Siento millones de emociones al sentir los labios de Adam sobre los míos. Él toma fuerte mi cintura, pegándome más a su cuerpo, haciendo que sienta su excitación. Sin que él se lo espere, tomo su bata con los puños y la pego más a mí, haciendo que sienta lo desesperada que estaba por sentir sus besos. Nos tenemos que separar por falta de aire, y juntamos nuestras frentes, mirándonos a los ojos.-Esto está mal - dice Adam con la respiración agitada. - Pero ya no importa - acaricia mi mejilla. - Eres mi perdición, Luz – vuelve a besarme, pero esta vez es más apasionado. Esto hace que enrolle mis piernas en sus caderas y me lleve hasta el escritorio. Me sienta en él y comienza a acariciar mi cuerpo con sus manos. Sus besos van bajando por mi cuello y, sin querer, suelto un pequeño gemido, logrando que Adam se excite más. Mete las manos por mi blusa hasta llegar a mis pechos y, con cuidado, empieza a masajearlos.-Ahh, Adam - tiro mi cabeza hacia atrás por la sensación tan maravillosa que
AdamNo puedo creerlo, no puedo creer que Luz se haya escapado y, para colmo, se haya drogado. Tengo tanta ira, pero juro que esa muchachita me va a escuchar mañana.A la mañana siguiente, me levanto y me doy un baño antes de ir a la habitación de Luz. Cuando entro, no la veo en la cama; está en el baño vomitando. Me apresuro a sujetarle el cabello y dejo que lo saque todo. Cuando termina, se sienta en el suelo, y veo su cara pálida.—¿Mejor? —le pregunto, y ella asiente. —Báñate y arréglate. Tú y yo tenemos una charla pendiente —le digo y salgo sin agregar nada más. Dios mío, dame paciencia.Cuando baja, se sienta a desayunar tranquilamente. Al terminar, le digo que la espero en mi despacho. Entra y le indico que se siente.—¿Sabes que lo que hiciste ayer estuvo mal, Luz? ¿No es así? —Sí, estuvo mal. —Entonces, ¿por qué lo hiciste? —Quería divertirme.Doy un golpe en la mesa y me levanto furioso.—¡¿Drogándote?! ¿A eso le llamas divertirte? —La tomo fuerte de los brazos, pero ella
AdamLlevo casi un mes alejado de Luz. Cuando le conté a Jessica lo que pasó, me sugirió que nos fuéramos de viaje y la dejáramos sola para que aprenda a respetarme. Así fue, pero le dije a Luz que era por trabajo. Hoy, cuando hablé con ella, la noté algo decaída y, al final, alterada al darse cuenta de que mi viaje no era de trabajo, sino de relajación.Escucho mi teléfono sonar y veo que es de la casa. —Amor, no contestes, debe ser la mocosa —cuelgo, pero vuelve a sonar. —Es mejor contestar —digo, así que respondo. —Hola, Lila. —Señor... —escucho a Lila sollozar y, sin saber por qué, siento que algo malo le pasó a Luz. —Lila, ¿qué pasa? ¿Por qué lloras? —le insisto. —Señor, la niña está en el hospital. —Siento que la sangre abandona mi rostro. —¿Qué le pasó? —Tuvo una sobredosis. —Mierda. ¡No! —Y su corazón dejó de funcionar. Tuvieron que revivirla dos veces. Señor, es mejor que venga. Usted es el tutor. —Voy para allá —cuelgo y me pongo de pie.—Jessica, fin del viaje. A Luz
Luz—¡Matt!¿Pero qué hace Matt aquí? Miro a Adam, y este mira a Matt con el ceño fruncido, claramente confundido.—Luz, qué susto me has dado. Apenas me enteré de que estabas aquí, vine corriendo —dice Matt mientras se acerca y toma mi mano.—¿Quién es este, Luz? —pregunta Adam, visiblemente molesto.—Es un amigo, se llama Matt. Matt, te presento a Adam, mi tutor.Matt le extiende la mano, pero Adam no se la da.—¿Podemos hablar a solas? —pregunta Matt.—Lo que le tengas que decir, díselo delante de mí —interviene Adam, desafiante.—Adam… por favor —lo miro suplicante, y él resopla antes de salir de la habitación.—¿Cómo te sientes? —pregunta Matt mientras acaricia mi cabello.—Ya mejor.—Dios, me asustaste tanto. Pensé que te perdería. Luz, no sabes lo importante que te has vuelto para mí.Estoy sorprendida por sus palabras. A pesar de que casi no nos veíamos debido a mi encierro, él siempre encontraba la manera de verme. Ahora lo entiendo: yo le importo.—Me siento mal por todo esto
