Aura miró ansiosa a la mujer, y luego empezó a asustarse, al ver como a la mujer el rostro empezaba a ponersele ceniciento y de sus labios no brotaba una palabra. -¿Se encuentra bien?- La joven preguntó un poco preocupada, mirando al hombre quién inmediatamente se puso alerta.
Ante la pregunta, pareció que la mujer salió de su trance, más sin embargo no dejaba de verla y eso empezaba a incomodarle. Su pánico se disparó cuando la mujer acarició su rostro con miedo, justamente sobre su mejilla amoratada que tanta atención innecesaria había llamado. - Estoy bien.- La mujer respondió en un susurro. - Es sólo que desde que Odelette se fue de aquí, no supe nada de ella. Si sabía que tenía una hija, más nunca supe que tenía una nieta. Te pareces mucho a ella cuando era joven, pero supongo que eso ya lo sabías. Aura asintió. Su corazón empezó a doler cuando sintió como un enorme nudo comenzaba a formarsele en la garganta al recordar a su amada abuela, y más aún al ver el enorme cariño reflejado en los ojos verdes de aquella mujer al hablar de ella. - ¿Y ella como está?, ¿Viene contigo?. Desde hace mucho no la veo.- La mujer sonrió emocionada mirando tras ella, Aura tragó saliva. ¿Acaso había olvidado que su abuela estaba... Muerta?. No, no lo había olvidado, es que ni siquiera lo sabía. - Ella murió hace 8 años, y antes de morir me dijo que la buscase a usted.- La castaña trató de sonar fuerte, pero era casi imposible. La mujer se llevó una mano a la boca ante la noticia.-¿Muerta?, Pero ¿Como?. Yo, yo no sabía. ¿Que le pasó?.- Las lágrimas empezaron a rodar por sus mejillas a raudales, y la incredulidad se plasmaba en todos sus rasgos. - La envenenaron.- La joven apretó sus manos con furia.- Cuando yo regresé de la escuela, la estaban subiendo en una ambulancia. Tenía una mascarilla de oxígeno, me fui con ella y cuando llegamos al hospital, ya era demasiado tarde. Sólo pudo decirme que la buscara a usted, que su dirección estaba en su monedero. Aura susurró, tratando de no sucumbir ante las horribles ganas de llorar que sentía. El recuerdo estaba tan nítido en su memoria, que el dolor en su corazón era igual de intenso, como si no hubiese pasado el tiempo. La mujer se dejó caer en el taburete en el que minutos antes ella se había sentado junto al que aún se encontraba Berenice. Las lágrimas rodaban por sus mejillas y negaba una y otra vez, negándose a creer lo que salía de labios de la joven. - Esto no puede ser, esto no Dios mío no.- Aura sentía muchas emociones encontradas en su interior al ver a la mujer en aquel estado.- Ella prometió que volvería, ella me lo prometió. La mujer se puso en pie, tomando a Aura por los hombros.- ¿Atraparon al asesino?, ¡Por lo menos dime que ese mal nacido está pagando caro su crimen!.- La mujer gritó con rabia. - No. Él cubrió todas sus huellas y nunca se encontraron las pruebas necesarias para hundirlo en la cárcel. Ni por la muerte de la abuela... Ni por la de mi madre.- Aura apretó su puño hasta clavarse las uñas, sintiendo una súbita oleada de furia junto a su tristeza. - ¡Maldito cobarde!. Pagará, ¡Pagará muy caro lo que hizo!, Te lo prometo. Ahora dime, ¿En qué puedo ayudarte?.- La mujer limpiaba sus lágrimas con furia y sus ojos reflejaban la firme determinación que se gestaba en su interior. Aura dudó. Necesitaba muchas cosas, pero sobre todo: Qué nadie le hiciera preguntas. Más sin embargo era plenamente consciente que tarde o temprano tendría que hablar de todo lo sucedido, pero no podía dejar de anhelar con toda su alma, retrasarlo un poco más. - Necesito encontrar un trabajo que me permita subsistir con mi hija y un lugar dónde dormir.- Aura susurró ansiosa.- No pido mucho porque apenas terminé la secundaria. Pero puedo trabajar como sirvienta. Sé cocinar, hacer limpieza y lo que no puedo estoy dispuesta a aprender. ¿Usted podría ayudarme a encontrar un trabajo?.- La joven estaba angustiada y se reflejó en la verborrea de palabras que soltó en segundos. Tenía miedo y al mismo tiempo esperanza. - ¿Estarías dispuesta a cuidar dos niños?.- Casandra le preguntó ilusionada. - Por supuesto. - Aura respondió sin dudar. - Entonces no se diga más. - Casandra sonrió satisfecha.- La señora de esta casa necesita una niñera. La paga es buena y además no tendrías que preocuparte por techo o comida, ya que eso va incluido en el contrato. Tu salario sería totalmente libre. - ¿Cree que me acepte con mi hija?.- La duda nuevamente latio en su interior. - Por supuesto. Mi niña ama a los niños y estoy cien por ciento segura que estará feliz de que hayan más niños dando vida en esta casa.