capitulo 47
Siento cómo mi espalda se parte en dos cada vez que las contracciones llegan. Apenas rompí fuente, Adam y Sam me llevaron a una sala de parto y, desde entonces, no he parado de gritarle a Adam que es un imbécil.

—¡Eres un imbécil, Adam! —aprieto fuerte su mano y este hace una mueca de dolor.

—No te vayas a quejar, maldito, porque juro que ese dolor no es nada comparado con el que estoy sintiendo —siento cómo llega otra contracción, así que grito fuerte—.

—¡Ahhh, joder, esto duele! —cuando acaba, Adam acaricia mi mejilla.

—Tranquila, mi amor, nuestro hijo ya viene. Respira profundo.

¿Que respire? ¿Es que acaso no se da cuenta de que me muero de dolor?

—¡Solo quiero que lo saquen ya! —En esas llega el doctor, muy sonriente, el hijo de puta.

—Hola, Luz. ¿Lista para traer a tu bebé al mundo?

—Sí, sí, solo sácalo ya.

Siento otra contracción y este me dice:

—Puja, Luz.

Y así lo hago, pujo con todas mis fuerzas, apretando fuerte la mano de Adam.

—Vamos, Luz, un poco má
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