Me despierto al sentir unos besos húmedos en mi espalda y luego bajan a mis caderas.-Hermosa, levántate, hoy vuelves al instituto. -Abro mis ojos lentamente, veo a un Adam sonriente y yo hago lo mismo, hasta que me doy cuenta de que está desnudo, igual que yo. Siento cómo mis mejillas se tornan rojas de la vergüenza que siento.-¿Te gusta lo que ves, nena? - dice burlón.-Creo que me bañaré. - digo algo acalorada.-¿Nos bañamos juntos? - m****a, creo que ahora sí estoy muy pero muy roja.-Es... está bien. Me paro y tomo las sábanas para tapar mi desnudez, pero Adam, de un tirón, me las quita, dejando mi cuerpo totalmente expuesto.-No te cubras cuando estemos solos tú y yo. Ya conozco todo tu cuerpo, nena. No tengas pena conmigo. Me besa y, sin que yo me lo espere, me carga en brazos hasta meternos a la ducha.Después de 10 minutos metidos en la ducha dándonos besos y caricias, salimos y comenzamos a vestirnos.Cuando llego al instituto, Adam me toma del brazo.-Recuerda, eres mía. -
AdamAl ver a mi pequeña desesperada, buscando algo que le quite esa ansiedad que producen las drogas, sentí como mi corazón se estrujaba. Tenía que ayudarla, pero no sabía cómo.Llamé a mi mejor amigo, él sabrá darme un buen consejo.-Hola, Tomás, ¿cómo estás?-¡Hey, amigo! Bien, ¿y tú? ¿A qué debo el honor de tu llamada? – suspiró algo agotado.-Necesito un consejo, Tomás.-¿Pasó algo con Luz?-Amigo, Luz está presentando el síndrome de abstinencia, tú sabes lo que eso significa.-Vaya, ¿así de grave está la cosa?-Sí, amigo, no sé qué hacer, dime cómo la puedo ayudar.-Sé que te dolerá lo que te voy a decir, pero debes internarla en una clínica, es lo mejor.-No, no le podía hacer eso a mi pequeña.-Amigo, tiene que haber otra solución, ella no me va a perdonar eso – dije desesperado.-Amigo, es lo mejor, ella necesita la ayuda de profesionales – suspiró derrotado, sabía que mi amigo tenía razón.-Está bien, llamaré a la clínica y que mañana vengan por ella.Me pasé toda la noche vi
LuzPor fin hoy salgo de esta clínica. Por una parte, estoy feliz porque podré salir después de dos meses de estar recuperándome, pero por otro lado, me siento mal porque hice grandes amigos aquí, en especial a Tobías, mi mejor amigo.-Oye, mocosa, ya no llores, en un mes nos veremos las caras —me dice Tobías mientras me abraza.-¡Pórmelo! —digo llorando.-Lo prometo. Ahora quiero que me hagas una promesa tú —dice mirándome a los ojos. - Prométeme que te portarás bien con el tal Adam, eh, intentarás perdonarlo aunque sabes que él hizo lo correcto. —Mi cara cambia completamente. Ni loca, así él tenga razón, así Adam me haya hecho un maldito favor, debió primero consultarme, pero él decidió por mí.-¡Promételo, pequeña! —Cruzo mis dedos atrás de mi espalda. Lo siento, Tobías.-Lo prometo. —Él me abraza y se despide mientras los otros del servicio también lo hacen.-Linda, llegaron por ti —dice Natalia dándome el último abrazo.Veo a Mike parado en el auto. Por alguna razón, me desilusio
Llevo un mes trabajando en una cafetería en un centro comercial. Pronto presentaré el examen para ingresar a la facultad de medicina. Adam se ha ofrecido para ayudarme a estudiar, pero me negué. Lo que él no sabe es que Eliot ha estado ayudándome. Así es, me lo volví a encontrar, le conté todo lo que pasé y que quería estudiar medicina, y él, muy formal, se ofreció a ayudarme. Así que todas las tardes, después del trabajo, voy a su casa y me explica.Me levanto temprano, hoy es sábado, así que descanso de mi trabajo. Decido salir a tomar un poco de aire.Bajo a desayunar y me encuentro a Adam tomando su café, como todas las mañanas.-Buenos días - saludo formal, pero él se queda viendo mi cuerpo. Lo sé, llevo ropa algo provocativa, pero en mi defensa, hace calor.-No permitiré que salgas así, sube y ponte algo más decente - jodido imbécil, pero ni loca le haré caso.-Lo siento, Adam, pero tú no me vas a controlar la ropa - este se acerca peligrosamente a mí, y yo doy un paso atrás, per