Aura despertó alterada, nuevamente aquellos recuerdos transformados en pesadillas volvían a atormentarla.
Se sentó en la cama y miró el pequeño reloj de pulsera que tenía sobre la mesita de noche. Eran las cinco de la mañana. Se levantó y miró por la ventana de su habitación. La llovizna seguía sin ceder, por el contrario: había momentos en los que se volvía más fuerte. - "You said that we would always be, Without you I feel lost at sea".- Su voz empezó a entonar aquella melodía que tanto le había gustado cuando la escuchó. -"Through the darkness you'd hide with me Like the wind we'd be wild and free. You, Said you'd follow me anywhere, But your eyes. Tell me you won't be there." -Miró hacia el cielo nublado de aquella mañana y su dulce y fina voz se unió al cantar de la lluvia. - "I got to learn how to love without you I got to carry my cross without you Stuck in a riddle and I'm just about to Figure it out without you And I'm done sitting home without you Fuck, I'm going out without you I'm going to tear this city down without you I'm going Bonnie and Clyde without you." - "Now I'm running away, my dear From myself and the truth I fear My heart is beating, I can't see clear How I'm wishing that you were here."- Berenice también se unió a su madre, quien simplemente sonrió al ver a su hija restregando sus ojitos aún con sueño. - "You, Said you'd follow me anywhere But your eyes. Tell me you won't be there I got to learn how to love without you I got to carry my cross without you Stuck in a riddle and I'm just about to Figure it out without you And I'm done sitting home without you Fuck, I'm going out without you I'm going to tear this city down without you I'm going Bonnie and Clyde without you. Aquella canción había llamado la atención de la chica, quien de inmediato se interesó por aprender inglés y así llegar a comprender su significado. Compró varios diccionarios y libros aprovechando cuando Fernando la obligaba a salir con él, lo que le ayudó a tener una visión más amplia de dicho idioma y Fernando al ver su entusiasmo no la detuvo, por el contrario, le puso una tutora especializada en el área. Aura aprovechó al máximo aquella oportunidad y junto a Berenice aprendieron todos los idiomas que Angélica fue capaz de enseñarles. Así fue como aparte del griego, español e italiano, aprendió también a hablar inglés, francés, portugués, alemán, mandarín y latín, incluso un poco de coreano. A pesar de que siempre estaba encerrada, cuándo Fernando la obligaba a acompañarlo a algún lugar, aprovechaba a tomar lo que deseaba sabiendo que el hombre jamás armaria una escena en público. - Me gusta mucho cuando cantas mami. Me recuerda al sonido de la brisa y supongo que así de tranquilo también debe ser el mar.- Berenice se recosto en el pecho de su madre, quien se había sentado en un pequeño taburete frente a la ventana. - Algún día iremos al mar y correremos descalzas por la arena. Te lo prometo.- Aura besó la cabeza de la niña. - ¿Me compraras palas y cubos para hacer un castillo de arena?.- Berenice preguntó ilusionada. - De ahora en adelante mi única misión será hacerte feliz y mamá trabajará duro para darte lo que pidas.- Aura miró a la pequeña con una sonrisa. - ¡Entonces sonríe mucho y vuelve a crear pulseras. Sé que te gusta mucho y te quedan muy bonitas!. Aura se quedó callada. Hacía mucho tiempo que la inspiración se había escapado de sus manos y no había vuelto a tocar su libreta de dibujos. Quizás, sólo quizás, era hora de dejar el miedo a un lado y volver a empezar de nuevo a perseguir sus sueños. - Lo haré mi amor. Ya cuando tengamos todo en orden y nos hallamos instalado por completo lo haré. Berenice abrazó nuevamente a su madre.- Tengo hambre mami.- La niña se tocó el estómago. - Bien. Ve a bañarte mientras yo me alisto y luego preparamos juntas el desayuno. ¿Vale?. - Vale mami.