiría a mamá cuando le contara que no había huido, sino que la habían secuestrado para... usarla.Apreté los puños con fuerza. Sufrió por años una infinidad de horrores qué hicieron que la luz de sus ojos se apagara y aún así, no dejó de creer que algún día encontraría el camino de regreso a nosotros. Entonces yo había venido hacia esta horrible manada y me "prestaron para mí placer" a mi madre. El jodido Alfa la había tenido en una de sus mazmorras especiales y pasaba a mi madre de un lobo a otro como recompensa por servirlo bien.En lo que a mí respecta, el Alfa estaría muerto en cuanto consiguiera toda la información que necesitaba para salir de aquí y presentarle las pruebas a mi manada para que pudieran venir con un ejército y erradicar a todos estos bastardos.Seguí caminando sin detenerme o regresar los insultos a mi hombría del resto de los lobos con los que me encontraba. El Alfa no era un lobo muy paciente.Llegué hasta el edificio que hacía de oficina y me detuve en su puerta. Toqué con firmeza.-Pasa.Entré solo lo suficiente para cerrar la puerta a mi espalda. Luego me quedé quieto.Él me sonrió divertido desde su escritorio.-Eres el único lobo que no abre la boca hasta que se lo pida y eso me gusta de ti, Edson.Yo asentí en reconocimiento pero permanecía callado.Él tomó unos papeles que estaban frente a él y me hizo una seña para que me acercara.-Necesito un lobo para una misión rápida. -Dijo recargándose en su silla. - Me ha llegado un aviso para decirme que mi cachorro no es lo suficientemente fuerte como para pasar la transición y que es inservible.Yo parpadeé. ¿De qué m****a hablaba? Y otra cosa... ¿Tenía un cachorro?-No me mires como si fueras idiota. - Dijo arqueando una ceja y luego se echó a reír. - Ah, cierto. Tú eres nuevo por aquí. Como sea, no importa; te necesito para que vayas por mi dinero.Me extendió algunos papeles y me dió un mapa antes de decirme que partiera de inmediato.-Si Alfa. - Dije levantándome.-Ah, por cierto. - Dijo antes de que cruzará la puerta. - Necesito a la humana que te he dado.Me tensé y mi agarre se apretó sobre los papeles que tenía en la mano.Él se echó a reír.-Si, entiendo que estés recio a devolverla. Es la mejor humana que tengo y la única que me ha dado un cachorro prometedor. Una lástima que nuestro primer cachorro sea un desperdicio, pero estoy seguro de que en unos meses tendré a un nuevo cachorro y más digno que el anterior con ella. - Dijo lamiéndose los labios.El borde de mi visión comenzó a desdibujarse.-¿Perdón, Alfa? ¿Está diciendo que quiere procrear de nuevo con mi... humana?-No es tuya. - Dijo dándome una sonrisa arrogante. - Es mía. Traémela a mi oficina antes de que te vayas, quisiera darle la noticia de la próxima muerte de nuestro cachorro yo mismo. Será delicioso tomarla mientras suplica que lo salve, justo como me suplicó que no me lo llevara hace algunos años.Su risa salvaje hizo eco en la oficina y en mis oídos.Bajé la vista hacia los papeles que tenía en mis manos. Era una especie de reporte en el que detallaban que el cachorro "1961" era una completa pérdida de tiempo y recursos. No solo eso, sino que ofrecían la mitad del dinero que el Alfa había pagado para el "entrenamiento" especial en vista de los malos resultados y ofrecían sacrificarlo para que dejara de ser una molestia.Salí de ahí sintiendo una desconexión total entre mi cuerpo y mi mente.Regresé a mi habitación y toqué suavemente la puerta. Mamá abrió solo después de que le dijera que era yo y luego nos encerramos dentro.-Mamá, necesito hacerte una pregunta y que me digas la verdad. - Dije lentamente tomando sus manos y mirando a sus ojos. Ella asintió. - ¿Tengo un hermano?No necesité una respuesta. Las lágrimas se acumularon en sus ojos y luego soltó un lamento tan bajo y triste que supe todo lo que necesitaba.La cogí con suavidad y la acuné en mi pecho hasta que se tranquilizó un poco. Mientras tanto, yo llegué a una resolución conmigo mismo: A la m****a la misión.Volví a tomar las manos de mi madre y le hice una pregunta más.