Alexein miraba por la ventana de su habitación como las enormes nubes grises, comenzaban nuevamente a agruparse, causando fantasticos remolinos que llevaban el olor de la tormenta impregnado en cada partícula, anunciando una nueva tempestad. Nubes grises como sus ojos, nubes grises como el revoluto de sensaciones que en aquel momento lo estaban ahogando.
Unas pequeñas y suaves manos acariciaron sus hombros desnudos, mientras besos húmedos eran repartidos a lo largo de su espalda. Todos sus sentidos se pusieron en alerta y una insólita rabia le nubló la razón. - Deberíamos aprovechar al máximo tú único día libre, ¿No crees?.- La voz sensual y acaramelada de Calipso llegó a sus oídos más como una punzada de dolor directo a su cabeza, que como una melodía tentadora a sus oídos. - ¡Vaya!, Que irónico que nos digan insaciables a los hombres, cuando tú nunca tienes suficiente.- La ironía era palpable en cada sílaba, definitivamente en aquel momento su humor era completamente nulo. - ¡¿Que demonios te pasa?!.- La mujer exclamó indignida cuando sin previo aviso, Alexein la empujó. Estaba a punto de hacer un berrinche por la poca atención que su acompañante le daba. Alexein se giró, viendo a la mujer vestida apenas con una braga de encaje y un sostén. Con un brillo asesino brillando en sus ojos. Era hermosa, admitía que Calipso era hermosa con sus pechos voluminosos, caderas amplias, un culo respingon y una cintura deliciosamente estrecha. Su rostro de muñeca con facciones finas, pómulos altos, labios carnosos y un cabello rojo como el fuego era la perdición para cualquiera, pero no para él. - Ya hemos hablado esto, espero no tener que recordartelo. Sabes que odio repetir las cosas dos veces.- Su voz ronca salió con toques peligrosos, haciendo que la mujer se encogiera en su sitio. - ¿Por qué?, ¿Que me falta para estar a tu altura?. Yo te amo y si te dieras una oportunidad segu... - He sido honesto contigo.- Alexein la cortó de tajo.- No insistas en lo mismo. Tienes un marido que te ama, y te da todo a manos llenas, ¿Si no te conformas con él, como vas a conformarte conmigo?. No me interesa ser tu amante, tampoco me interesa hacer de tu marido un mal chiste, así que mejor lárgate. Lo que pasó entre nosotros fue un error que ni muerto volvería a repetir. El hombre se dió la vuelta, listo para marcharse. - ¡Eres un cerdo Alexein!. ¡Ojalá tu vida sea miserable hasta tu último suspiro!.- La mujer se vistió de prisa y salió corriendo de la habitación, llorando tras el nuevo desprecio del hombre. Alexein suspiró cansado, maldiciendose por milésima vez el haber sido tan imbécil. Si aquella noche por un estúpido arranque de despecho no se hubiese emborrachado hasta perder la conciencia, probablemente nunca se hubiera acostado con aquella mujer, y ella no se creería con el derecho de meterse en su cama cada que se le daba la gana. Era guapa, pero definitivamente estaba lejos de ser su tipo. En realidad, ni siquiera tenía una idea de quien podría encajar con él, ya que a la única mujer que había amado, era a la rubia que se autoproclamaba su mejor amiga, una daga que no podía arrancarse del pecho. Fuera de ella, sólo había habido otra mujer que tenía la capacidad de llamar su atención de aquella forma, ninguna otra aparte de una mujer de ojos azules y cabellos castaños, con la que tuvo una noche de locos en una salida a Madrid y de la que no supo ni siquiera el nombre. Tan sólo una pulsera de oro fino era el recuerdo que de ella poseía y la inolvidable noche que pasó a su lado. A excepción de ellas dos, nadie, ni siquiera la hermosa y sexy secretaria de su jefa. ¿Acaso había algo mal con él?, No lo sabía, sólo sabía que sin dudarlo, si tuviese la oportunidad de estar un minuto con la rubia o si la vida le permitía volver a ver a aquella mujer de ojos azules, con gusto iría al mismo infierno si alguna de ellas se lo pedía. La rubia por ser su amor, y la ojiazul por ser la única que pudo borrar por unos momentos a Dafne de su mente y tal vez, sólo tal vez, también tuviera la capacidad de arrancarsela del corazón. Negó frustrado. ¿Cómo podía ser tan egoísta?. Definitivamente se estaba volviendo loco. No podía arrastrar a un ser inocente al fango que era su vida, apagar la luz de aquella chica con su oscuridad, arrancarle la inocencia jamás estaría en sus planes. (Aunque tan inocente no era, porque sus gemidos aún danzan por mi cabeza y aún siento fuego en mi piel con recordar sus caricias) Aquel pensamiento hizo que un escalofrío le recorriera entero. Definitivamente necesitaba una ducha de agua fría para calmar ciertas reacciones que no deberían estar ahí. Se metió al baño y sólo apagó la regadera después de sentir su cuerpo entumecido por el frío. Salió sólo con una toalla en la cintura, antes de elegir ropa deportiva y dirigirse hacia el gimnasio de la mansión. A pesar del frío, decidió dejar su torso desnudo, no le gustaba la ropa pegada a su cuerpo Aún seguía molesto y aquella era la mejor manera de sacarse toda la rabia que lo estaba ahogando por dentro. Decidido salió al pasillo, justamente cuando Daniel, Dafne y Casandra salían de la habitación principal. Él y Casandra eran los únicos de todos los empleados del lugar, que vivian en la mansión como uno más de la familia. Sus habitaciones estaban en la parte principal y podían acceder a cualquier parte de la casa sin problemas. - ¿A dónde vas semidesnudo?.