- Berenice chocó su pequeña manita con su madre antes de salir corriendo. Aura decidió alistarse, pues los nervios empezaban a enloquecerla y era mejor mantener su mente ocupada. Tenía que estar a las ocho en la casa principal, pues a esa hora llegaría el abogado para que firmara el contrato, y ya no a las seis. Tendría un trabajo formal. Revisó su closet y suspiró al ver que prácticamente no tenía mucha ropa para escoger. Sabía que no podría llegar demasiado lejos con maletas, por lo que tomó lo que consideraba indispensable. - Tendré que comprar algunas prendas, especialmente para Berenice. Entrará al jardín y no puede ir con la misma ropa todos los días.- Aura murmuró para sí misma, mientras sacaba un jeans desgastado y una sudadera ancha. Antes de salir de la habitación, sacó de un cajón los documentos de Berenice para llevarselos a Dafne, tal como esta le había pedido. Salió y llegó a la cocina dónde Berenice ya la esperaba impaciente. Prepararon el desayuno entre risas y después de comer y recoger todo, Aura se dirigió a la casa principal, mientras Berenice volvía a su habitación a dibujar en un pequeño cuaderno. Tocó el timbre al ver que nuevamente la llovizna volvía a convertirse en una fuerte lluvia, pues no quería terminar empapada y ensuciar el pulido piso del lugar. Estaba a punto de tocarlo nuevamente, cuando la puerta se abrió. Y ahí, de pié se encontraba Daniel, con ropa casual y luciendo más guapo de como lo recordaba. - Ares y Dafne te esperan en la sala. Buen día.- Daniel se alejó indiferente y Aura sintió un dolor sordo en su corazón. Trató de recomponerse y entró al lugar. Un ruido captó su atención. Giró su rostro a la izquierda y pudo ver a Alexein mirándola de una forma indescifrable. Aura agachó la cabeza y caminó de prisa, sintiéndose nerviosa. - Ya estás aquí.- Dafne se puso en pie y de inmediato le indicó que tomara asiento.- El contrato ya está listo, sólo falta que lo leas. Si algo no te parece sólo dilo. Aura tomó la carpeta que el hombre de mediana edad junto a Dafne le tendía y empezó a leerlo con detenimiento, pues siempre había oído que no debía firmar nada a la ligera por muy de confianza que fuese la persona. El contrato establecía que la casa que habitaba dejaría de ser suya el día que ella decidiera irse. También que contaría con un buen seguro médico y de vida patrocinado por su empleador. Los gastos escolares de Berenice también correrian a cuenta del empleador y los tres primeros meses se responsabilizaria también de la manutención completa de ambas, con un salario que a Aura le pareció demasiado alto. - ¿No cree que esto es demasiado?.- Aura preguntó al ver la suma de dinero que sería su salario. - Quiero que estés cómoda y a gusto y que no sientas deseos de irte. Quiero ayudarte y que puedas salir adelante.- Dafne sonrió, ocultando que también lo hacia porque su mirada era el reflejo de lo que era ella antes de Daniel y aquello sólo la empujaba a querer ayudarla más. Aura miró a Dafne y asintió. Tomó un bolígrafo y firmó el contrato sin dudar. Nada podía ser peor que lo que ya había vivido. - Bien, eso es todo. Si no hay nada más, me retiro.- El abogado se puso en pie. - Eso es todo Ares. Gracias y ¿Aura?.- Dafne la miró mientras estrechaba la mano del hombre.