Estoy en shock, Adam tiene frente a mí la droga que durante mucho tiempo hizo que me olvidara de mis problemas, pero que también casi acaba conmigo.-¡Eso no es mío, Adam! - digo negando.-¡No me mientas! ¡Estaba en tu cuarto!-¡Ya te dije que eso no es mío! - le grito frustrada.-¡No me grites! - me da una cachetada y yo, sorprendida, me toco la mejilla intentando no llorar. - Pensé que habías cambiado y que te había servido estar en esa clínica, pero veo que no. - Adam me mira con decepción y yo me quiero morir porque él no me cree.-Adam, tienes que creerme, no sé cómo llegó eso allí, te lo juro.-No te creo, Luz, me has decepcionado, pero no dejaré que vuelvas a caer.-¿Qué quieres decir? - digo asustada, temiendo lo peor.-Volverás a la clínica. - ¡No! ¡No puedo volver allá!-No puedes obligarme, soy mayor. - Este se acerca a mí y me toma del brazo con fuerza.-¿Crees que no soy capaz, Luz? ¡Dímelo! - sus ojos muestran rabia y parece como si me fuera a matar.-Adam, no lo hagas, t
6 años despuésHan pasado 6 años desde que decidí marcharme de casa de Adam. A pesar de que me dolió mucho, pude salir adelante. Ahora ya soy una médica y espero pronto iniciar con mi especialización en neurología. Durante este tiempo, recibí el apoyo de mi amiga Ana y conocí en la facultad a un chico que se llama Luis. Durante este tiempo, ha logrado ganarse un espacio en mi corazón.-¡Hola, preciosa! - saluda Luis dándome un beso en la mejilla.-Hola, Luis, ¿cómo estás? - digo mientras voy a la cocina a preparar café.-Bien, linda, adivina qué...-¿Qué? - digo riéndome.-Te conseguí trabajo en el hospital central. - M****a, por una parte estoy feliz, ya que es el hospital más prestigioso del país, pero por otra parte no lo estoy, porque sé que Adam trabaja ahí… o bueno, no sé si siga ahí. - ¿No estás feliz? - pregunta Luis con cara de decepción.-¡No! Perdona, me quedé pensando en otras cosas. Claro que estoy feliz, gracias por todo. - Le doy un fuerte abrazo, que es correspondido de
No lo podía creer, enfrente de mí estaba Adam, aquel hombre que tanto amé. No estaba tan cambiado, lo único nuevo era que se había dejado crecer la barba, lo que le hacía ver más sexy.-Hola, Adam - respondí, tratando de sonar tranquila.-¿Solo "hola, Adam"? ¿Es en serio, Luz? - dijo, incrédulo.-¡Sí! ¿Cómo querías que te saludara, Adam? - dije, algo irritada. Él intentó decir algo más, pero al final se lo tragó.-Sabes que ya no importa. Más bien, dime, ¿qué haces aquí?-Trabajo aquí, Adam, en el área de urgencias. - Este abre los ojos como platos.-¿Te graduaste de medicina? - dice, sorprendido.-¿Qué? ¿Pensaste que no lo iba a lograr? Le prometí a Eliot que sería una gran neuróloga y eso voy a hacer. Esto es solo el comienzo, Adam. - Él parece seguir en shock. - Si no hay nada más que decir, me retiro. Tengo pacientes que atender. - Cuando me pienso ir, este toma mi brazo. Yo lo miro a los ojos y luego miro la parte donde me tiene agarrada. - ¿Qué necesita, Doctor Black? - digo en t
LuzLos brazos de Adam me rodean, dándome apoyo mientras lloro como una niña pequeña. La verdad es que, al ver esa situación, no pude evitar acordarme de que yo también estuve en esas, pero que milagrosamente pude sobrevivir. Sin embargo, esta chica no lo logró.—Adam, murió... —me pego más a su cuerpo, como si tratara de buscar consuelo en él.—Lo sé, pequeña. Sé que este debe ser tu primer muerto y, créeme, no es nada fácil, pero tienes que ser fuerte, porque este es el pan de cada día para nosotros —Adam tiene razón, pero de todas formas no deja de afectarme el hecho de que esta chica murió.—Lo sé, Adam, pero me afecta. Yo... —suspiro y luego me alejo un poco para verlo a los ojos—. Yo me vi en esa chica. Me recordó a la chica de hace seis años que llegó justo a este hospital por una sobredosis. Fue como devolverme al pasado, a un pasado que me ha costado mucho olvidar.Él acaricia mi mejilla y luego me dice:—¿Hasta de mí?—Adam, de ti nunca podría olvidarme. Tú hiciste mucho por