-¿Quieres venganza?Ella me miró sin comprender y yo no aparté la mirada mientras le daba a mi madre los papeles sobre... mi hermano.Ella los tomó y comenzó a leer.Fue asombroso como pasó de una mujer con el corazón roto a una mujer decidida a hacer arder el jodido mundo.Bajó los papeles y me miró con los ojos más claros que le había visto en meses. Asintió solo una vez y solo así se selló el destino del Alfa.Tomé la mano de mi madre y salimos juntos de la habitación.Ella me siguió con la frente el alto.Ignoramos a todos los lobos hasta llegar a la oficina del Alfa.Entré sin siquiera llamar a la puerta.Levantó la vista con un gruñido que cortó cuando vió a mi madre. Se lamió los labios.-Puedes irte. Espero mi dinero en tres horas. - Dijo levantándose de su escritorio.Yo cerré la puerta y los tres quedamos dentro.Me acerqué a él mientras me gruñía y, en un movimiento rápido saqué mis garras y corté sus piernas. Él cayó al suelo con una maldición.Eran cortes profundos.Estando ahí corté sus brazos y gruñó de dolor.Todo esto fue en segundos; así de rápido me había vuelto desde que mi mejor amiga Rose me había insistido en ser su muñeco de práctica. Algo que le agradecería después.Él estaba a punto de gritar por refuerzos, así que solo puse mis garras en su garganta.-¿En dónde tienes al cachorro? - Pregunté con voz letal. - Habla.Él me miró confundido antes de reír forzadamente.-
Lizzie.El ruido de los aplausos de la multitud era ensordecedor. Cada uno de mis compañeros había invitado a toda su familia a nuestra ceremonia de graduación. Yo no tenía a nadie.Llamaron mi nombre y yo me levanté de mi asiento ante los pausados aplausos obligados de mis compañeros. -Felicidades, Lizzie. Sé que tu padre y tu hermana estarían muy orgullosos de ti. - Dijo el Sargento Brad estrechando mi mano al darme mi diploma.Yo sonreí tensamente y me moví para estrechar mi mano al resto de mis profesores en la Academia de Policía de la ciudad.Cuando terminé, simplemente bajé del escenario y me dirigí a las puertas de salida. Realmente no me interesaba quedarme el resto de la ceremonia.Caminé pausadamente hasta la calle en donde levanté mi mano para tomar un taxi.No llegaría tarde al trabajo, de hecho llegaría temprano, pero no importaba. Era mi último día con el anciano señor Sam, mi jefe, y esperaba acomodar un par de pedidos de un excéntrico hombre que nos pagaba con pied
Una semana después, me asignaron a una compañera y me mandaron a patrullar las calles.Por ser las "nuevas" en el Departamento, teníamos que hacer el trabajo que nadie quería hacer: Patrullar las zonas más marginadas de la ciudad.Ahí no solo veíamos casos de gente sin hogar, sino un montón de actividades sospechosamente ilegales.Dividimos los barrios más peligrosos en sectores y procurábamos no separarnos más de lo necesario cuando llevábamos nuestra vieja patrulla por ahí.Prácticamente hacíamos rondas durante todo el día y atendíamos casos de violencia doméstica cada hora.-¿Hoy también te quedarás y ayudarás con el papeleo? - Preguntó Isabel cuando salimos de la tienda abierta veinticuatro siete con nuestro respectivo shot de cafeína.Por fin había terminado el turno.-Si. Me gusta mucho el papeleo.Y buscar información sin ojos entrometidos.-Chica, eres la única del departamento a la que le gustan esas cosas tan aburridas. - Dijo con una carcajada. Yo me encogí de hombros. - Bu
Estaba frustrada. Había llegado a la habitación que me habían asignado en el trabajo para devorar toda la información que pudiera. El expediente al que logré tomarle fotos solo tenía un par de declaraciones sobre las personas desaparecidas (mayormente sus personalidades y cero nexos con los problemas legales) y algunas fotos de ellos. Si el expediente estaba incompleto o algo no podía saberlo. La unica buena noticia en todo esto era que decía la ubicación aproximada de dónde fue la última señal que marcaba el GPS de las patrullas de los agentes desaparecidos. Rápidamente metí esas coordenadas en mi móvil y las guardé. Necesitaba dormir un par de horas para ir a la ubicación más tarde. Y eso fue loque hice. Desperté al rededor de las seis de la tarde y ni siquiera me molesté con comer algo o ducharme, solo me quité el uniforme, me puse cualquier cosa y salí por la puerta. Tenía algunas cosas que hacer. Caminé al rededor de veinte calles hasta la zona del sector que normalmente pat