- Dafne le preguntó. Seguramente sintió sus pasos y no dudó en girarse y analizar su vestimenta. - A entrenar. No mantengo este cuerpazo sólo por dormir.- Alexein flexionó uno de sus brazos, presumiendo sus músculos. - Pues de mucho no te ha servido. Sigues siendo un viejo solteron.- Dafne lanzó con burla, provocándole una cara de indignación. - Qué tu no me veas, no significa que no disfrute la vida.- Él le guiño un ojo haciéndola reír. - Cómo digas.- Dafne rodó los ojos, antes de girarse y tomar a su esposo del brazo. Alexein sintió un profundo dolor en el pecho, más sin embargo adorno su rostro con una risa socarrona. Siguió al grupo hacia la planta baja, más al descubrir que era para entrevistar a una candidata para el puesto de niñera. Bajaron las escaleras riendo, Alexein se agachó para amarrarse la agujeta del zapato, pero cuando su rostro se alzó y vió a la pequeña niña y a la mujer que antes le daban la espalda girarse, sintió que el piso temblaba bajo sus pies. Era ella... Era nada más y nada menos que la ciega hermosa de ojos tristes.Aura miró estupefacta a la hermosa rubia, la misma rubia que iba tomada orgullosamente del brazo de Daniel, pero aún con más estupefacción, al hombre sin camisa que caminaba justamente tras ellos.¡Definitivamente su suerte no había cambiado en absoluto!Daniel se quedó de piedra y sus ojos desbordaban auténtica sorpresa. Ocho años... Habían pasado ocho años desde que había visto aquellos ojos por última vez. Ocho años en los que se había preguntado una y otra vez que demonios había pasado. Ocho años en los que aprendió que nada es eterno. Ocho años en los que poco a poco su recuerdo se volvió tenue en su memoria... Más nunca se borró del todo.Aura pudo descifrar sin ningún problema cada uno de los sentimientos que empezaban a bullir dentro de Daniel, siempre lo había hecho y a pesar del tiempo... Al parecer aquello no había cambiado.-Hola, mucho gusto. Dafne Lamprou para servirte.- La melodiosa y dulce voz de la rubia la hizo desviar su mirada y volver nuevamente a la realidad, mir
- Quiero la verdad Daniel, es mejor que seas sincero o juro que lo voy a descubrir por mi cuenta.- Alexein amenazó a Daniel, apenas cerró la puerta del gimnasio con fuerza.Él no era un tonto, y sabía que algo se traían entre manos esa mujer y él. Había visto como esta lo miraba en el aeropuerto, con una mezcla de anhelo y melancolía, y en la casa, cuando habían sido presentados, Daniel ni siquiera articuló la más mínima palabra y sólo miraba a la mujer boquiabierto, mientras ella lo veía como si fuese el peor de sus tormentos.Lo había sacado de ahí antes que Dafne se diera cuenta de lo que estaba pasando, conocía perfectamente las inseguridades de esta y no quería que la estupidez de aquellos dos, avivara los pensamientos negativos que tanto mal le hacían.Daniel siguió guardando silencio. Durante todo el camino había tratado de sacarle información por las buenas y no lo conseguía, lo que empezaba a molestarlo, por lo que ahora lo haría por las malas de ser necesario. Justo cuando
Aura arrastró su pequeña maleta, mientras seguía de cerca a la amable señora, quien se veía bastante feliz de haberle conseguido un trabajo y un hogar. Y ella definitivamente estaba agradecida y estaría en deuda con la dulce mujer por el resto de su vida.Berenice miraba todo con genuina curiosidad y creciente asombro. El lugar era simplemente hermoso. Fuera de la casa principal, pero siempre dentro de la propiedad, se encontraban esparcidas varias casitas, que aunque pequeñas, estaban en excelente estado y se veían sumamente cómodas y acogedoras, con sus jardines y sus pequeñas fuentes.Casandra le había dicho que era una para cada empleado del lugar, ya que Dafne siempre solía contratar personas sin hogar, que estaban ahogadas totalmente en los vicios y la depresión, o que no tenían lo justo para vivir dignamente, justamente como ella en aquel momento. Se detuvieron frente a una pequeña cancela, a la cuál Casandra sacó llave al pequeño candado que esta poseía, abriendola para que a