LuzCuando Adam menciona eso, siento ganas de golpearlo. ¿Cómo se atreve a decir eso? —¡Estás loco! Yo no sufro de nada de eso. —¡Claro que sí! Solo te niegas a aceptarlo. —¡Imbécil! —Luz, necesitas ayuda. Déjame ayudarte.—¿Pero qué se ha creído este imbécil para decirme eso? —¿Ayudarme? ¿Tú, a mí? —lo miro y suelto una risa irónica—. No necesito tu ayuda porque estoy bien. Él niega con la cabeza. —No, tú no estás bien. ¡Deja que te ayude! —¡Basta! Ya te dije que no necesito tu m*****a ayuda. Mejor métete en tus cosas y déjame en paz.Salgo de ahí dejándolo con la palabra en la boca. ¿Quién se ha creído para decirme que estoy enferma? Yo solo cuido de mi cuerpo. No quiero volverme una gorda.Al llegar a casa, me tiro al sillón algo cansada. Pero como mañana tengo libre, quiero hacer algo para quitarme esta rabia que tengo con Adam.—¡Hola, Ana! ¿Cómo estás? —¡Amiga! ¡Qué milagro que te acuerdas de mí, ingrata! —dice en tono de indignación. —Lo siento, amiga. Es solo que el ho
—Adam, ¡estás loco! Tú estás casado y yo tengo novio. Fue un error haber tenido sexo contigo —me siento en la cama y él se para frente a mí. —Ven, vamos a desayunar. Tienes que comer —me extiende la mano, pero niego con la cabeza. —No tengo hambre —él toma una profunda respiración. —Tienes que comer. Acabas de vomitar y estás muy delgada. —¡No quiero comer! —me levanto de la cama y, cuando me dirijo al baño, él me acorrala contra la pared. —Quiero cuidar de ti —dice, pegado a mi cuerpo. —¡Pues yo no pedí que lo hicieras! —me carga y comienza a besarme de una manera desesperada. —¡Me vuelves loco! —Como estoy desnuda y él también, rápidamente me penetra, haciendo que ambos soltemos un gemido.Estoy decidiendo qué ponerme hoy. Veo cómo Adam se coloca su ropa y, en el proceso, me observa atentamente.Me pongo algo adecuado porque hace frío y después salgo. —Si no quieres comer, por lo menos acompáñame. ¿Te parece? —Tomo mi bolso y asiento.Llegamos a un restaurante, y Adam le susu
Dios mío, el hombre de la camilla es mi padre. Al ver su cuerpo, veo que tiene múltiples heridas de bala, y su pulso es muy bajo. Adam también logra reconocerlo porque de inmediato me ve a mí.-Luz... - me habla Adam.-Atiéndelo tú, yo no puedo - salgo corriendo del lugar, sin importar en las condiciones en las que esté él. Llego al baño y, sin pensarlo, vomito todo.Estoy sentada en la sala de espera. Aún no sale Adam para decirme cómo está mi padre, así que mis nervios crecen cada vez más. Escucho cómo se abren las puertas y visualizo a un Adam que, por lo que veo, no tiene buena cara.-¿Cómo está? - este se rasca la nuca como tratando de buscar las palabras correctas.-Lo siento, Luz, pero tu padre no sobrevivió. –Me senté de golpe en la silla. No sé por qué razón no lloré ni me volví loca. Tal vez fue por el hecho de que él me hizo mucho daño, maltratándome y matando a Eliot justo delante de mí. Siento como Adam toca mi hombro.-¿Estás bien? - Yo asiento.-Tranquilo, estoy bien. -
Siento como algo me molesta en el brazo, así que abro mis ojos lentamente, tratando de acostumbrarme a la luz. Al abrir los ojos, veo que estoy en una habitación del hospital, pero no logro acordarme de cómo llegué aquí.-¡Dios mío, pequeña, despertaste! - veo a Adam, y este corre hacia mí y toma mi mano. - ¿Cómo te sientes? - acaricia mi mejilla lentamente.-Bien, dime, ¿qué me pasó?-Te desmayaste después de la discusión con Samantha. - En ese momento, me acordé de todo lo que ocurrió en el consultorio y las ganas de vomitar regresaron.-Quiero vomitar. - Este corre por una cubeta, y cuando la trae, vomito todo. - Creo que tengo daño en el estómago.-Ahora lo sabremos. Te hicimos unos exámenes de sangre. - En ese momento, entra el médico y me sonríe.-Hola, Luz, tremendo susto nos diste, pero me alegro de que ya estés mejor.-Gracias, doctor.-Bueno, tus exámenes salieron con varias cosas. - Cuando dice eso, sé que no son buenas noticias, así que mis nervios empiezan a crecer. Siento