LuzLos brazos de Adam me rodean, dándome apoyo mientras lloro como una niña pequeña. La verdad es que, al ver esa situación, no pude evitar acordarme de que yo también estuve en esas, pero que milagrosamente pude sobrevivir. Sin embargo, esta chica no lo logró.—Adam, murió... —me pego más a su cuerpo, como si tratara de buscar consuelo en él.—Lo sé, pequeña. Sé que este debe ser tu primer muerto y, créeme, no es nada fácil, pero tienes que ser fuerte, porque este es el pan de cada día para nosotros —Adam tiene razón, pero de todas formas no deja de afectarme el hecho de que esta chica murió.—Lo sé, Adam, pero me afecta. Yo... —suspiro y luego me alejo un poco para verlo a los ojos—. Yo me vi en esa chica. Me recordó a la chica de hace seis años que llegó justo a este hospital por una sobredosis. Fue como devolverme al pasado, a un pasado que me ha costado mucho olvidar.Él acaricia mi mejilla y luego me dice:—¿Hasta de mí?—Adam, de ti nunca podría olvidarme. Tú hiciste mucho por
LuzCuando Adam menciona eso, siento ganas de golpearlo. ¿Cómo se atreve a decir eso? —¡Estás loco! Yo no sufro de nada de eso. —¡Claro que sí! Solo te niegas a aceptarlo. —¡Imbécil! —Luz, necesitas ayuda. Déjame ayudarte.—¿Pero qué se ha creído este imbécil para decirme eso? —¿Ayudarme? ¿Tú, a mí? —lo miro y suelto una risa irónica—. No necesito tu ayuda porque estoy bien. Él niega con la cabeza. —No, tú no estás bien. ¡Deja que te ayude! —¡Basta! Ya te dije que no necesito tu m*****a ayuda. Mejor métete en tus cosas y déjame en paz.Salgo de ahí dejándolo con la palabra en la boca. ¿Quién se ha creído para decirme que estoy enferma? Yo solo cuido de mi cuerpo. No quiero volverme una gorda.Al llegar a casa, me tiro al sillón algo cansada. Pero como mañana tengo libre, quiero hacer algo para quitarme esta rabia que tengo con Adam.—¡Hola, Ana! ¿Cómo estás? —¡Amiga! ¡Qué milagro que te acuerdas de mí, ingrata! —dice en tono de indignación. —Lo siento, amiga. Es solo que el ho
—Adam, ¡estás loco! Tú estás casado y yo tengo novio. Fue un error haber tenido sexo contigo —me siento en la cama y él se para frente a mí. —Ven, vamos a desayunar. Tienes que comer —me extiende la mano, pero niego con la cabeza. —No tengo hambre —él toma una profunda respiración. —Tienes que comer. Acabas de vomitar y estás muy delgada. —¡No quiero comer! —me levanto de la cama y, cuando me dirijo al baño, él me acorrala contra la pared. —Quiero cuidar de ti —dice, pegado a mi cuerpo. —¡Pues yo no pedí que lo hicieras! —me carga y comienza a besarme de una manera desesperada. —¡Me vuelves loco! —Como estoy desnuda y él también, rápidamente me penetra, haciendo que ambos soltemos un gemido.Estoy decidiendo qué ponerme hoy. Veo cómo Adam se coloca su ropa y, en el proceso, me observa atentamente.Me pongo algo adecuado porque hace frío y después salgo. —Si no quieres comer, por lo menos acompáñame. ¿Te parece? —Tomo mi bolso y asiento.Llegamos a un restaurante, y Adam le susu
Dios mío, el hombre de la camilla es mi padre. Al ver su cuerpo, veo que tiene múltiples heridas de bala, y su pulso es muy bajo. Adam también logra reconocerlo porque de inmediato me ve a mí.-Luz... - me habla Adam.-Atiéndelo tú, yo no puedo - salgo corriendo del lugar, sin importar en las condiciones en las que esté él. Llego al baño y, sin pensarlo, vomito todo.Estoy sentada en la sala de espera. Aún no sale Adam para decirme cómo está mi padre, así que mis nervios crecen cada vez más. Escucho cómo se abren las puertas y visualizo a un Adam que, por lo que veo, no tiene buena cara.-¿Cómo está? - este se rasca la nuca como tratando de buscar las palabras correctas.-Lo siento, Luz, pero tu padre no sobrevivió. –Me senté de golpe en la silla. No sé por qué razón no lloré ni me volví loca. Tal vez fue por el hecho de que él me hizo mucho daño, maltratándome y matando a Eliot justo delante de mí. Siento como Adam toca mi hombro.-¿Estás bien? - Yo asiento.-Tranquilo, estoy bien. -