Aura despertó alterada, nuevamente aquellos recuerdos transformados en pesadillas volvían a atormentarla.Se sentó en la cama y miró el pequeño reloj de pulsera que tenía sobre la mesita de noche. Eran las cinco de la mañana. Se levantó y miró por la ventana de su habitación. La llovizna seguía sin ceder, por el contrario: había momentos en los que se volvía más fuerte.- "You said that we would always be, Without you I feel lost at sea".- Su voz empezó a entonar aquella melodía que tanto le había gustado cuando la escuchó.-"Through the darkness you'd hide with meLike the wind we'd be wild and free. You, Said you'd follow me anywhere, But your eyes. Tell me you won't be there." -Miró hacia el cielo nublado de aquella mañana y su dulce y fina voz se unió al cantar de la lluvia.- "I got to learn how to love without youI got to carry my cross without youStuck in a riddle and I'm just about toFigure it out without youAnd I'm done sitting home without youFuck, I'm going out withou
Aura se levantó temprano. Por primera vez en mucho tiempo, había podido dormir muy tranquilamente y desde la hora que se le dió la gana, hasta la hora en la que su cuerpo decidio que era suficiente.Durmió como oso en hibernación, como no lo había hecho desde que su abuela había fallecido y el infierno empezó para ella.Miró por la ventana el cielo, dónde nubes oscuras se arremolinaban presagiando que el día sería igual de tempestuoso que el anterior. Un perfecto contraste con su mente que por primera vez estaba en calma.Se levantó despacio y se dirigió al baño, necesitaba una ducha fría para poder despertar por completo, ya que aún sentía su cuerpo un poco amodorrado y de ninguna manera quería llegar tarde a su trabajo. Estaba agradecida de que su horario comenzara a las ocho, podía dormir tranquilamente hasta las seis treinta y acostarse temprano si así lo deseaba, pues a las cuatro terminaba su horario de trabajo.Era una suerte que Dafne y Daniel se ocuparan de preparar al niño
El día no parecía que sería mejor que el anterior, llovía a cantaros y era difícil salir sin empaparse hasta el alma, aún con paraguas o impermeables incluidos.Alexein estaba en su habitación, cambiandose y preparándose para el día de los demonios que se les vendría encima. Su habitual traje negro ceñido a su figura y perfectamente planchado, ya se encontraba sobre su cuerpo.Justo cuando tomaba su billetera y celurar, dos toques en su puerta lo desviaron de su cometido.Se acercó de inmediato a abrirla, sólo para encontrarse a una hermosa Dafne en pijama, que definitivamente debería estar prohibida.Era sexy y corto, dejando al descubierto sus sensuales y bien formadas piernas, tenía el cabello alborotado, el rostro somnoliento y unos chupetes en su cuello que le provocaron dolor en su corazón, sabiendo el motivo de tales marcas.- ¿Qué pasa?.- Preguntó desviando la atención, pues sentía que se estaba ahogando.Dafne bostezo antes de responder.- No iremos a la empresa, el tiempo es
El mal tiempo no menguaba ni un poco, la lluvia seguía cayendo sin detenerse y los niños seguian sin ir a estudiar y los jefes estaban trabajando desde casa.Aura se quedó en su casa el resto de la semana, ya que Dafne había ordenado a todo el personal no salir, a menos que fuese estrictamente necesario, pues las calles estaban inundadas y muchas personas habían sido arrastradas por la corriente, varios postes de tendido eléctrico habían colapsado, complicando la situación. Observó como había quedado acomodada la ropa nueva que la rubia había enviado para ambas, como también los nuevos juguetes de Berenice. Era una excelente mujer, no cabía duda. Se alegraba de que Daniel tuviera tan magnífica pareja.- ¿Te quedarás aquí?.- Aura preguntó a la niña, quien armaba un castillo de princesas que Dafne había enviado.- Si mami.- La niña afirmó lo que ella ya presentía. - Bien. Si quieres algo buscame en mi habitación. Berenice asintió sin ver a su madre, concentrada en su tarea, por lo qu
Después de casi dos semanas, la lluvia por fin había cesado, sólo quedaba un aire frío y unas pocas nubes ocultando los tímidos rayos de sol que comenzaban a querer hacer acto de presencia. Alexein se preparaba para salir, pues ese día todo regresaba a la mayor normalidad posible, pues las clases de los niños aún seguían suspendidas, por lo que irían directamente a la empresa.Miró su camisa azul marino en el espejo, observando detenidamente la mancha que se encontraba justo bajo su clavícula, sacándole una mueca de insatisfacción. Odiaba la suciedad.Se la quitó de inmediato y tomó otra del guardarropa. Justo cuando estaba a punto de ponersela, dos toques en su puerta le hicieron para su labor.Fruncio el ceño, puesto que Dafne era la más recurrente en su habitación y nunca tocaba y Daniel que ya había aprendido de su esposa y de Casandra, por lo que no sabía quién podría ser, pues las de limpieza aún no pasaban. - Adelante.- No le puso importancia, y sólo deslizó la camisa por sus