- Bienvenida a la familia Lamprou. Aura sonrió, sintiendo que por fin había encontrado su lugar en el mundo.Aura se levantó temprano. Por primera vez en mucho tiempo, había podido dormir muy tranquilamente y desde la hora que se le dió la gana, hasta la hora en la que su cuerpo decidio que era suficiente.Durmió como oso en hibernación, como no lo había hecho desde que su abuela había fallecido y el infierno empezó para ella.Miró por la ventana el cielo, dónde nubes oscuras se arremolinaban presagiando que el día sería igual de tempestuoso que el anterior. Un perfecto contraste con su mente que por primera vez estaba en calma.Se levantó despacio y se dirigió al baño, necesitaba una ducha fría para poder despertar por completo, ya que aún sentía su cuerpo un poco amodorrado y de ninguna manera quería llegar tarde a su trabajo. Estaba agradecida de que su horario comenzara a las ocho, podía dormir tranquilamente hasta las seis treinta y acostarse temprano si así lo deseaba, pues a las cuatro terminaba su horario de trabajo.Era una suerte que Dafne y Daniel se ocuparan de preparar al niño
El día no parecía que sería mejor que el anterior, llovía a cantaros y era difícil salir sin empaparse hasta el alma, aún con paraguas o impermeables incluidos.Alexein estaba en su habitación, cambiandose y preparándose para el día de los demonios que se les vendría encima. Su habitual traje negro ceñido a su figura y perfectamente planchado, ya se encontraba sobre su cuerpo.Justo cuando tomaba su billetera y celurar, dos toques en su puerta lo desviaron de su cometido.Se acercó de inmediato a abrirla, sólo para encontrarse a una hermosa Dafne en pijama, que definitivamente debería estar prohibida.Era sexy y corto, dejando al descubierto sus sensuales y bien formadas piernas, tenía el cabello alborotado, el rostro somnoliento y unos chupetes en su cuello que le provocaron dolor en su corazón, sabiendo el motivo de tales marcas.- ¿Qué pasa?.- Preguntó desviando la atención, pues sentía que se estaba ahogando.Dafne bostezo antes de responder.- No iremos a la empresa, el tiempo es
El mal tiempo no menguaba ni un poco, la lluvia seguía cayendo sin detenerse y los niños seguian sin ir a estudiar y los jefes estaban trabajando desde casa.Aura se quedó en su casa el resto de la semana, ya que Dafne había ordenado a todo el personal no salir, a menos que fuese estrictamente necesario, pues las calles estaban inundadas y muchas personas habían sido arrastradas por la corriente, varios postes de tendido eléctrico habían colapsado, complicando la situación. Observó como había quedado acomodada la ropa nueva que la rubia había enviado para ambas, como también los nuevos juguetes de Berenice. Era una excelente mujer, no cabía duda. Se alegraba de que Daniel tuviera tan magnífica pareja.- ¿Te quedarás aquí?.- Aura preguntó a la niña, quien armaba un castillo de princesas que Dafne había enviado.- Si mami.- La niña afirmó lo que ella ya presentía. - Bien. Si quieres algo buscame en mi habitación. Berenice asintió sin ver a su madre, concentrada en su tarea, por lo qu
Después de casi dos semanas, la lluvia por fin había cesado, sólo quedaba un aire frío y unas pocas nubes ocultando los tímidos rayos de sol que comenzaban a querer hacer acto de presencia. Alexein se preparaba para salir, pues ese día todo regresaba a la mayor normalidad posible, pues las clases de los niños aún seguían suspendidas, por lo que irían directamente a la empresa.Miró su camisa azul marino en el espejo, observando detenidamente la mancha que se encontraba justo bajo su clavícula, sacándole una mueca de insatisfacción. Odiaba la suciedad.Se la quitó de inmediato y tomó otra del guardarropa. Justo cuando estaba a punto de ponersela, dos toques en su puerta le hicieron para su labor.Fruncio el ceño, puesto que Dafne era la más recurrente en su habitación y nunca tocaba y Daniel que ya había aprendido de su esposa y de Casandra, por lo que no sabía quién podría ser, pues las de limpieza aún no pasaban. - Adelante.- No le puso importancia, y sólo deslizó la camisa por sus
