Cuando escucho la voz de Adam gritándome, siento cómo todo mi cuerpo se tensa, y mis manos comienzan a sudar. Él se acerca rápidamente, toma el cigarrillo y lo tira al suelo.
—¿Qué mierdas crees que haces fumando? —me dice, tomando mi brazo con fuerza. Suelto un gemido de dolor.
—¡Oye, imbécil! ¿No ves que la lastimas? —interviene Eliot, intentando evitar que me toque.
—Tú no te metas. Soy su tutor y veré cómo la trato —responde Adam con un tono autoritario. Eliot abre los ojos, sorprendido.
—¿Eres menor de edad? —me pregunta Eliot, y yo bajo la cabeza. —Lo siento, no debí darte el cigarro —añade él, con arrepentimiento.
Adam me ordena que recoja mis cosas y, sin despedirme de Eliot, me saca del evento.
Cuando llegamos a casa, toma mi brazo con fuerza y me voltea, obligándome a mirarlo.
—Escúchame, niñata. Estoy harto de ti. No quiero que te acerques a Eliot, y la próxima vez que te vea haciendo algo como lo de hoy, te las verás conmigo.
En ese momento, recuerdo todo lo que le dijo a esa mujer, y siento cómo la ira empieza a recorrer todo mi cuerpo.
—Tú no eres nadie para prohibirme nada. Solo eres un maldito imb... —Las palabras se cortan cuando siento su mano impactar en mi mejilla. La toco y lo miro con odio puro.
—Más respeto conmigo, mocosa, porque recuerda que si no fuera por mí, seguirías en ese lugar de m****a —dice con desprecio.
Siento cómo las ganas de llorar me invaden, pero no permitiré que me vea vulnerable.
—Vete ahora a tu cuarto. Mañana empiezas el instituto —me ordena.
Sin decir nada, tomo mis cosas y subo.
Estoy en mi habitación. Intento no llorar, pero es imposible. Adam, el único que estuvo para mí durante el tiempo que estuve en el hospital, ese hombre tierno y amoroso, ahora me doy cuenta de que es una mentira. Es un monstruo que está logrando hacer mi vida más miserable.
Me levanto con un fuerte dolor de cabeza y siento mi mejilla arder. Me tomo un par de calmantes, pero al mirarme en el espejo, veo un horrible morado donde Adam me pegó. Le doy un golpe a la mesa, y sin dejar que una lágrima caiga, me meto a la ducha. Al salir, busco algo que ponerme.
Bajo a desayunar, y ahí está Lila, dedicándome una linda sonrisa.
—Hola, mi niña. ¿Cómo estás?
—Bien, gracias. ¿Y tú?
—Bien, mi niña. Mira, te preparé tu desayuno para que tengas energía para tu primer día de instituto.
Le sonrío y le doy las gracias mientras comienzo a comer. Escucho cómo alguien baja las escaleras, y ya sé quién es.
—Buenos días, Lila. Y buenos días, Luz —dice Adam.
Lila le devuelve el saludo, pero yo no digo nada. Ella le sirve el desayuno y luego nos deja solos. Como rápido para poder irme y estar lejos de él.
—¿Acaso no piensas hablar? —dice en tono molesto. No le respondo hasta que siento cómo me gira rápidamente, obligándome a mirarlo. —¡Habla! —grita, y doy un leve salto por el susto.
Su mirada de ira se transforma en preocupación al ver mi mejilla. Cuando intenta tocarla, me aparto y me levanto.
—Me voy. Adiós —digo, pero él me detiene.
—Recuerda lo que te dije, Luz: nada de amigos.
No respondo y salgo disparada.
Cuando llego al instituto, varias personas me miran, pero no digo nada. Entro al salón, y la maestra me asigna un puesto al lado de una chica.
—Hola, mi nombre es Mia. ¿Y tú? —saluda, muy formal.
—Mi nombre es Luz —respondo. Ella me estrecha la mano.
—¿Quieres ser mi amiga? —dice, muy alegre.
—Claro, me encantaría.
