Entró hecha furia a mi habitación. ¿Cómo puede ser tan tierno en algunos momentos y en otros una completa bestia? Me tiene cansada su m*****a bipolaridad. Toqué mis labios con mis dedos, sintiendo todavía los de Adam, y cerré los ojos, imaginándome ese momento. Dios, Adam, ¿qué me estás haciendo?Me levanté por unos ruidos que provenían de la sala, así que decidí salir para ver qué era. Cogí mi bata y me la puse para después salir y bajar con cuidado las escaleras. Cada vez que me acercaba más, podía escuchar que eran los gemidos de una mujer hasta que me paré en seco al ver a Adam teniendo sexo con una rubia. Ella gritaba como loca y le pedía que lo hiciera más fuerte. Mis ojos se llenaron de lágrimas, pero rápidamente las sequé. No permitiré que él me lastime; por mí, que haga lo que se le dé la gana. Así que subí a mi habitación y me volví a dormir, bueno, si los ruidos de la m*****a no me dejaban.Me desperté por el sonido de mi alarma y, con mucho esfuerzo, me levanté de la cama p
Al escuchar su voz, todo mi cuerpo comienza a temblar, mis manos sudan y mi corazón se acelera hasta sentir que va a salir.—¿No me responderás, hija? —dice mi padre en un tono suave. —¿Qué... qué haces aquí? —pregunto asustada. —¿Acaso no me esperabas, pequeña? —Se acerca lentamente, pero yo me alejo. —Tranquila, mi niña, no te haré daño. —Da otro paso, y yo retrocedo. —¡No te acerques a mí! —Rápidamente toma mi cabello con brusquedad y me arrastra a un callejón. Comienzo a gritar, pero de inmediato me propina un puñetazo en el estómago, dejándome sin aire. —¿Te atreviste a demandarme, pequeña estúpida? —me tira al suelo y después me da una patada en las costillas. Suelto un grito de dolor. —¡Basta! ¡No más! —digo sollozando. Él toma mi cabello y me obliga a mirarlo. —Esto te pasa por denunciarme, perra. —Me golpea en la cara, y siento cómo la vista se me nubla. —Levántate. Nos vamos. —No, no quiero irme con él. —¡Nooo! ¡Ni loca vuelvo a tu infierno! —Me da otra patada, y el
LuzHa pasado un mes desde que vi a mi padre. Hoy regreso al instituto, y Adam, como medida de seguridad, colocó a una persona que se encargará de mi protección.Salgo de la ducha y me pongo una falda con una blusa.Escucho cómo tocan la puerta y después veo a Adam vestido con su traje de doctor. —Nos vamos, pequeña —me sonríe, y yo asiento. —Pequeña, no te despegues de Mike, por favor. No quiero que nada te pase —dice Adam, tocando mi mano. —Tranquilo, Adam, no me despegaré de Mike. Ahora sí, adiós.Me acerco a su mejilla y lo beso. Desde el accidente, nuestra relación mejoró notablemente. Él sigue con su novia, Jessica, que me cae como una patada en el culo, pero debo respetarla, aunque algo dentro de mí siempre parece quebrarse cada vez que los veo juntos.—¡Luz! —veo a mi amiga Mía correr hacia mí. —¡Mía! —Ambas nos fundimos en un gran abrazo. —Luz, te extrañé tanto... Bueno, en realidad todos te extrañamos.En ese momento aparecen mis otros amigos y me dan un gran abrazo cada
Siento millones de emociones al sentir los labios de Adam sobre los míos. Él toma fuerte mi cintura, pegándome más a su cuerpo, haciendo que sienta su excitación. Sin que él se lo espere, tomo su bata con los puños y la pego más a mí, haciendo que sienta lo desesperada que estaba por sentir sus besos. Nos tenemos que separar por falta de aire, y juntamos nuestras frentes, mirándonos a los ojos.-Esto está mal - dice Adam con la respiración agitada. - Pero ya no importa - acaricia mi mejilla. - Eres mi perdición, Luz – vuelve a besarme, pero esta vez es más apasionado. Esto hace que enrolle mis piernas en sus caderas y me lleve hasta el escritorio. Me sienta en él y comienza a acariciar mi cuerpo con sus manos. Sus besos van bajando por mi cuello y, sin querer, suelto un pequeño gemido, logrando que Adam se excite más. Mete las manos por mi blusa hasta llegar a mis pechos y, con cuidado, empieza a masajearlos.-Ahh, Adam - tiro mi cabeza hacia atrás por la sensación tan maravillosa que