- La mujer asintió entusiasta, muy segura de sus palabras, lo que hizo que Aura se sintiera con más confianza y sintiendo como el nudo de angustia que llevaba atorado en la garganta desde que escapó de aquel lugar, empezaba a aflojarse un poco. - Vamos, entra. Ya está por llover nuevamente y no es bueno que estén bajo la lluvia.- Casandra tomó la pequeña maleta de Aura entre sus manos, mientras se dirigía hacia dentro.- Vamos pequeña, adentro estarás calentita, con una taza de chocolate caliente. Y estoy segura que Rafael y Ariana estarán felices de tener una nueva amiga con la cuál poder jugar. Berenice le sonrió un poco tímida, aferrandose a la mano de su madre, quien le sonrió con dulzura, tratando de tranquilizarla, mientras el guardia de seguridad abría la puerta para que las tres mujeres pudieran ingresar al lugar. Aura se quedó de piedra al ver los magníficos jardines, pues si por fuera era imponente, por dentro era totalmente deslumbrante. Parecía un castillo sacado de algún cuento de hadas, sólo porque faltaban las torres, una bruja malvada y un dragón guardián. El lujo y la belleza que desprendía el lugar era inigualable. Seguramente Fernando sentiría envidia si viese aquel lugar. Avanzaron por el sendero de piedra hasta llegar a la enorme puerta de doble hoja, tan imponente e impresionante como todo lo demás, con intrincados detalles talllados con esmero y artística elegancia. Temporalmente, su nuevo hogar si Dios lo permitía.-¿Qué fue exactamente lo que sucedió con tu madre y tu abuela?. - Caminaban por el sendero de piedras talladas, en medio de un enorme jardin de ensueño, con fuentes llenas de aves que bebían o se bañaban en sus aguas, árboles frutales y flores de muchas clases y colores, dándole un toque mágico a todo, aún a pesar de lo gris del día. Berenice correteaba contenta, maravillandose con todo lo que veía, sin prestar atención a la conversación de las mujeres. Por suerte ya no llovía a cántaros y sólo era un leve rocío el que acariciaba el ambiente, lo que les había permitido caminar y apreciar toda aquella belleza a detalle, con el silencio como compañero hasta ese momento. Aura dudó y Casandra pareció notarlo ya que de inmediato añadió: - No me respondas si no te sientes lista, yo lo entenderé. Es sólo que quiero entender quien tenía el corazón tan negro para hacerles daño.- La mujer susurró lo último, más sin embargo Aura la escuchó. - De niña todo era alegría. - Aura miraba hacia la
Alexein miraba por la ventana de su habitación como las enormes nubes grises, comenzaban nuevamente a agruparse, causando fantasticos remolinos que llevaban el olor de la tormenta impregnado en cada partícula, anunciando una nueva tempestad. Nubes grises como sus ojos, nubes grises como el revoluto de sensaciones que en aquel momento lo estaban ahogando.Unas pequeñas y suaves manos acariciaron sus hombros desnudos, mientras besos húmedos eran repartidos a lo largo de su espalda. Todos sus sentidos se pusieron en alerta y una insólita rabia le nubló la razón. - Deberíamos aprovechar al máximo tú único día libre, ¿No crees?.- La voz sensual y acaramelada de Calipso llegó a sus oídos más como una punzada de dolor directo a su cabeza, que como una melodía tentadora a sus oídos. - ¡Vaya!, Que irónico que nos digan insaciables a los hombres, cuando tú nunca tienes suficiente.- La ironía era palpable en cada sílaba, definitivamente en aquel momento su humor era completamente nulo.- ¡¿Que
Aura miró estupefacta a la hermosa rubia, la misma rubia que iba tomada orgullosamente del brazo de Daniel, pero aún con más estupefacción, al hombre sin camisa que caminaba justamente tras ellos.¡Definitivamente su suerte no había cambiado en absoluto!Daniel se quedó de piedra y sus ojos desbordaban auténtica sorpresa. Ocho años... Habían pasado ocho años desde que había visto aquellos ojos por última vez. Ocho años en los que se había preguntado una y otra vez que demonios había pasado. Ocho años en los que aprendió que nada es eterno. Ocho años en los que poco a poco su recuerdo se volvió tenue en su memoria... Más nunca se borró del todo.Aura pudo descifrar sin ningún problema cada uno de los sentimientos que empezaban a bullir dentro de Daniel, siempre lo había hecho y a pesar del tiempo... Al parecer aquello no había cambiado.-Hola, mucho gusto. Dafne Lamprou para servirte.- La melodiosa y dulce voz de la rubia la hizo desviar su mirada y volver nuevamente a la realidad, mir