Mia grita emocionada y sonríe, mientras yo también sonrío al pensar que, por fin, tengo una amiga.
Cuando salimos de clase, ella me presenta a su grupo de amigos. Todos son muy formales, pero hay uno que me mira mucho. Se llama Thomas, es el capitán del equipo de fútbol y es bastante guapo.
—Oye, ¿el sábado puedes ir a mi casa? Vamos a hacer una fiesta en la piscina —dice Mia, emocionada.
—Mmm... Preguntaré si puedo ir.
—Ok, espero que te dejen.
Llego al estacionamiento, y para mi mala suerte, ahí está Adam.
—¿Cómo te fue? —pregunta, observándome.
—Bien, gracias —respondo, seca.
El camino es incómodo, pero no decimos nada más hasta que llegamos a casa.
—No podemos seguir así, Luz. Háblame.
—¿En serio, Adam? ¿Qué quieres que te diga? ¿Gracias por pegarme como lo hacía mi padre? —escupo las palabras con odio.
—Escuché todo lo que le dijiste a esa mujer. Si soy tanto un estorbo para ti, ¿por qué me sacaste de ese lugar? —le grito, enojada. Adam parece no esperarse que le diga eso.
—Luz, no es lo que tú piensas —intenta acercarse, pero yo me alejo.
—¡Yo los escuché! No te hagas el tonto.
—Solo te protejo, no quiero problemas con Jessica.
—¿Y quién es ella? —le grito.
—Alguien que a ti no te importa —responde irritado.
—Ok, no me quieres decir, entonces me gustaría subir a mi habitación. ¿Puedo?
Él asiente, y subo a mi cuarto. Al llegar, tiro mi maleta y doy una patada a todo lo que veo. Saco la caja de cigarrillos que compré fuera del instituto y me enciendo uno. Con cada inhalada, siento cómo mi enojo se va disipando.
—Dios, esto es gloria. Ya entiendo por qué la gente se vuelve adicta —digo, casi como un susurro. Cuando termino, tiro el cigarro al inodoro y echo un poco de perfume para que no huela a humo.
Escucho unos toques en la puerta, y veo a Adam parado.
—¿Qué haces?
—Mis deberes —respondo, de forma inocente.
—¿Segura? —mira por todas partes, tratando de buscar algo.
—Sí, ahora déjame, que tengo mucha tarea —digo, con tono firme.
Sin que me lo espere, Adam me toma y me pega a su pecho, rodeando su brazo en mi cintura.
—¿Qué haces, Adam? —digo, algo incómoda.
—Perdón... —maldición, está disculpándose conmigo.
—No debí pegarte. No sabes lo mal que me siento. En serio, Luz, perdóname —me dice, abrazándome más fuerte y besando mi cabeza.
—Que sea la última vez —le advierto, mientras correspondo a su abrazo.
—No volverá a suceder, te lo prometo —dice, con una voz llena de sinceridad.
Justo entonces, tocan la puerta del cuarto, y aparece Lila.
—Señor, disculpe, hay alguien esperándolo abajo.
Él asiente y me dice:
—Ve a comer, yo ya voy.
Asiento y bajo a la cocina. Al poco tiempo, escucho una conversación entre Adam y un hombre. No puedo evitar acercarme al despacho y abrir un poco la puerta.
—Dios, Adam, no puedes con tu miserable vida, ahora vas a poder criar a esa niña.
Me acerco un poco más, y la puerta se abre de golpe, haciendo que dos ojos verdes se posen sobre mí.