AdamNo puedo creerlo, no puedo creer que Luz se haya escapado y, para colmo, se haya drogado. Tengo tanta ira, pero juro que esa muchachita me va a escuchar mañana.A la mañana siguiente, me levanto y me doy un baño antes de ir a la habitación de Luz. Cuando entro, no la veo en la cama; está en el baño vomitando. Me apresuro a sujetarle el cabello y dejo que lo saque todo. Cuando termina, se sienta en el suelo, y veo su cara pálida.—¿Mejor? —le pregunto, y ella asiente. —Báñate y arréglate. Tú y yo tenemos una charla pendiente —le digo y salgo sin agregar nada más. Dios mío, dame paciencia.Cuando baja, se sienta a desayunar tranquilamente. Al terminar, le digo que la espero en mi despacho. Entra y le indico que se siente.—¿Sabes que lo que hiciste ayer estuvo mal, Luz? ¿No es así? —Sí, estuvo mal. —Entonces, ¿por qué lo hiciste? —Quería divertirme.Doy un golpe en la mesa y me levanto furioso.—¡¿Drogándote?! ¿A eso le llamas divertirte? —La tomo fuerte de los brazos, pero ella
AdamLlevo casi un mes alejado de Luz. Cuando le conté a Jessica lo que pasó, me sugirió que nos fuéramos de viaje y la dejáramos sola para que aprenda a respetarme. Así fue, pero le dije a Luz que era por trabajo. Hoy, cuando hablé con ella, la noté algo decaída y, al final, alterada al darse cuenta de que mi viaje no era de trabajo, sino de relajación.Escucho mi teléfono sonar y veo que es de la casa. —Amor, no contestes, debe ser la mocosa —cuelgo, pero vuelve a sonar. —Es mejor contestar —digo, así que respondo. —Hola, Lila. —Señor... —escucho a Lila sollozar y, sin saber por qué, siento que algo malo le pasó a Luz. —Lila, ¿qué pasa? ¿Por qué lloras? —le insisto. —Señor, la niña está en el hospital. —Siento que la sangre abandona mi rostro. —¿Qué le pasó? —Tuvo una sobredosis. —Mierda. ¡No! —Y su corazón dejó de funcionar. Tuvieron que revivirla dos veces. Señor, es mejor que venga. Usted es el tutor. —Voy para allá —cuelgo y me pongo de pie.—Jessica, fin del viaje. A Luz
Luz—¡Matt!¿Pero qué hace Matt aquí? Miro a Adam, y este mira a Matt con el ceño fruncido, claramente confundido.—Luz, qué susto me has dado. Apenas me enteré de que estabas aquí, vine corriendo —dice Matt mientras se acerca y toma mi mano.—¿Quién es este, Luz? —pregunta Adam, visiblemente molesto.—Es un amigo, se llama Matt. Matt, te presento a Adam, mi tutor.Matt le extiende la mano, pero Adam no se la da.—¿Podemos hablar a solas? —pregunta Matt.—Lo que le tengas que decir, díselo delante de mí —interviene Adam, desafiante.—Adam… por favor —lo miro suplicante, y él resopla antes de salir de la habitación.—¿Cómo te sientes? —pregunta Matt mientras acaricia mi cabello.—Ya mejor.—Dios, me asustaste tanto. Pensé que te perdería. Luz, no sabes lo importante que te has vuelto para mí.Estoy sorprendida por sus palabras. A pesar de que casi no nos veíamos debido a mi encierro, él siempre encontraba la manera de verme. Ahora lo entiendo: yo le importo.—Me siento mal por todo esto
Me despierto al sentir unos besos húmedos en mi espalda y luego bajan a mis caderas.-Hermosa, levántate, hoy vuelves al instituto. -Abro mis ojos lentamente, veo a un Adam sonriente y yo hago lo mismo, hasta que me doy cuenta de que está desnudo, igual que yo. Siento cómo mis mejillas se tornan rojas de la vergüenza que siento.-¿Te gusta lo que ves, nena? - dice burlón.-Creo que me bañaré. - digo algo acalorada.-¿Nos bañamos juntos? - m****a, creo que ahora sí estoy muy pero muy roja.-Es... está bien. Me paro y tomo las sábanas para tapar mi desnudez, pero Adam, de un tirón, me las quita, dejando mi cuerpo totalmente expuesto.-No te cubras cuando estemos solos tú y yo. Ya conozco todo tu cuerpo, nena. No tengas pena conmigo. Me besa y, sin que yo me lo espere, me carga en brazos hasta meternos a la ducha.Después de 10 minutos metidos en la ducha dándonos besos y caricias, salimos y comenzamos a vestirnos.Cuando llego al instituto, Adam me toma del brazo.-Recuerda, eres mía. -