Capítulo 28
Se quitó una delicada cadena del cuello, que lucía verdaderamente exquisita.

María no pudo evitar sentir cierta envidia.

Suspiró profundo y dijo —Sandra, cada persona es diferente. Es natural que tu esposo y tú se traten bien mutuamente. Pero ¿crees que podría yo ser así con alguien como Gabriel? Hace tiempo que dejé de verlo como mi esposo. ¿Por qué debería respetarlo o amarlo? ¿No sería mejor usar ese tiempo para consentirme a mí misma?

Sandra se quedó en ese momento sin palabras.

En las sombras, Gabriel había escuchado cada palabra con claridad.

¿Así que ella ya no lo consideraba su esposo?

Gabriel respiró profundo, conteniendo la amargura en su adolorido pecho, y tosió antes de salir.

María se apresuró a terminar la sopa de su tazón.

—Mañana por la noche irás conmigo a la casa familiar. Fernando ha organizado un evento de citas— anunció él con frialdad, sin emoción alguna.

María no levantó la mirada, fingiendo no haberlo escuchado.

Pensó que ahí terminaría esa conversación sin sent
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