—Mierda —
Tengo cuatro ojos observándome y siento cómo mis mejillas se empiezan a poner rojas de la vergüenza que siento.-¿Luz, qué estabas haciendo? - dice Adam acercándose a mí.-Este... nada. - Él da un suspiro.-Padre, te presento a Luz. - Su padre me mira de arriba a abajo.-Hola, Luz, soy Rafael. - El hombre saluda formalmente, aunque sé que está haciendo un esfuerzo por mantener la m*****a sonrisa. -¿Cuántos años tienes, Luz?-17, señor.-Vaya, ya casi cumples los 18. - Adam lo mira en modo de advertencia.-Papá, no empieces.-Lo siento, ¿qué les parece si vamos a comer algo? ¿Te gustaría salir, Luz?-Claro, ¿por qué no? - Subo a mi habitación y me cambio de ropa.Llegamos a un restaurante grande y muy lujoso. Nos sentamos en una mesa apartada y pedimos nuestras comidas.-Y dime, Luz, ¿dónde conociste a mi hijo?-En el hospital, señor Rafael. - Él mira a su hijo.-¿Y qué hacías en el hospital? - ¡Wow! Esto se está tornando incómodo.-Mi padre me golpeó hasta casi matarme. - Lo digo trata
Adam-Adam, sí, dame más - grita la chica que tengo empotrada contra la pared. Ella grita mi nombre pidiendo que le dé más, y eso me excita mucho. Pero en ese momento imagino a Luz con su perfecto cuerpo pegado al mío, sintiendo cada centímetro de su cuerpo. Por Dios, Adam, ¿por qué estás pensando en eso mientras tienes sexo con una desconocida?-¡Ahhh sí! - La penetro más fuerte y siento cómo mi liberación llega.-¡Wow, me encantó!- dice la chica.-Toma tus cosas y vete - le digo serio mientras me pongo mi ropa.-¿Disculpa? ¿O sea, me follas y después me echas de tu casa? -dice algo indignada.-¿Qué esperabas, que te pidiera matrimonio? ¡Largo de mi casa!-Salgo de la habitación y me dirijo a mi cuarto para darme una ducha. Espero que cuando salga esa molestia ya no esté aquí. Me doy una ducha relajante y, cuando salgo, mi teléfono empieza a sonar.-¿Hola?-Buenas, habla con la familia de la señorita Luz.-Soy su tutor, ¿qué pasa con ella?-Tiene que venir al hospital central, la señ
Entró hecha furia a mi habitación. ¿Cómo puede ser tan tierno en algunos momentos y en otros una completa bestia? Me tiene cansada su m*****a bipolaridad. Toqué mis labios con mis dedos, sintiendo todavía los de Adam, y cerré los ojos, imaginándome ese momento. Dios, Adam, ¿qué me estás haciendo?Me levanté por unos ruidos que provenían de la sala, así que decidí salir para ver qué era. Cogí mi bata y me la puse para después salir y bajar con cuidado las escaleras. Cada vez que me acercaba más, podía escuchar que eran los gemidos de una mujer hasta que me paré en seco al ver a Adam teniendo sexo con una rubia. Ella gritaba como loca y le pedía que lo hiciera más fuerte. Mis ojos se llenaron de lágrimas, pero rápidamente las sequé. No permitiré que él me lastime; por mí, que haga lo que se le dé la gana. Así que subí a mi habitación y me volví a dormir, bueno, si los ruidos de la m*****a no me dejaban.Me desperté por el sonido de mi alarma y, con mucho esfuerzo, me levanté de la cama p
Al escuchar su voz, todo mi cuerpo comienza a temblar, mis manos sudan y mi corazón se acelera hasta sentir que va a salir.—¿No me responderás, hija? —dice mi padre en un tono suave. —¿Qué... qué haces aquí? —pregunto asustada. —¿Acaso no me esperabas, pequeña? —Se acerca lentamente, pero yo me alejo. —Tranquila, mi niña, no te haré daño. —Da otro paso, y yo retrocedo. —¡No te acerques a mí! —Rápidamente toma mi cabello con brusquedad y me arrastra a un callejón. Comienzo a gritar, pero de inmediato me propina un puñetazo en el estómago, dejándome sin aire. —¿Te atreviste a demandarme, pequeña estúpida? —me tira al suelo y después me da una patada en las costillas. Suelto un grito de dolor. —¡Basta! ¡No más! —digo sollozando. Él toma mi cabello y me obliga a mirarlo. —Esto te pasa por denunciarme, perra. —Me golpea en la cara, y siento cómo la vista se me nubla. —Levántate. Nos vamos. —No, no quiero irme con él. —¡Nooo! ¡Ni loca vuelvo a tu infierno! —Me da otra patada, y el
