Capítulo 25
Sandra no se atrevió a tomar la decisión por su cuenta y fue a consultar con Gabriel.

En ese momento, Gabriel seguía furioso.

—¡Que se vaya a donde le dé la gana! —contestó con frialdad, despachando a Sandra.

Apenas diez minutos después, María ya se había mudado al cuarto de Sandra.

Abril, al ver el mal semblante de María, no se atrevió a decir ni preguntar nada. Con rapidez recogió sus cosas y se fue a compartir habitación con otra empleada en el cuarto de al lado.

Sandra preparó un té relajante y se lo llevó a María.

—Señora, ¿volvió a discutir con el señor? —preguntó Sandra con voz maternal que resultaba ser reconfortante.

María esbozó una sonrisa forzada —Sandra, antes estaba realmente ciega.

Se arrepentía tanto que sentía un nudo en el estómago.

Sandra no sabía en ese momento si reír o llorar —Señora, las peleas entre esposos son pasajeras. El señor no se ha sentido bien estos días, solo tenga un poco de paciencia.

—¿Por qué debería tener paciencia? Se lo buscó él mismo. Sandra, q
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