Nuevo Comienzo

El tráiler se detuvo frente al aeropuerto de Madrid. Aura observó con asombro la enorme y moderna construcción que se alzaba frente a sus ojos. Su pase libre hacia la libertad.

- Debemos darnos prisa muchacha. Tu vuelo sale dentro de 50 minutos.

- ¿Qué vuelo?.- Aura miró a Roberto confundida.

- Anoche mientras dormían, hice los trámites y les compré dos boletos de avión hacia Grecia. Les dije que los quería para el primer vuelo disponible y afortunadamente, dos de los pasajeros de este vuelo los cancelaron. Una verdadera bendición, ya que mientras más rápido te vayas, mejor para ustedes. No corren peligro de que ese loco las encuentre.- El hombre miró a Aura a los ojos antes de abrir la puerta y bajar del vehículo.

Aura lo miró con el ceño fruncido, mientras pasaba frente a la cabina para llegar a su puerta y abrirla.

-¿Cómo sabe que me dirijo a Grecia?.- Aura preguntó cautelosa, sintiendo como la desconfianza tomaba terreno.

-Lo dijiste mientras dormías... Emmm Eh, sí, eso fue.- Roberto desvío la mirada nervioso y eso sólo aumentó el miedo de Aura y las dudas de Aura..

-¿Por qué me miente?.-La voz de Aura comenzó a temblar, mientras el pánico le atenazaba las entrañas.-¿Quién es usted?, ¿Qué quiere de mí?.

Roberto percibió las emociones de la chica, y comprendió que era mejor decirle la verdad. No quería que lo odiara, ni mucho menos que lo viese con tanto recelo y desconfianza.

- Está bien, seré franco. Fui amigo de Odelette. - Un sonoro suspiró escapó de sus labios, mientras Aura lo miraba con los ojos bien abiertos del asombro, al escuchar el nombre de su abuela.- Acogí a tu abuela con mi esposa cuando llegó aquí. Estaba perdida en un lugar totalmente desconocido, con un embarazo, era lógico lo difícil que se le volvería todo. Después se fue con tu madre a probar suerte a la ciudad y días antes de fallecer me envió una carta, pidiéndome encargarme de ti, y ayudarte a encontrar a tu familia en Grecia, especialmente a tu abuelo .

- ¿Usted dejó aquella nota?, ¿Usted fue a buscarme?.- Aura preguntó ansiosa, mirando al hombre frente a ella con renovado interés, sin perder de vista su rostro, tratando de buscar algún atisbo de mentira.

- Sí. Fui por ti. Pero tu padre no me dejó verte y no me quedó más opción que dejarte aquella nota, te esperé todo el día en el lugar que te había indicado, pero no llegaste. Creí que ya habías tomado tu decisión. Sólo fue días después que me enteré de la atrocidad que Giacomo había cometido y me dediqué a buscarte, pero no pude encontrarte hasta hoy.

Roberto le sonrió con dulzura y acarició su rostro con miedo, temiendo el rechazo de la joven, el cual nunca llegó. Sus ojos se cristalizaron y apenas podía retener las lágrimas. Era tan parecida a la hermosa Odelette. Los mismos ojos, el mismo cabello y desgraciadamente la misma angustia y aflicción que también adornaba el rostro de su abuela.

Aura recordó la nota, cómo su padre la había descubierto escapando y había detenido su intento. Como la encerró sin comer ni beber por una semana y como la había intercambiado como un costal de papas por unas cuantas monedas. Las lágrimas volvieron a rodar por su rostro y sin pensarlo se lanzó a los brazos de aquel bondadoso hombre.

- Gracias, gracias, muchísimas gracias. - Aura susurró entre llanto.

-¿Pero por qué me agradeces creatura?. Sí al final le fallé a Odelette, a Olympia y a ti. No pude rescatarte a tiempo y te dejé sufrir durante tantos años.- Roberto la apretó con fuerzas, mientras sus ojos se cristalizaban de nuevo y él seguía intentando retener el llanto.