LuzHa pasado un mes desde que vi a mi padre. Hoy regreso al instituto, y Adam, como medida de seguridad, colocó a una persona que se encargará de mi protección.Salgo de la ducha y me pongo una falda con una blusa.Escucho cómo tocan la puerta y después veo a Adam vestido con su traje de doctor. —Nos vamos, pequeña —me sonríe, y yo asiento. —Pequeña, no te despegues de Mike, por favor. No quiero que nada te pase —dice Adam, tocando mi mano. —Tranquilo, Adam, no me despegaré de Mike. Ahora sí, adiós.Me acerco a su mejilla y lo beso. Desde el accidente, nuestra relación mejoró notablemente. Él sigue con su novia, Jessica, que me cae como una patada en el culo, pero debo respetarla, aunque algo dentro de mí siempre parece quebrarse cada vez que los veo juntos.—¡Luz! —veo a mi amiga Mía correr hacia mí. —¡Mía! —Ambas nos fundimos en un gran abrazo. —Luz, te extrañé tanto... Bueno, en realidad todos te extrañamos.En ese momento aparecen mis otros amigos y me dan un gran abrazo cada
Siento millones de emociones al sentir los labios de Adam sobre los míos. Él toma fuerte mi cintura, pegándome más a su cuerpo, haciendo que sienta su excitación. Sin que él se lo espere, tomo su bata con los puños y la pego más a mí, haciendo que sienta lo desesperada que estaba por sentir sus besos. Nos tenemos que separar por falta de aire, y juntamos nuestras frentes, mirándonos a los ojos.-Esto está mal - dice Adam con la respiración agitada. - Pero ya no importa - acaricia mi mejilla. - Eres mi perdición, Luz – vuelve a besarme, pero esta vez es más apasionado. Esto hace que enrolle mis piernas en sus caderas y me lleve hasta el escritorio. Me sienta en él y comienza a acariciar mi cuerpo con sus manos. Sus besos van bajando por mi cuello y, sin querer, suelto un pequeño gemido, logrando que Adam se excite más. Mete las manos por mi blusa hasta llegar a mis pechos y, con cuidado, empieza a masajearlos.-Ahh, Adam - tiro mi cabeza hacia atrás por la sensación tan maravillosa que
AdamNo puedo creerlo, no puedo creer que luz se haya escapado y que para colmo se haya drogado, tengo tanta ira pero juro que esa muchachica me va a escuchar mañana.A la mañana siguiente me levanto y me doy un baño para ir a la habitacion de luz, cuando entro no la veo en la cama sino que esta en el baño vomitando , me apresuro a tomar su cabello y dejo que vomite todo, cuando termina se sienta en el suelo y veo su cara palida- mejor ? - le pregunto y ella asiente- bañate y arreglate tu y yo tenemos una charla pendiente - salgo sin decir nada mas , dios mio dame pacienciaCuando baja esta se sienta a desayunar tranquilamente al terminar le digo que la espero en mi despacho, esta entra y le indico que se siente
AdamLlevo casi un mes alejado de luz , cuando le conte a jessica lo que paso ella me sugirio irnos de viaje y dejarla sola para que aprenda a respetarme entonces asi fue pero le dije a ella que era por trabajo , hoy cuando hable con ella la note algo decaida y a la final alterada al darse cuenta que mi viaje no era de trabajo si no de relajacionEscucho mi telefono sonar y veo que es de la casa- amor no contestes debe ser la mocosa - cuelgo pero este vuelve a sonar- es mejor contestar - digo asi que contesto- hola lila- señor .. - escucho como lila solloza y no se porque pero siento que algo malo le paso a luz- lila que pasa ? Porque lloras - le insisto- señor la niña esta en el hospital - mi sangre abandona mi cara- que le paso ??- tuvo una sobredosis - mierda , nooo- y su corazon dej