Papá me había enseñado a montar en motocicleta desde los quince años. Fue cuando mi hermana le suplicó que compráramos una ya que la Academia de Policías estaba un poco lejos y el autobús se tardaba una eternidad en llegar. -¿Por qué no una bicicleta? - Preguntó divertido. -¿Qué policía se ve rudo en una bicicleta? - Respondió ella. - Tú me enseñaste que la primera impresión de intimidación es importante, papá. -Si, para arrestar a alguien que ha roto la ley, no para impresionar a tus compañeros. - Dijo él con una carcajada. - Cariño, una motocicleta es peligrosa. Los accidentes... -Suceden todo el tiempo. Podría simplemente ir por la acera y un loco bebido podria atropellarme. Podría subirme a mi autobús y este podría chocar, Podría... -Calla, entiendo el punto. - Dijo papá con un suspiro resignado y luego me miró. - ¿Tú tambien quieres una? -No. - Dije con firmeza. - Pero me gustaría aprender a conducirla. -Esa es mi pequeña. - Dijo despeinándome. Papá me había enseñado que c
Ella se tensó. -¿Se encuentran bien? ¿Necesitan atención médica? - Pregunté en voz baja mientras me acercaba. - Este no es un buen lugar, ¿Quieren que los lleve a algún sitio? Ella me miró con desconfianza y yo alcé mi pie para levantar un poco mi pantalón y mostrarle lo que ocultaba debajo: Mi placa. -Mi nombre es Lizzie y soy oficial de policía. No tema, la escoltaré a usted y al pequeño a algún lugar seguro. -¿Lugar... seguro? - Preguntó ella con voz rasposa mirando a nuestro al rededor también nerviosamente. - ¿Usted... usted vino con más policías? -No. Por el momento me encuentro sola investigando algunas desapariciones en el lugar, pero no se preocupe. En cuanto la ponga a resguardo a usted y al pequeño, llenaré este lugar de policías. - Dije con voz suave. - ¿Puede seguirme? Primer paso: Tranquilizar a la víctima o posible víctima. Segundo paso: Analizar la situación. Paso tres: Tomar decisionespriorizando la seguridad de los civiles. -Eh... si, estoy bien. -¿El pequeñ
Estaba segura de que no estaba en mi cama. ¿Cómo lo sabía? Porque yo lavaba mi ropa de cama una vez a la semana y el lugar en el que estaba recostada simplemente olía fatal. Suaves voces me fueron trayendo a la conciencia poco a poco. Traté de recordar qué era lo que estaba haciendo antes de dormir pero era un poco confuso. -Lo siento, no puedo liberarlas, pero puedo traerles un poco de comida... no, de verdad que no puedo dejarlas ir... Volví a caer en la inconsciencia después de algunos intentos por abrir los ojos. -... en el río. Lo revisé antes de hacerlo. -Mamá... La voz masculina exhaló un suspiro y yo abrí los ojos por fin. Frente a mí había una figura oscura. Una figura que se encontraba detrás de unos barrotes. Me incorporé lentamente sin despegar la vista de él y me di cuenta de dos cosas: La primera, que la cabeza me dolía como una perra y seguramente tendría una contusión o una herida que necesitaba atención médica. La segunda, que no era él quien estaba detrás de
Los vi quemar la evidencia y tuve que apretar mis puños. Ni siquiera tenía mi teléfono conmigo para tomar algunas fotos. En cuanto la hoguera ardió intensamente, el chico guapo los envió a cocinar para la comida en un edificio lejano. Él se desvió y caminó en sentido contrario. Lo seguí a la distancia cuidando cada uno de mis pasos para no hacer ni una pizca de ruido. Esto no era parte del entrenamiento policiaco, pero sí de las lecciones de caza de papá. -Nunca le muestres a tu objetivo en dónde te encuentras. El elemento sorpresa siempre debe de estar presente en tu mente. En el momento en el que sientan tu presencia, se escapará. -O si es una presa muy grande y tú no tienes la suficiente habilidad, estarás muerta. - Dijo mi hermana Erika con seriedad mierando a algunos adultos que al igual que nosotros habían venido de campamento para cazar. Yo tenía trece años y realmente no había entendido que mi hermana lo decía con doble sentido y era por eso que papá terminó nuestro tiempo