- Al menos lo intentó y eso para mi vale mucho.- Aura susurró mientras se separaba de él y se limpiaba el rostro con la manga de su suéter. - A diferencia de mi " padre ", quien supuestamente debía protegerme, pero al final... Él mismo se transformó en mi verdugo.

Aura sentía como su pecho dolía al recordar a ese hombre al que debía llamar padre. Nunca la quiso. Era un machista de lo peor que nunca perdió una oportunidad de menospreciarla y verla cómo una basura. Para él, ella era una inútil que jamás podría salir adelante o ser capaz de administrar sus negocios. Para él sólo era una cara bonita que se vería bien del brazo de un hombre rico, aumentando su fortuna. Creando lazos poderosos.

Aunque el tipo fuera el mismo demonio encarnado.

- Además, no dudó en ayudarme, aún cuando sabía que podría acarrearle problemas. Ese hombre es un monstruo, y no dudará en hacerle daño si lo descubre, aún sin saber quién era, no dudó nuevamente en tenderme la mano. Y eso es mucho más de lo que yo podría esperar de una persona.

La joven de ojos pardos le dedicó una sonrisa triste. Sí todos tuvieran un corazón tan noble como el de aquel hombre, muy distinto sería el mundo. Desgraciadamente, su padre era el primero en ser inhumano y cruel.

- Haz él bien y no mires a quien es lo que dicen por ahí. Tú disfruta de tu libertad y no desaproveches la nueva oportunidad que Dios te brinda. Ríe, estudia, trabaja, sé feliz. Y sobre todo, lucha por tus sueños, sana tus heridas y ve lo bueno que la vida te ofrece como un nuevo amanecer, en dónde tú brilles más que el sol.

Roberto metió la mano izquierda en el bolso de su abrigo, de dónde sacó un fajo de billetes que puso en la mano de la joven.

- No, no puedo aceptarlo.- Aura cerró su mano y empujó el dinero de vuelta hacía él.

- Vas a necesitarlo.- Roberto tomó sus manos y puso el dinero en ellas.- Cómo tu abuela, llegarás a un lugar en el que no conoces a nadie. Tendrás que trabajar, pero mientras encuentras un empleo, no dejarás de comer y deberás buscar un lugar dónde alojarte y eso no es gratis. Miralo como un pago por todo lo que tu abuela trabajó cuidando a mi esposa y yo nunca le remunere nada.

Aura miró el dinero en su mano, aceptando de mala gana que Roberto tenía toda la razón. No sabía cuánto tardaría en encontrar trabajo y las joyas que llevaba aunque eran sumamente valiosas, no las podría vender tan fácilmente, ni por el precio original. A eso debía agregarle que no tenía ni idea de que tan cara y cruel podía ser la vida en Grecia, y el dinero que había robado a Fernando, probablemente no sería suficiente ni siquiera para poder comer por un mes.

- Gracias Roberto, le estaré eternamente agradecida y si algún día puedo hacer algo por usted: dígamelo. Haré hasta lo imposible por ayudarle.

Aura le sonrió y por segunda vez en dos días seguidos, genuinamente. No era aquella mueca hipócrita que tan poco orgullo le daba. Era una sonrisa real y sincera, dulce y deslumbrante, que dejaba a la vista un hermoso hoyuelo en su mejilla izquierda, dándole realce a una belleza gentil que había perdido con el tiempo.

- Sé feliz junto a tu hija, con eso me conformo.- Roberto miró a la pequeña que se comenzaba a mover.

- Cuidese Roberto, por favor. Si Fernando se entera que usted me ayudó es capaz hasta de matarlo. Yo no quiero que le pase nada malo.- Aura susurro preocupada, al darse cuenta de lo que la ayuda de Roberto implicaba.

- No te preocupes. Probablemente me descubra, pero justo en este momento mi nieta ya debe de estar instalándose en la casa que compré en Mallorca hace algún tiempo y yo le alcanzare más tarde. Y quien sabe... Tal vez vaya a visitarte a Grecia cuando te hayas instalado. Pero ahora vamos. Te quedan 20 minutos para tomar tu avión, y si lo perdemos estamos fritos. Apresurate.

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