- Quiero la verdad Daniel, es mejor que seas sincero o juro que lo voy a descubrir por mi cuenta.- Alexein amenazó a Daniel, apenas cerró la puerta del gimnasio con fuerza.Él no era un tonto, y sabía que algo se traían entre manos esa mujer y él. Había visto como esta lo miraba en el aeropuerto, con una mezcla de anhelo y melancolía, y en la casa, cuando habían sido presentados, Daniel ni siquiera articuló la más mínima palabra y sólo miraba a la mujer boquiabierto, mientras ella lo veía como si fuese el peor de sus tormentos.Lo había sacado de ahí antes que Dafne se diera cuenta de lo que estaba pasando, conocía perfectamente las inseguridades de esta y no quería que la estupidez de aquellos dos, avivara los pensamientos negativos que tanto mal le hacían.Daniel siguió guardando silencio. Durante todo el camino había tratado de sacarle información por las buenas y no lo conseguía, lo que empezaba a molestarlo, por lo que ahora lo haría por las malas de ser necesario. Justo cuando
Aura arrastró su pequeña maleta, mientras seguía de cerca a la amable señora, quien se veía bastante feliz de haberle conseguido un trabajo y un hogar. Y ella definitivamente estaba agradecida y estaría en deuda con la dulce mujer por el resto de su vida.Berenice miraba todo con genuina curiosidad y creciente asombro. El lugar era simplemente hermoso. Fuera de la casa principal, pero siempre dentro de la propiedad, se encontraban esparcidas varias casitas, que aunque pequeñas, estaban en excelente estado y se veían sumamente cómodas y acogedoras, con sus jardines y sus pequeñas fuentes.Casandra le había dicho que era una para cada empleado del lugar, ya que Dafne siempre solía contratar personas sin hogar, que estaban ahogadas totalmente en los vicios y la depresión, o que no tenían lo justo para vivir dignamente, justamente como ella en aquel momento. Se detuvieron frente a una pequeña cancela, a la cuál Casandra sacó llave al pequeño candado que esta poseía, abriendola para que a
Aura despertó alterada, nuevamente aquellos recuerdos transformados en pesadillas volvían a atormentarla.Se sentó en la cama y miró el pequeño reloj de pulsera que tenía sobre la mesita de noche. Eran las cinco de la mañana. Se levantó y miró por la ventana de su habitación. La llovizna seguía sin ceder, por el contrario: había momentos en los que se volvía más fuerte.- "You said that we would always be, Without you I feel lost at sea".- Su voz empezó a entonar aquella melodía que tanto le había gustado cuando la escuchó.-"Through the darkness you'd hide with meLike the wind we'd be wild and free. You, Said you'd follow me anywhere, But your eyes. Tell me you won't be there." -Miró hacia el cielo nublado de aquella mañana y su dulce y fina voz se unió al cantar de la lluvia.- "I got to learn how to love without youI got to carry my cross without youStuck in a riddle and I'm just about toFigure it out without youAnd I'm done sitting home without youFuck, I'm going out withou
Aura se levantó temprano. Por primera vez en mucho tiempo, había podido dormir muy tranquilamente y desde la hora que se le dió la gana, hasta la hora en la que su cuerpo decidio que era suficiente.Durmió como oso en hibernación, como no lo había hecho desde que su abuela había fallecido y el infierno empezó para ella.Miró por la ventana el cielo, dónde nubes oscuras se arremolinaban presagiando que el día sería igual de tempestuoso que el anterior. Un perfecto contraste con su mente que por primera vez estaba en calma.Se levantó despacio y se dirigió al baño, necesitaba una ducha fría para poder despertar por completo, ya que aún sentía su cuerpo un poco amodorrado y de ninguna manera quería llegar tarde a su trabajo. Estaba agradecida de que su horario comenzara a las ocho, podía dormir tranquilamente hasta las seis treinta y acostarse temprano si así lo deseaba, pues a las cuatro terminaba su horario de trabajo.Era una suerte que Dafne y Daniel se ocuparan de preparar al niño
El día no parecía que sería mejor que el anterior, llovía a cantaros y era difícil salir sin empaparse hasta el alma, aún con paraguas o impermeables incluidos.Alexein estaba en su habitación, cambiandose y preparándose para el día de los demonios que se les vendría encima. Su habitual traje negro ceñido a su figura y perfectamente planchado, ya se encontraba sobre su cuerpo.Justo cuando tomaba su billetera y celurar, dos toques en su puerta lo desviaron de su cometido.Se acercó de inmediato a abrirla, sólo para encontrarse a una hermosa Dafne en pijama, que definitivamente debería estar prohibida.Era sexy y corto, dejando al descubierto sus sensuales y bien formadas piernas, tenía el cabello alborotado, el rostro somnoliento y unos chupetes en su cuello que le provocaron dolor en su corazón, sabiendo el motivo de tales marcas.- ¿Qué pasa?.- Preguntó desviando la atención, pues sentía que se estaba ahogando.Dafne bostezo antes de responder.- No iremos a la empresa, el tiempo es