Siento como algo me molesta en el brazo, así que abro mis ojos lentamente, tratando de acostumbrarme a la luz. Al abrir los ojos, veo que estoy en una habitación del hospital, pero no logro acordarme de cómo llegué aquí.-¡Dios mío, pequeña, despertaste! - veo a Adam, y este corre hacia mí y toma mi mano. - ¿Cómo te sientes? - acaricia mi mejilla lentamente.-Bien, dime, ¿qué me pasó?-Te desmayaste después de la discusión con Samantha. - En ese momento, me acordé de todo lo que ocurrió en el consultorio y las ganas de vomitar regresaron.-Quiero vomitar. - Este corre por una cubeta, y cuando la trae, vomito todo. - Creo que tengo daño en el estómago.-Ahora lo sabremos. Te hicimos unos exámenes de sangre. - En ese momento, entra el médico y me sonríe.-Hola, Luz, tremendo susto nos diste, pero me alegro de que ya estés mejor.-Gracias, doctor.-Bueno, tus exámenes salieron con varias cosas. - Cuando dice eso, sé que no son buenas noticias, así que mis nervios empiezan a crecer. Siento
—¿Cómo hiciste para que Samanta firmara el divorcio así de fácil? —Adam se pone nervioso. —Le tuve que dar una cantidad de dinero más una propiedad. —¿Qué? ¡Esa m*****a! Siempre supe que esa mujer era una interesada —digo molesta, pero él sonríe. —No importa, amor. Yo daría todo lo que tengo con tal de tenerlos a ustedes —dice mientras posa su mano en mi vientre y comienza a acariciarlo, haciendo que millones de descargas recorran mi cuerpo. Sin pensarlo, me monto encima de él y lo beso con pasión. —Te deseo, Adam —le susurro al oído mientras muerdo su oreja. —Me encanta que estés embarazada; así estás más caliente —suelto una risa al escucharlo, pero esta se corta cuando siento sus manos tocar y apretar mis senos, que últimamente están muy sensibles. —¡Adam! —grito mientras comienzo a moverme en círculos, logrando que su miembro se endurezca poco a poco debajo de sus pantalones. —Vamos a la habitación —demanda Adam mientras me carga en brazos. Al llegar, me deposita en la cama
No podía creer lo que acababa de decir Luis. ¡Samanta fue la que le disparó! ¿Cómo es posible que una persona sea capaz de causar semejante daño?—Luis, lo siento mucho, pero te prometo que Samanta pagará por lo que hizo —le digo, tomando su mano. Él me mira y dice: —Necesito que me prometas algo.- Lo observo atentamente mientras toma aire.—Quiero que te cuides. Esa mujer está loca y quiere hacerles daño a los dos. Créeme, cuando se entere de que estás embarazada, no dudará en acabar con tu hijo.Tapé mi boca y coloqué mi mano derecha sobre mi vientre como protección. —No dejaré que nada le pase a mi hijo. Tengo que irme; más tarde vuelvo, Luis —digo, saliendo rápidamente.Al avanzar unos pasos, veo de lejos a Adam, pero de repente me vienen ganas de vomitar, así que corro al baño. Dentro, vomito todo y siento cómo alguien toma mi cabello. —¿Estás mejor? —pregunta Adam mientras acaricia mi cabello. —No, no estoy mejor —respondo, y, sin saber si son las hormonas, rompo a llorar. Ada
Siento un fuerte dolor punzante en la cabeza, pero cuando intento tocarme, alguien me detiene. —¡Luz! —escucho, mientras abro los ojos lentamente. Veo a Adam con varias vendas en las manos, lo que me asusta. —¡Por Dios! ¿Qué te pasó? —siento el dolor de nuevo y me recuesto otra vez. —Oye, tranquila, te diste un fuerte golpe. —¿Qué pasó, Adam? —pregunto algo preocupada, ya que no recuerdo qué ocurrió ni por qué tengo este golpe. —Amor, alguien colocó un explosivo en la fiesta —me tapo la boca sorprendida. —¡Casi muero cuando te vi tirada en el suelo! —En ese momento recuerdo al bebé. —¡Oh, por Dios! ¿El bebé está bien? —Sí, amor, tranquila. Él es muy fuerte. —Doy un gran suspiro de alivio. —Oh, gracias a Dios... —Toco su mano vendada—. ¿Qué te pasó? —No es nada —dice, restándole importancia. —No, dime ya. —Demando una respuesta. —Cuando te vi tirada, tuve que levantar unas tablas que estaban en llamas, así que me quemé. —¡Oh, Dios mío! ¿Pero son graves? —No, amor. Pronto sa