Cerca de Él

Aura miró estupefacta a la hermosa rubia, la misma rubia que iba tomada orgullosamente del brazo de Daniel, pero aún con más estupefacción, al hombre sin camisa que caminaba justamente tras ellos.

¡Definitivamente su suerte no había cambiado en absoluto!

Daniel se quedó de piedra y sus ojos desbordaban auténtica sorpresa. Ocho años... Habían pasado ocho años desde que había visto aquellos ojos por última vez. Ocho años en los que se había preguntado una y otra vez que demonios había pasado. Ocho años en los que aprendió que nada es eterno. Ocho años en los que poco a poco su recuerdo se volvió tenue en su memoria... Más nunca se borró del todo.

Aura pudo descifrar sin ningún problema cada uno de los sentimientos que empezaban a bullir dentro de Daniel, siempre lo había hecho y a pesar del tiempo... Al parecer aquello no había cambiado.

-Hola, mucho gusto. Dafne Lamprou para servirte.- La melodiosa y dulce voz de la rubia la hizo desviar su mirada y volver nuevamente a la realidad, mirando hasta entonces la mano extendida de la mujer.

Se quedó mirando la mano de la mujer, dónde un hermoso anillo de diamantes y uno de oro puro con grabados relucian preciosamente, confirmando lo que ya había descubierto.

- U-un gusto. Aura de Luca, a su disposición.- Dudó, más sin embargo no podía dejar una mala impresión ante su ahora futura jefa, si todo salía bien, por lo que estrechó su mano aún con las dudas y el miedo bailando en su cabeza.

- Él es mi esposo Daniel y él es el jefe de seguridad y mi hombre de confianza, Alexein.- Presentó señalando a ambos hombres.

Daniel seguía mirándola incrédulo, mientras que el hombre intimidante y amargado del aeropuerto, del que ahora sabía se llamaba Alexein, sólo asintió en su dirección sin expresión alguna, a pesar que minutos antes sonreía.

¡Y que hermosa sonrisa!. Pensó.

Berenice se aferró aún más a la pierna de Aura, sintiendo que justo en aquel momento, algo estaba molestando a su madre. Aparte que no estaba agradandole ni siquiera un poco la mirada que aquel hombre sin camisa estaba dandoles, aún seguía molesta por el encuentro del aeropuerto y justo en aquel momento estaba cayendole peor.

- ¿Qué te pasó en el rostro?.- Dafne preguntó al ver el hematoma de un color violaceo sobre parte de su párpado y pómulo.

- Me lastimé hace algunos días con una puerta. Ya se curara.- Aura mintió de manera tan creible y natural, que nadie sospechó que aquello no era cierto. Estaba tan acostumbrada a mentir que ya todo le salía sin ningún tipo de esfuerzo.

Berenice apretó los labios con fuerza, queriendo gritar todas las atrocidades sufridas a manos de su padre, pero sabiendo que eso pondría en aprietos a su madre prefirió callar. Si su mamá no quería hablar ella tampoco tenía porque hacer todo lo contrario. Ella siempre apoyaría a su mamita.

- Casandra me dijo que buscas empleo.- Aura asintió.- Entonces bienvenida a la Familia Lamprou.

Aura se quedó de piedra por segunda vez en un momento: ¿Sólo así?, Sin entrevistas, preguntas, ¿Ni nada por el estilo?. Miró a Casandra y entonces supo por qué: por lo visto la opinión de la mayor en aquella casa valía mucho.

- ¿No... No me hará preguntas?.- Aura preguntó, viendo todo aquello de manera irreal.

- Confío en mi nana a ojos ciegos, por lo que si ella te considera de confianza, yo también lo hago.- Dafne respondió, mientras Casandra le sonrió dulcemente. - Sólo trata de no defraudar la confianza que ella a puesto en ti.

Aura les miró agradecida, sintiendo un nudo atorado en su garganta, más aún cuando sintió la mirada de Daniel sobre ella. Sabía que estaba molesto y decepcionado con ella, que seguramente aún anhelaba respuestas.

Ese día en el colegio le había dicho cosas que lo habían dañado... Pero al menos estaba a salvo y feliz, aunque no era a su lado.

- Le pediré a mi abogado que te prepare un contrato.- Aura desvío la mirada nuevamente hacia Dafne.- La educación de tu hija estará incluida, como también un seguro para ambas, alimentación y vivienda. Aquí nunca va a faltarles nada y cualquier gasto adicional corre por mi cuenta.

Aura no pudo hacer otra cosa más que asentir. Estaba muda de la impresión, todo le parecia un sueño... Un hermoso sueño del que no deseaba despertar.

- Mañana estarás aquí a las seis de la mañana para que conozcas a mis hijos, puesto que ellos se encuentran dormidos. El viaje los dejó agotados. - La rubia se sentó en uno de los sillones y le indicó a Aura y la pequeña hacer lo mismo, a lo cual la castaña negó.

- Estamos mojadas, se ensuciara.- Su voz fue un susurro, pero lo suficientemente audible para todos.

-Tonterias. Eso no importa.- Dafne le restó importancia, mientras veía como Alexein tomaba del brazo a su marido y lo llevaba con él. Los miró curiosa, pero ambos se fueron sin darle explicaciones. Dafne sólo se encogió de hombros y se dirigió a Aura nuevamente. - Siéntate por favor. - Ante la insistencia, Aura cedió.

- Requerire los documentos de tu hija para llevarlos al jardín para inscribirla. Las casas ya están equipadas con todo lo necesario y Casandra ya está enviando comestibles a la que será tu casa asignada.- Sólo fue entonces que la castaña notó la ausencia de la mencionada. - Aquí estarás bien. Nadie va a dañarte ni a ti ni a tu princesa, ¿Entendido?.

Aura asintió, estaba a punto de decir algo, pero Berenice se adelantó. - ¿Usted es una especie de Hada Madrina?.- Su voz sonó tímida y curiosa, haciendo reír a la mujer.

- No, pero puedo ser tu amiga si quieres. Por cierto, no me has dicho tu nombre. - Dafne recordó aquel detalle.

- Me llamo Berenice de Luca.- La niña dijo con orgullo mientras se ponía en pie y hacia una reverencia.

- Mucho gusto Berenice, un honor conocerte.- Dafne también hizo una reverencia.

- Bien. Dentro de unos minutos vendrá Cass por ustedes.- La rubia continuó hablando.- Tomense la tarde para descansar y acomodarse, mañana hablaremos sobre el contrato y si algo no te parece lo arreglamos.- La mujer se puso en pie, justo cuando Casandra ingresaba al lugar.

- Llevalas a su casa nani. Yo hablaré con Ares para lo del contrato.- Dafne le indicó antes de darse la vuelta y subir nuevamente las escaleras.

- Muchas gracias señora.- Aura por fin sacó fuerzas para dirigirse a ella.- Prometo no defraudarla.

Dafne se detuvo y la miró sonriente.-Confio en que lo harás mejor que las demás.

Tras aquellas palabras, Dafne se fue y Aura se quedó sólo con Casandra y Berenice, un poco confundida por las palabras de la mujer, más sin embargo, prefirió no hacer preguntas.

- ¡Vamos!. Tu nueva casa espera.-

Casandra se dió la vuelta y ellas no tardaron en seguirla, necesitaba estar a solas, ahora más que nunca necesitaba estar sola.

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