Aura salió de la habitación de Alexein con un nudo en la garganta, sintiendo un ahogamiento que desde hacía mucho tiempo atrás no le acosaba.Su mente reproducía una y otra vez los golpes de su padre y de Fernando y al ver a Alexein de aquella forma... Realmente creyó que la lastimaria, más sin embargo... Cuándo sus brazos le rodearon fue como si por fin hubiese encontrado calma y seguridad. Hacía mucho que no sentía aquella sensación de que todo estaba bien.Bajó las escaleras casi corriendo, mientras limpiaba sus ojos y su rostro, tratando de que su voz no sonara rota por el llanto. Y entró en la cocina, dónde Berenice y Rafael ya comían su desayuno, mientras Dafne y Daniel esperaban a Alexein. - Bajará en un momento.- Aura informó en voz baja y la cabeza gacha, agradeciendo que su voz sonara normal.- Gracias Aura. Puedes tomar asiento y comer tu también.- Dafne le sonrió amable, mientras señalaba una de las sillas vacías. Aura asintió y tomó lugar en la silla indicada. Casandra
- Aura, ten.- Casandra le extendió un sobre.- Gracias.- Aura le sonrió a la mujer.- Te buscaré en unos minutos para que vayamos al centro de la ciudad a buscar tus cosas. No tardaré demasiado así que ve a cambiarte.- Casandra le devolvió la sonrisa antes de darse la vuelta y marcharse.Como si nada ya habían pasado tres meses desde que había abandonado España. Tres meses en los cuáles había podido dormir tranquila, sin miedo. Tres meses en los que su cuerpo se había recuperado por completo y en los que no habían aparecido nuevos moretones. Era fin de mes y Aura cobraba su salario. Estaba muy feliz, pues era bastante bueno y no tenía que depender de nadie. Además, cómo todos los gastos corrieron por cuenta de Dafne durante los primeros tres meses, había logrado reunir dinero suficiente para salir a comprar los materiales que necesitaba para poder comenzar con el diseño de joyas nuevamente. Esta vez no se daría por vencida.Aura salió de la casa principal por la puerta de la cocina
- Tía... Aquel día iba a preguntarte y espero no ser imprudente, pero, ¿A qué fiesta se refería la señora?.- Aura preguntó curiosa, mientras paseaba a Ariana por el jardín en su pequeña bicicleta.Eran casi las cuatro de la tarde, por lo que Dafne y Daniel no tardarían en volver. Aura había decidido salir al jardín a espabilar un rato, aprovechando que Berenice y Rafael ya habían terminado las tareas y jugaban alegremente con pequeños cubos de lego en la fuente que se encontraba justo frente a ellas.- ¡Oh!.- Casandra, que miraba unas rosas desvió su atención de inmediato.- Se refería al señor Lamprou y a Martha, la abuela de Daniel.Aquella distracción le costó un pinchazo en el dedo con una espina, por lo que no pudo ver el rostro desencajado de la joven.- El señor Lamprou se fue por un año de vacaciones a las islas del Caribe y si no me equivoco, vendrá dentro de dos meses, justo para el lanzamiento de la nueva colección de la empresa. ¡Sólo no se te ocurra decirle algo a Dafne!,
- ¿Has conseguido averiguar algo?.- Daniel preguntó, mientras veía a su esposa e hijos jugar en la piscina.- No mucho. Sólo que por lo visto ha huido de su casa y no quiere que su esposo la encuentre.- Alexein respondió con seriedad, sin revelar detalles.- Perdóname. Sé que para ti está siendo dificil tener que ocultarle cosas a Dafne.- El ojiazul lo miró de soslayo.- Yo... Yo me siento la peor persona del mundo, pero no puedo sólo contar mi parte de la historia. No quiero que quede como la mala del cuento sin siquiera tener la oportunidad de defenderse. Alexein asintió. Comprendía a Daniel.Y es que él sabía lo rencorosa que era Dafne y si se enteraba que Aura era quien había hecho tanto daño a Daniel, seguramente la odiaria y eso no podía permitirlo.No cuando por lo visto aquella chica había sufrido el doble el haber pronunciado aquellas crueles palabras. - Verás que podrán aclararse las cosas.- Alexein puso su mano sobre el hombro de Daniel.- No sé que habrá pasado exactamente